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Emiliana

Tenía más de media hora fuera de casa observando el auto que estaba allí, no terminaba de asimilar que era completamente mío.

— Ay cariño, ni yo termino de aceptar que ese hombre te ha regalado semejante auto.

— Ni yo, madre... – Colocó sus brazos alrededor mío y apoye mi cabeza en sus hombros.

— Preciosa, debo de decirte algo... Ven.

Al frente de la casa, habían varias sillas que mamá siempre había dejado allí para observar las estrellas. Costumbres que teníamos con mi padre.

— Sí realmente ese hombre te tiene tan enamorada... ¿Por qué no se lo dices?

— Mamá, no se si siente lo mismo – Me encogí de hombros al ver su cara.

— ¡Emiliana Grace! – Su voz sonó tan fuerte que me asusto – ¿Por qué piensas así? Además de comprar semejante auto, mira todo lo que planificó ayer para ti.

— Lo sé, y estoy agradecida... Pero madre, los euros le llueven...

Era mejor que me callara antes que a ella se le incorporará chucky y me quisiera asesinar. Su cara ya lo decía todo.

— Emiliana, aunque a un hombre le lluevan los euros no hará esto por la primera mujer que vea... ¿Qué sucede cariño? Algo me escondes, tú no sueles ser así.

— Mamá, estuvo divorciado... ¿Y si eso significa que no es tan dado en el amor? Aunque me comentó que también se divorció porque ella le fue infiel.

— Pequeña, existen parejas que se han divorciado porque uno de ellos dio más amor que el otro... No puedes suponer que el es mala persona porque su primer matrimonio se ha roto, no cuando no sabes la historia completa.

— Realmente me gusta, mamá.

— Se te nota, Emiliana. Mi consejo para ti es, que si lo quieres tanto, no permitas que se disuelva como arena entre tus dedos... Díselo, a veces a nosotras nos toca dar el primer paso si realmente queremos eso.

El consejo de mi madre me dejó pasando el resto del día, y aún más porque hoy lo volvería a ver. Tenía la invitación a una de esas fiestas lujosas a las que siempre asiste y me rogó porque lo acompañara. No era ni tan mala idea, así como el conocía a mi círculo de amigos, yo debía de conocer el de él.

/-/

El vestido me quedaba de ensueño, me costaba asimilar que la del espejo era yo. Con cinco kilos de maquillaje y el cabello bien armado, pero era yo. Estos veinticinco años si que me hacían justicia, además del gimnasio y los pilates.

— Cariño, Malcolm esta abajo esperando por ti.

— ¿Cómo me veo? – Me voltee hacia ella.

— Te ves fantástica, Emiliana – Sus ojos se llenaron de lágrimas rápidamente – Cuanto quisiera que tu padre estuviera aquí y viera la mujer que eres hoy.

— Quisiera lo mismo, mamá...

Cambie rápidamente el tema, se que ambas terminaríamos llorando y no arruinaría el maquillaje en el que tanto me había inspirado. Baje las escaleras con prisa, no quería que Malcolm siguiera esperando.

— No vuelvas tan tarde, Emiliana – Hablo mamá desde las escaleras – Y si no dormirás aquí, notifícalo.

Le guiñe un ojo y salí rápidamente de la casa. Malcolm estaba arrecostado al imponente Audi, y se veía extremadamente guapo. Su traje negro con camisa blanca, lo hacía ver más atractivo de lo que ya es. Y si que adoraba como le quedaba la pajarita negra.

Amores peligrosos pero adictivos • ¡PAUSADA! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora