Capítulo Único

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Una noche como cualquier otra en la bella ciudad parisina, mientras las gotas de lluvia hacían presencia.

La mayoría de los habitantes dormían plácidamente, ya que aquella lluvia venía demasiado bien para calmar un poco el verano intenso.

Todos estaban es sus casas en sus actividades normales. Todos excepto uno.

El chico rubio se hallaba contemplando la lluvia a través de la ventana, recordando una imagen en una especie de dejavu.

¿En serio tuvo que perderla para darse cuenta de lo que él sentía?

La lluvia lo único que hacía era hacerlo sentir aún más mal de lo que ya estaba, ya que en un clima así se convirtieron en amigos y en un clima así, él la rechazó. Por idiota.

—Quería que supieras, solo estaba tratando de quitar la goma de tu asiento. Te lo juro— la chica lo escuchaba atentamente.

Un trueno hizo presencia al momento en el que ella tomó el paraguas que él le tendió, dando inicio así a una bella amistad.

El tiempo pasó, la azabache intentaba declararse. Ella se enamoró de él cuando le dio su paraguas. Un simple gesto que jamás olvidaría.

Un buen día, a la salida del instituto, tras quedarse en la biblioteca para terminar unas tareas y él saliendo de clases de esgrima, coincidieron.

Él esperaba a que la lluvia cesase en la entrada del instituto. Ella se acercó hasta él, con los nervios a flote, ya que ese día se había puesto la meta de declararse.

—Hola, Adrien— saludó parándose a un lado de él.

—Hola— ladeó la cabeza para verla —¿Aún sigues por aquí?— preguntó algo sorprendido.

—Me demoré en la biblioteca— contestó ella mirando sus manos.

Quedaron parados por un buen rato, en silencio, tan solo escuchándose las gotas de agua caer sobre la ciudad.

—Adrien..— llamó ella cortando con el silencio.

—¿Sí?— el susodicho la contempló.

—¿Puedo decirte algo?

—Puedes decirme lo que sea— contestó con una sonrisa, logrando que los nervios se acrecentaran en ella.

Ella tomó las manos masculinas y lo miró a los ojos, reuniendo todo el valor posible.

—Le he dado muchas vueltas a esto y...me he decidido a que tú tienes derecho de saberlo— respiró hondo bajo la mirada confundida del rubio —Yo...— tragó saliva —Estoy enamorada de ti.

Él se quedó estático, no sabiendo como reaccionar. Solo dejó salir un impulso.

—Yo...lo siento —¿Sentía que?

Algo en el interior de la muchacha se quebró al oír aquello.

—Descuida— secó con su brazo unas lágrimas —Yo sabía que algo así pasaría y aun así corrí el riesgo— bajó la mirada.

Él quería hablar, pero sentía que todo lo que dijera solo la haría sentir más mal.

La muchacha dio media vuelta y bajó las escaleras, importándole poco la lluvia que la empapaba.

Y desde ese día no volvió a verla.

Había ido a su casa, sus padres solo le dijeron que se había ido del país, y que encomendó que no dijeran para dónde había marchado.

Contemplaba la lluvia mientras algunas lágrimas descendían.

La extrañaba, demasiado.

Se sentía un completo imbécil, sin siquiera saber el paradero de la fémina, ya desde hace dos años.

Dos años eternos.

Pero a veces la vida te da una segunda oportunidad, aunque creamos no merecerla.

No sabía si era asunto de su imaginación o es que ya se estaba volviendo loco, pero vio una silueta femenina cruzar la avenida mojada, bajo un paraguas.

¿Qué hacia una joven a esas horas de la noche?

Logró ver que al cruzar al otro lado, la chica se resbaló en la acera, cayendo.

No sabía por qué, ni cómo, pero salió disparado a la calle con intenciones de ayudarla.

Acudió a ella, quien estaba intentando levantarse, pero debido a que la calzada estaba resbaladiza, se le dificultaba el trabajo.

Adrien se acercó a ella, con cuidado de no caerse.

—¿Te ayudo?— preguntó tendiéndole una mano, aun sin verla a la cara.

La fémina tomó la mano amiga, sin verlo a la cara.

—Grac...— levantándose, dirigió su vista a él.

Un azul cielo y un verde esmeralda se encontraron, haciendo que sus corazones latieran frenéticamente.

—Mari...— sumido en una mezcla de emoción, tanta añoranza sentida en estos tiempos, estrechó el cuerpo de la mujer, abrazándola.

Ella había vuelto, no volvería a soltarla nunca. Jamás.






Estaba lloviendo y...¿Saben que la lluvia es una de mis fuentes de inspiración? Pues si no, les comento que sí :3

Espero que les haya gustado ;)

Tonight [AU-ONESHOT] (ADRINETTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora