DIA 3

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Los intensos ojos verdes de Edward revisaban minuciosamente cada mínimo detalle de la habitación, cada hilo, cada nota, cada letra. Todo lo revisaba con extremo cuidado en busca de cualquier imperfección que destruyera su estructura. Esa era probablemente una de sus mayores debilidades, la perfección, ese extremo deseo que todo estuviera perfecto, sin ningún error ni problema.

Caminaba alrededor del lugar tocando con cuidado los hilos y leyendo las notas, cada una de ellas con acertijos o mensajes escondidos ayudándole a conservar la poca cordura que le quedaba.

Y mientras tanto, Emily abría la puerta con dificultad.

Por primera vez en casi un mes había despertado en una cama con ropa nueva y el cuerpo relajado. Sin embargo, cuando se dispuso a colocarse los lentes para ver la hora, se preocupó al no encontrarlos.

Privada de su visión, tanteando todas las paredes con la esperanza de no tropezar, de alguna manera logró llegar hasta la habitación de los hilos apoyándose en la puerta con la vista borrosa.

—¿Edward? —preguntó viendo la figura verde borrosa en el suelo.

—Buenos días, Emily —habló Edward acomodando una nota—. Espero hayas dormido bien.

—Lo hice, gracias. ¿Y tú lograste descansar o te quedaste aquí toda la noche? —respondió Emily tanteando frente a ella para no chocar con los hilos—. ¿Has visto mis lentes? No veo nada.

—Los tiré a la basura mientras dormías —respondió Edward con tranquilidad—. Estaban rotos y no es bueno para la vista ver con cristales quebrados.

—Pero ahora no veo nada —suspiró Emily llevando inconscientemente una mano a donde sus lentes normalmente estaban, acción que no pasó desapercibida por Edward.

—¿Trastorno obsesivo compulsivo? —preguntó mirándola de reojo mientras se levantaba del suelo.

—Algo así —respondió avergonzada—. Tiendo a acomodarme los lentes a cada rato, lo hago desde pequeña.

—No te deje sin lentes, si es lo que te preocupa —Edward se acercó a la mesa esquivando los hilos y agarró unos lentes que se encontraban sobre ésta para después sujetar la mano de Emily entregándoselos—. Son iguales a los tuyos, me tomé la libertad de examinarlos antes de tirarlos. Por suerte, incluso me atrevo a decir casualidad, tenía unos guardados. Tienen el mismo aumento.

—¿Utilizas lentes? —preguntó Emily tocando el marco negro superior.

—Utilizaba. Ya no —Nygma se volvió a sentar en el suelo dándole la espalda con un suspiro mirando las notas—. No más.

Prefiriendo no cuestionar esas palabras, Emily se colocó los lentes parpadeando repetidamente para acostumbrarse a la claridad con la que se enfocaron las cosas.

—Gracias, Edward —susurró acomodándoselos.

—De nada, Emily —respondió Edward con una sonrisa.

Si tan solo Emily hubiese visto esa sonrisa...

Emily hacía todo lo posible por no molestar a Edward durante su estancia ahí, especialmente cuando él se encontraba en ese extraño estado de concentración en el que se encerraba en la habitación de los hilos por horas.

Y casualmente siempre sucedía después de la "hora mágica".

Ese día no fue la excepción...

Como todos los días, se había sentado frente a las pantallas mientras Emily se sentaba en un mueble cercano, alejada de la vista de la cámara. Había explicado la situación actual de la ciudad ante las personas que lo miraban y una vez más los ciudadanos se habían quedados estáticos esperando que alguien más se ofreciera por ellos.

Zero Year •|Edward Nygma|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora