— Clarissa, si no despiertas en este preciso momento te acusaré con, Jack.
Mi mejor amigo apretó mi mano, pero aún no me recuperaba del dolor en mi cabeza como para contestar o al menos abrir mis ojos.
Sus sollozos me alertaron, Matt, rara vez lloraba y menos si había alguien delante de él, así que poniendo todo mi esfuerzo abrí mis ojos, aunque sentía mi cabeza martillar.
— Estoy bien mi príncipe —dije débilmente.
— Te odio, te odio —solloza— si yo no hubiera llegado, tú... —niega con su mirada inundada en lágrimas.
— Nada hubiera pasado porque no planeaba tirarme.
— ¡No es cierto! —grita llorando— llevas casi un mes entero siendo egoísta no sería ninguna novedad que lo fueras ahora.
— Matt —digo en advertencia.
— No, Clary, tú no eres la única que sufre, Jack, es como mi hermano y hago lo mejor que puedo para estar en dos lugares es al mismo tiempo, tratando de no perder la esperanza.
— Matt...
— Déjame terminar —acerca mi cuerpo aún más al suyo— en esta vida no todo se trata de ti y tu dolor, podemos sufrir juntos, pero tú has decidido cerrarte y abandonar todo, sin pensar en mí o incluso en Jack —toma aire— te odio por ser una inconsciente y estar en el borde y...
Lo estrecho entre mis brazos, aún me encontraba ahí, con él en medio de la marea de sentimientos que ambos guardábamos en nuestro interior y que tenía razón al decir que solo me encerraba evadiendo al resto.
Eran amores distintos, con diferentes grados de intensidad, pero nuestro destino siempre se resumía a esa pequeña palabra de cuatro letras, insignificante para todo lo que abarcaba y comúnmente conocida como amor.
— Lo siento tanto —limpio sus lágrimas— pero tienes que creerme cuando te digo que no planeaba dejarte sólo, solo deseaba sentirme libre de nuevo.
— Lo extraño tanto, Clary —Solloza— has que despierte ya no quiero que sigamos siendo sus sombras.
— Despertará, Matthew, así que no pierdas la esperanza porque yo pienso aferrarme a ella.
— Es lo único que nos queda, Clary.
Nos fundimos en un abrazo cargado de sentimientos y lágrimas, Jack, tenía razón, Matt, aún seguía siendo ese pequeño niño perdido atrapado en el cuerpo de un hombre. Su amor por Jack era tan grande como el mío y aunque mi dolor seguía ahí, no podía abandonarle con su dolor a la suerte, le entendía y por esa razón ambos necesitábamos encontrar la forma de dejar de ser sus sombras.
En cada inseguridad, cada tristeza, cada caída él estaba y aunque no podría ocupar su lugar, debía intentar vivir fuera del dolor, por él.
Porque, Jack, era luz, una a la que debía pedirle una disculpa cuando finalmente regresara a mí a pesar de mis niñadas e inseguridades como las que le deje ver en un paseo que hicimos hace algún tiempo.
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Frágil [1° Trilogía Puntos De Quiebre ]
Romance[BORRADOR, SIN EDITAR] Cuando la vida te arrebata sin previo aviso la felicidad no puedes más que sentirte «frágil»