Adiós

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El silencio en la habitación era algo que Laiden de verdad apreciaba, sobre todo por el inminente dolor que le martillaba en la cabeza.

Las cortinas de un pálido celeste revoloteaban con ayuda del aire que entraba por el enorme ventanal que se abría a sus espaldas, justo detrás de la cama y por el cual sobresalía la cabeza de Plegaria, en espera, como un acuerdo mutuo en aceptación al ritual.

-Tio Laiden ¿verás a la tia Ala pronto? -la niña que hablo era Zyeh, una de las hijas de Needle, la menor.

El rostro de Laiden reveló una expresión de ternura que solo dejaba salir con la pequeña, quien, de hecho parecía tener mayor preferencia hacia él que hacía su propio padre.

-Si Mariposa - la mencion del apodo que le había puesto el propio Negal por sus extraños ojos multicolor hizo que la niña sonriera entre lágrimas. En parte feliz de que (como él le había contado) su preciado tio pudiera reunirse al fin con su amada Ala Eugene, como les había prometido Dinna "la diosa de la muerte humana" años atras.

La niña de cabellos rubios sorbio un poco. Tenían ocho años, era la menor de tres niños, sus cabellos era de un rubio encendido que muchad veces habia hecho que Laiden peinara hasta el punto en que el gran mago habia aprendido a atrenzar incluso con los ojos cerrados, su parecido con Ala era sorprendente. Pero a pesar de su inocencia sabía que el tio Laiden estaba por morir.

Claro, todo el reino lo sabia. El propio rey aguardaba casi a los pies de la cama, acompañado por su "sombra" y madre de Zyeh, quien ahora consolaba a un lloroso Needle. Ether estaba también ahí,  junto a Negal, Cobby, Krist y Kenia. Muchos de sus tenientes y generales esperaban más atrás. Allyes en cambio estaba casi a la cabecera, al lado de su esposa, Calle y con sus dos hijos (uno de quince y otro de diez) esperado.

Ya había pasado un mes desde que Laiden fue herido de gravedad por proteger al rey de un complot en su contra, y la verdad era que él debería haber muerto en ese mismo instante, pero gracias a la magia antigua de brujos y elfos había logrado sobrevivir el tiempo suficiente como para dejar sus asuntos resueltos, aunque  postrado en cama.  Fue en ese mes que ni Zyeh ni Calian (el menor de los hijos de su hermano) se separaron de él,le rogaron por historias, intercambiaron anecdoras divertidas para que les mostrará hechizos o para que les permitiera leer algo de su basta colección de libros sobre dragones que tan celosamente guardaba en su biblioteca.

Zyeh tenía mágia, como hija de un ex mago y una bruja, y Calian se estaba entrenando para ser un fiero guerrero.

Si había a alguien a quienes Laiden extrañaría más que a nadie, sería a ellos.

Si, Ether y Needle ya podían empezar a ponerse celosos.

-Laiden "Arnind Larrel" Centrius -el rey se levantó de su cómodo asiento ganado una media sonrisa del moreno, se acercaba la hora -Líder General de mi Guardia Personal, encargado principal del Departamento de Defenza del Reino, héroe y figura reconocida de la Guerra de Kerrah, jinete de Plegaria, amigo íntimo del Capitán Negal, la Mentalista en Jefe Ethernal Fussion, la agente Krist Carthen, el soldado Cobby, el Ministro de Avances Tecnológicos y Científicos Needle Eugene Gelehrt y de la Capitana Kenia Centrius, hermano menor de Allyes Larrel, protegido del fallecido ex Capitán Viktor Centrius y el mago Charles  Gelehrt. Ex heredero de la corona de Kerrah y uno de mis principales hombres de confianza.

-Esos son demasiados títulos ¿No crees? -murmuró Negal con sorna, pero con el rastro de las lágrimas retenidas en sus ojos.

El rey elfo (Arnek d ' Kerrah) lo ignoro, continuando con su discurso:

-No hay palabras para describir tu valor y lealtad, y si no fuera por la tradición de los magos te ofrecería un lugar entre los míos. Hoy te marchas en un acto cumpliendo con  tu deber, y yo, como amigo y no como rey no puedo estar más agradecido y enojado por que me hayas salvado la vida -tragó un poco al sentir que un nudo se le formaba en la garganta impidiéndole continuar- que tu alma sea guardada por Dinna y que ella cumpla con la promesa que te hizo, que en honor a mi raza y a mis súbditos nunca te deje vagar en el abismo.

Cuando terminó todos en la sala estaban sorprendidos, sus palabras, aunque a simple vista no lo parecieran era un claro desafío a los dioses en caso de que Laiden no encontrará el descanso que según su juicio el mago merecía.

Luego de que el momento paso cada uno de los asistente se acercó para despedirse, dos elfos se colocaron junto a su cabeza y extendieron sus manos para alargar un poco mas la mágia, solo un poco.

-Eres un idiota por dejarnos -murmuró Ether con lágrimas frías corriendo le por el rostro, Negal le sostuvo la mano y la hizo apoyarse en su hombro y en la silla de ruedas.

- Cuida la Negal -el mago asintió despacio, tratando de hacerse el fuerte, pero... ambos habían vivido tanto juntos, se había amado como hermanos, jurado lealtad como amigo, odiado como los más fieros rivales y atentado contra la vida del otro por proteger a quienes querían, y a pesar de todo ahí estaban.

-No te preocupes Laiden, yo me encargo.

-¿Le dirás a la tia Ala cuanto he crecido? -pregunto Zyeh luego de que las despedidas finalizarán (incluido los soldados y generales) y solo quedaran los dos niños.

Laiden hizo un gesto de levantarse pero las fuerzas ya le habían abandonado y tuvo que conformarse con asentir.

-En el sótano de mi casa hay algo para todos ustedes -murmuró, luego giró hacia sus dos "sobrinos" y les lanzó la sombra de una sonrisa cómplice -La biblioteca y todo lo que encuentren en ella es suyo.

Entonces cerró sus ojos y todos retrocedieron un paso mientras Plegaria era cubierto por una enorme capa de fuego. La cama de madera crujió y devoró la carne del mago de manera inmediata, no hubo ningún grito de dolor de parte de ninguno.

Calian abrazó a una llorosa Zyeh antes de que las llamas se alzaran más, cubriendo al enorme dragón y su jinete.

De pronto todo quedó en silencio y del fuego aparecieron dos figuras, la primera alta y con una mirada completamente en paz como nunca lo había estado en vida, Laiden. Y la otra mas baja, rubia y con un brillo cantarino en los ojos que les sonrió.

A pesar de ni haberla visto nunca Zyeh supo que era su tía y amor de su recién difunto tío, Ala Eugene.

El moreno pasó una mano sobre los hombros de la rubia y sonrió, una sonrisa completa y sin reparo antes de desaparecer y la palabra "adiós" resonando en el aire. 

¡Taran!
*Sale corriendo antes de que la maten*

2/5

¡Laiden! (One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora