Into cigarettes and alcohol

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—Y entonces nos fuimos cagando leches, te juro que pensé que no pasábamos de allí. Joder, ¡tenías que haber estado con nosotros!

ChangKyun sonrió levemente por el entusiasmo con el que JooHeon le estaba contando su anécdota del día anterior, pero en realidad no le estaba prestando demasiada atención. Inspiró el aire nocturno y por fin habló.

—¿Para qué querías que estuviera allí? —inquirió apoyando la cabeza sobre el muro de cemento, dándole una calada al cigarro que le había liado su mejor amigo. El chico de desordenados cabellos castaños se colocó frente a él, haciendo aspavientos con las manos de una manera muy característica suya: ChangKyun se preguntó por qué siempre que JooHeon hablaba, parecía que estaba rapeando.

—Porque te hubieras cargado a esos capullos sin pestañear. MinHyuk no tuvo las pelotas para hacerlo, y por eso nos fuimos como unos cachorritos asustados —explicó cabreado. Desde que ese tal MinHyuk se había unido a su banda, solo había estado causando problemas—. Ese gilipollas ni siquiera sabe cargar bien un arma.

—Te recuerdo que no pusiste pegas a que ese niño saliera con nosotros.

JooHeon soltó un escupitajo con una mueca de asco y ChangKyun suspiró mirando al lado contrario, fumando tranquilamente y sabiendo que su amigo iba a empezar enrollarse.

—Eso fue porque no le conocía. Cada vez somos menos, me importa una mierda quién se una, pero no putos inútiles como él. —Con frustración, JooHeon volvió a apoyarse a su lado y se apartó sus cadenas doradas, buscando dentro de su camisa colorida papel de liar y pegando un bufido de frustración cuando no lo encontró—. Si hablases con HyunWoo, él podría...

—Olvídalo. Paso de molestarle con ese tema —le interrumpió ChangKyun pasándose los dedos por sus cabellos negros. Sabía que JooHeon le iba a pedir el favor de hablar con el jefe para echar a MinHyuk, pero eso a él no le incumbía—. Si quieres jugártela tú, adelante.

—Eres un cabrón.

—Gracias —suspiró ChangKyun dejando salir el humo hacia arriba. Unos desagradables pinchazos de su cabeza se intensificaron cuando JooHeon siguió hablando, y el tabaco empezó a dejarle un mal sabor de boca; llegó un punto en el que se cansó de escucharle despotricar contra MinHyuk y tiró el cigarro al suelo—. Dios, cállate ya. Te vi más de una vez mirarle el culo a ese niño, así que cierra la puta boca, marica.

—¿Quién es el marica aquí? —respondió JooHeon, fingiendo estar ofendido. ChangKyun jugó con su mechero negro, encendiéndolo y apagándolo para distraerse—. Tengo buen gusto, no como tú. Joder, ¿te acuerdas de cuando ese HyungWon te emborrachó para meterte mano? —dijo más animadamente, dándole un golpe en el brazo.

—No me acuerdo —respondió sin mirarle, atento a la llama de su mechero. Aquella debía de ser la millonésima vez que JooHeon utilizaba esa anécdota en su contra y, preparado para lo que venía, ChangKyun puso los ojos en blanco en cuanto su amigo abrió la bocaza de nuevo.

—Poco más y te come la polla en el coche. En serio, nunca debiste haberte fiado de ese tipo.

—Éramos putos compañeros en la autoescuela —aclaró ChangKyun cada vez más molesto—. Me dejaba copiarle todos los test.

—Y cómo se lo agradeciste. ¡Oh, sí, HyungWon! ¡Fóllame en el coche! —se burló JooHeon poniendo una voz aguda. ChangKyun estaba a punto de pegarle un puñetazo; para calmarse, cogió un cigarro de la cajetilla que había comprado en una tienda barata cerca de su barrio. No se comparaba con los porros que liaba JooHeon, pero era mejor que nada.

Se lo llevó a la boca y lo encendió, inspirando el adictivo humo y echándoselo en la cara al castaño.

—A veces me pregunto qué he hecho mal en la vida para acabar todas las noches en esta mierda de esquina contigo.

NEVER [WonKyun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora