Montse

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Dylan: ¡¡Montserrat!!

Pegué el grito, a lo que Montse se asustó y pegó un salto, para luego quitarse las lagañas de los ojos, aún medio dormida.

Montse: ¿Dylan...? ¿Ya es de mañana...?
Dylan: Levanta de ahí y vamos a casa.

De repente, al oír eso, sus energías volvieron.
Silvermuk sólo miraba en silencio, se la notaba incómoda, pero imagino que no entendía del todo la situación.

Montse: ¡¿Q-Qué?! ¡No! ¡Todavía tengo mucho trabajo y debo organizar todo para el siguiente concierto!
Dylan: Estabas dormida, ¿enserio crees que para empezar puedes hacer todo eso?

Señalé la enorme pila de papeles que habían en la mesa, a lo que ella frunció el ceño.

Montse: ¡Es mi responsabilidad y mi problema!
Dylan: ¡Deja de ser sólo tuyo cuando ni siquiera puedes estar despierta en clases!
Montse: Necesito seguir con esto... Hay tantas cosas que hacer... ¿Te parece que puedo descansar ahora?
Dylan: Me parece que DEBES descansar. No tienes que hacer esto so--
Montse: ¿Y quién va a ayudarme? ¡¿Tú?!

Ni bien dijo eso se tapó la boca.

Montse: Lo siento... No quise decir eso...
Dylan: Montse... Todo lo que me puedas decir no me importa. Esto no te está haciendo bien y... Te extraño...

Su mirada de preocupación pasó a una sonrisa más bien tierna.

Montse: Oh... Era eso...
Dylan: N-No. No es sólo por mí, no soy tan egoísta... Yo...--
Montse: No hace falta decir nada... Si es por ti...

Posó su dedo índice sobre mi nariz.

Montse: Podemos intentar mejorarlo.

Con una sonrisa sumamente bonita me dijo eso.
Dijo que no podía dejar de hacer esto, que era su responsabilidad. Pero acordamos que la ayudaría para que tuviera más tiempo.
Salimos juntos por la puerta, Silver esperaba del otro lado, al parecer salió de la habitación en algún momento.
Fuimos juntos caminando, ambas chicas tuvieron tiempo para conocerse.

Silvermuk: Entonces tú eres Montse, el roba postes me habló mucho de ti.
Montse: ¿Dylan? Oh, me alegro de ser de valor para él.
Dylan: Niña, ¿desde cuando me llamas "roba postes"?
Silvermuk: Desde que noté que tengo que romperme el cuello viendo hacia arriba para ver tu cara.

Sí que soy bastante alto, pero lo que esta enana está diciendo es una exageración.

Silvermuk: Imagino que él te habló de la perfecta niña exploradora sin igual que conoció hace unas semanas, ¿no, Montse?
Montse: Bueno... Sólo me dijo algo de una niña que no para de seguirlo de regreso a casa.
Silvermuk: Oh, él y sus chistes... ¡Jojojo!

Sin quitar su sonrisa me pateó la pierna con bastante fuerza. Dolió.

Dylan: ¡Ay! ¡¡Oye, niña de--!!
Silvermuk: *lo golpea en el brazo* No digas malas palabras.

La desgraciada aún seguía sonriendo, aunque podía apostar lo que sea que por dentro la sonrisa era de maldad pura.
Tuvimos que separarnos ya de ella, quedándome a solas con Montse.
Ella comenzó a hablar.

Montse: ¿Sabes?
Dylan: ¿Mh?
Montse: El día que te traje a empujones hasta tu casa... No fue exactamente porque estuvieras tarde. Simplemente me pareció divertido.

Me sonrió al terminar la frase.
Pues vaya concepto de diversión tan extraño.

Dylan: ¿No prefieres...? No sé, ¿jugar al tres en raya o algo así?
Montse: *risas* No. Simplemente fue algo muy divertido y chistoso al ver tu cara de no entender nada.
Dylan: Ya, no es que fuera a entender mucho.
Montse: Y... Estar tomados de la mano...
Dylan: ¡Mh--!

Ambos nos ruborizamos levemente luego de eso, ya sin poder apartar la mirada el uno del otro.
Casi como una maldición, el momento de separar caminos llegó.
Nos despedimos, yo fui a mi casa y ella fue a la suya.
No había nada que hacer, por lo que encendí la tele y me tiré en el sillón. Era un programa sobre carnes, carne de vaca, pollo, cordero, pavo, león...
Me dormí bastante rápido.
No recuerdo el qué, pero sé que al dormirme soñé con Montse y con... La niña...
Traté de no darle importancia a eso.
Me dolía la espalda, no les recomiendo dormir en un sillón.
Ya a la mañana siguiente, me levanté temprano para ir a ayudar a Montse, pero en el camino me topé a Silvermuk, quien de nuevo estaba vendiendo galletas.
Luego de saludarnos, una conversación se dio.

Dylan: Pues hoy sí quiero unas, Montse debe tener hambre.
Silvermuk: ¿Limón o chocolate?
Dylan: Chocolate.
Silvermuk: Vaya, el dulce del amor, Romeo.

Le dije que cerrara la boca a regañadientes.
Luego de que soltara una risa, me dijo que tenía algo para mostrarme y sacó un folleto.

Dylan: ¿Qué es esto?
Silvermuk: ¡Es mi nueva oportunidad para conseguir otra insignia! Es una carrera a pie de lo más simple, pero la gente irá a ver, ¿puedes ir?
Dylan: Si no estoy ocupado...

Me miró con una cara de perro triste. No me venció la ternura, sino el miedo a que se pusiera aún más insoportable.

Dylan: Está bien, iré.
Silvermuk: ¡Bien! Sólo recuerda evitar hablarme si mi madre está cerca.
Dylan: De acuerdo, aunque sólo tengo 15 para ser considerado pedófilo tan fácil.
Silvermuk: ¡Sólo evítala!
Dylan: Vale, vale.

Se retiró a continuar con la venta, a lo que seguí en mi camino, con la caja de galletas en las manos.
Llegué, Montse estaba esperándome, hasta arriba de papeleo. Joder, daba miedo de sólo verlo.

Nombre Clave: LAMLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora