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Los rayos del sol atravesaban el cristal de mi pequeña ventana, las manecillas del polvoriento reloj que colgaba de la pared toda rasgada marcaban las seis de la mañana, tendría que prepararme para ir al colegio; me duché y desayuné para luego tomar rumbo al bendito Instituto.

Mi jornada transcurrió de la misma forma aburrida que siempre, lo único interesante en mí día a día es visitar la peculiar biblioteca del pueblo.

Cluj Napoca, es el pequeño terruño donde resido desde hace un par de años, actualmente cuenta con 706.905 habitantes; es más conocido por estar rodeado de diversos bosques, pero el más distinguido de todos es Hoia Baciu ¿Por qué? Por las absurdas historias que crearon los pobladores insinuando que allí habitan seres mágicos: vampiros, hombres lobos, etcétera .

Continuando con mi relato sobre la biblioteca y dejando de lado las fantasías, la profesora nos había dejado como tarea hacer investigaciones. Al llegar al lugar encontré a la señora Oana con su carismática expresión de poco amigos.

—Buenas tardes, señora Oana —saludé de la forma más cortés posible, pero no conseguí más que una mueca de desagrado—. Quería solicitar su ayuda, si no es mucho pedir —insté sarcásticamente.

Lo único que obtuve de su parte fue un murmuro, sonreí pacientemente y abrí mi libreta donde tenía apuntada el nombre del libro que debía de utilizar.

— ¿Podría decirme en qué estante se encuentra el libro de Biología molecular? —pregunté esperando una respuesta. Ella lo único que hizo fue apuntar hacia la zona más apartada de la biblioteca, suspiré y me encamino hacia allí sin decir ninguna otra palabra.

Un pequeño dato sobre este pueblo, es muy escaso encontrar personas amables; el motivo, no lo sé.

Comencé a buscar con la mirada el dichoso libro hasta que después de varios minutos lo encuentro; era bastante grande que no podía sacarlo del mueble porqué el espacio era pequeño, con mucha fuerza logré retirarlo, pero al parecer rompí el estante; traté de arreglar mi desastre, no obstante encontré un pequeño libro de color azul oscuro, la tapa tenía grabada un título poco legible, sin dudarlo lo puse encima del ejemplar de biología y lo guardé en mi mochila.

Solicité el préstamo de dos libros y caminé hasta mi casa, toda la tarde estuve trabajando duro con la investigación hasta que se hizo bastante tarde y decidí dormir.

Repentinamente un golpe bastante fuerte me sobresaltó, busque en todos lados de dónde provenía el ruido y encontré aquel libro tirado en el piso, bajé de la cama y tomé el ejemplar poniéndolo en su lugar, estaba dispuesta a dormir nuevamente hasta que oigo otro golpe, volteé y el libro estaba abierto, las páginas comenzaron a cambiarse de atrás para delante y algunas de ellas salían volando por la habitación, solté un grito ahogado de susto cayendo al borde de mi cama, pretendía que mis padres se percatarán de que me encontraba en una situación extraña, pero no obtuve repuestas; las carillas hicieron un remolino dando forma de una silueta, comencé a parpadear desesperadamente tratando de comprender lo que estaba apreciando.

—Por favor no te pongas a gritar, es irritante. —murmuró aquel hombre de apariencia pálida. Tapé mis labios tragando cualquier grito que podría salir de mi boca. —quiero ir directo al grano. —avisó acercándose a mí, a medida que se aproximaba yo me alejaba.

— ¿Quién demonios eres? — pregunté con mucha dificultad. Él hizo un pequeño sonido negando con la cabeza.

—Soy muy bueno, como para ser el demonio, niña. —comentó con una leve sonrisa.

Tragué saliva y tome valor para conseguir información de parte suya.

— ¿Qué quieres de mí? —cuestioné titiritando de miedo.

—Desde éste preciso momento, estás conectada a este libro. —explicó con la sonrisa más perversa que pude haber visto en mi vida, lentamente se acercó a mi extendiendo su brazo derecho, me quedé perpleja no comprendía lo que acaba de decirme, apoyó su dedo índice en mi frente; con aquel contacto sentí una corriente, comencé a sentirme más débil y la vista se me nublada, las hojas comenzaron a ubicarse dentro del libro y el hombre desapareció instantáneamente.

De apoco iba perdiendo el conocimiento y no paraba de cuestionarme ¿Quién era aquel sujeto? ¿A qué se refería con estar conectada?

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"Cree sólo en la mitad de lo que veas y en nada de lo que escuchas".

Irina Albu: El Bosque Hoia Baciu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora