Siempre quise hacerlo, pero nunca tuve el coraje.
Ni siquiera sé cómo lo hago ahora. Tengo miedo.
Pero aún más fuerte que el miedo, son mis ganas de huir.
Huir de aquí.
Huir de mí.
Cuando me incorporé, supe que algo debía cambiar.
Era yo, soy yo.
Te vi recostada en el sillón, con tu sonrisa burlona: contemplabas la nada.
Mi pecho se oprimía de una forma tan rara..
Hablaste.
Siempre dolían, tus palabras, tan crueles.
Tú no piensas, nunca escuchas.
Y aún cuando dije que me iría, seguiste ahí, inmóvil.
Y reíste, hermosa..
Ahora me pesan la espalda, los brazos, mi cuerpo tiembla.
Y corro.
Y mientras corro, lloro...
Y lloro en silencio.