Ana está en su cuarto, en su cama, cubierta por su cobija de unicornios hasta la barbilla. Ella tiembla, está asustada porque una sombra se acerca a ella.
Usando su cobija como escudo protector, se cubre completamente.
*Un monstruo* piensa Ana con ese temor intenso que solo sienten los niños de 8 años.
-Ana, hija, no temas, soy papi -se escucha a una voz decir.
Ana se descubre y lo ve mientras este se sienta en su cama.
-Soy yo, cariño.
Y en efecto es él, es su padre.
-No tengas miedo -dice mientras mete su mano por debajo de la sábana.
Ana se pone rígida y con una voz carente de toda emoción dice 'Papá' mientras una lágrima amenaza por escaparse de uno de sus ojos y siente la fría mano de su padre aventurar por su muslo.
-Soy yo cariño -repite el padre.
*Sí, eres tú* piensa Ana *los monstros no existen, pero mi padre es un monstro*.