Cero: Entonces... ¿en qué quedamos?

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—Entonces, —Añadió Gumball a la conversación—. ¿Me repetís la hora y el sitio?

—Pero, Gumball —Protestó Darwin—. Lo acabamos de hablar ahora mismo. ¿Por qué lo preguntas de nuevo?

—Yo, eh... No sé, es como si me faltara algo. Cómo si algo no lo hubiese sabido aún y... SABEIS, —Agitó la cabeza—. en realidad no importa. Solo decidlo otra vez y ya está.

—Pues, hemos decidido, —Le respondió Masami—. Que la fiesta sería a las cuatro de la tarde hasta las doce de la noche, del día...

—¿Hasta las doce de la noche? —Gumball no estaba muy convencido.

—Sí, ¿algún problema? —Se interesó Masami.

—¿No somos un poco... pequeños aún para estar tan tarde? —Darwin también opinó—. Solo tenéis trece años, y yo apenas once.

—Ah, yo iba a decir que era demasiado pronto, pero ahora veo que no... —Sonrió nerviosamente el gato azul.

—Ya veo... —Carmen intervino—. Pues arreglado, a esas horas del día 24 de junio.

—¿Y el lugar? —Alan no se acordaba tampoco.

—En el local de festivos de Elmore Street. Creo que era el bloque 07.

—De acuerdo, ahora sí me he aclarado. —Afirmó Gumball—. Podéis dejar de considerar corta mi memoria. (Sería bastante reconfortante.) —Puso un extraño acento a la última frase.

—Qué rarito. —Exclamó Susi.

Gumball resopló y sacudió la cabeza.

—No soy rarito, estaba bromeando.

—Lo que digas. —Susi seguía implacable.

—Pues nos vamos a casa. ¿Verdad, Darwin?

—Yo, uhh... ¿qué has preguntado? —Se llevó una mano a la cabeza.

Gumball puso los ojos en blanco.

—Que si nos íbamos, el ambiente está un poquillo tenso.

—Eh, si quieres... —Luego se lo pensó mejor—. Ey, espera, no. Yo me quedo aquí.

Miró a Carrie como un bobo, y ella se sonrojó.

—¿Que te quedas? ¿¡POR QUÉ!? —Gumball se estaba irritando.

—V-vale, vale, y-ya voy. Pero no te alteres, que no es para tanto... —Darwin se alejó fastidiado.

Gumball, satisfecho de sí mismo, le siguió. Los dos caminaron por la calle.

—¿Por qué has hecho eso? —Sollozó Darwin.

—¿El qué? —Preguntó Gumball.

—El arruinar mi vida amorosa. —Siguió gimiendo el pez.

—Awww, te refieres al marcharnos porque llegamos tarde a casa para que mamá no nos eche la bronca... —El gato miró hacia arriba—. Si, seguro que son lo mismo.

Llegaron a casa y lo primero que hicieron fue mirar el calendario. 23 de junio. Quedaban dos días para la fiesta, dos días para prepararse y equiparse, listos para la mejor fiesta del curso. Preparados para algo que no olvidarían en toda su vida.

No simplemente por el aspecto bueno...

El juego (El asombroso mundo de Gumball) -Portada En Proceso-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora