Los pasos de aquel hombre chocaban con el duro piso haciendo que resuene en mi cabeza, el miedo que sentía era incomparable, mi respiración comenzaba a agitarse, mi corazón latía de forma descontrolada, mis ojos estaba bien abiertos sin dejar de ver al tipo.
Veía como uno de ellos caminaba hacia la puerta, tenía los brazos cruzados con una media sonrisa en su cara perversa, estaba ahí mirándome su cara me lo decía todo "no escaparas de aquí", él solo se paro ahí.
El otro hombre se acercaba a mí, caminando en dirección mía posaba su mano en la bragueta de su pantalón de esa manera desabrochándose los botones de su pantalón y sacándose el cinturón que traía puesto, mi cuerpo no dejaba de temblar al ver tal imagen, veía como poco a poco se baja aquellos bóxer que traía puesto, hasta ese momento no pude reaccionar estaba en un momento de completa paralización me decía a mí misma "reacciona, reacciona" pero mi cuerpo no hacía caso a aquellas palabras. Ya estando frente mío, se agacho para verme mejor a los ojos, me tomó de los pelos en ese momento solo tuve tiempo para lanzar un chillido de dolor.
Se acercó a mi odio –te prometo que lo disfrutaras- dijo de forma maliciosa, en ese momento con un movimiento brusco logró que cayera boca abajo contra el suelo, su cuerpo presionaba duro contra el mío.
-Por favor, no- dije con toda desesperación, lo poco que pude esbozar con todo el miedo que recorría todo mi cuerpo.-Dios, por favor, no- lloraba y varias lágrimas derramaba, mientras no lograba controlar todo el temblor.
-Dios no existe- dijo el hombre encima de mí, con su voz áspera.
Me estremecí al escuchar esa palabras –No- logré decir una vez más por toda la desesperación que tenía.
-Regla número uno- dijo mientras bajó bruscamente el short que traía puesto junto con mi ropa interior –No lloraras cuando estes con un cliente- dijo mientras se posicionaba mejor para penetrar en mí.
-¡¡No!!- grité cuando sentí como su miembro se incrustaba detrás de mí mi ano no dilatado, el dolor era espantoso, mis lágrimas no paraban de salir.
-Regla número dos- dijo mientras disfrutaba violándome y dejando inmóvil con sus brazos- Usaras siempre preservativos y tomaras pastillas anticonceptivas, recuerda complacer todo los pedidos de los clientes- Dijo mientras jadeaba y disfrutaba mi sufrimiento.
-Para, por favor- Es la última cosa que pude decir, mientras no paraba de llorar y sentirme sucia.
-¡¡¡Basta!!! –Dijo completamente molesto, golpeándome contra el suelo haciendo que mi cabeza sangrara – ¿Seguirás hablando?- me dijo, yo solo negué con la cabeza.-Regla número tres harás caso a todo lo que nosotros digamos, si cumples estas simples reglas te aseguró que no se te presentaran problemas- Dicho eso deje de sentir su peso, se levantó y yo voltee a verlo, él solo me lanzó una sonrisa sínica –Sé que lo disfrutaste -dijo mientras se acomodaba en pantalón.
Narra el Jefe (Frederick)
Estaba sentado en el sillón escuchando las estúpidas excusas de mis hombres, no dejaba de pensar el esa niña Julieta desde el momento que cayó en nuestras manos se convirtió en un problemas, ahora ya no había vuelta atrás. Miraba con reojo el periódico que estaba en mi mesa, la noticia de primera plana "ella" con solo pensar que su padre ya estaba moviendo cielo y tierra para encontrarla me ponía nervioso porque podría derrumbar todo mi circuito.
-Señor lo sentimos mucho, nunca pensaba que aquella chica era hija del empresario Augusto- dijo uno de ellos con desesperación- Por favor, perdónenos- arrodillándose, pidiendo piedad.
-Nos haremos cargo de todo, señor- dijo con la voz temblorosa-
Los miraba con furia en mis ojos, esos mal nacidos, me levanté del asiento en el cual me había recostado cómodamente.
-Obvio los entiendo- dije sarcásticamente- y claro ustedes se harán cargo de sus estupideces- dije mientras buscaba con la mirada mi abrecartas.
-Gracias señor- logró decir uno de ellos.
Rápidamente tomé mi abrecartas y se lo clave en la sien para que desangrara, al ver eso el otro trató de correr pero no lo logró porque Mica apareció por la puerta por lo cual él se detuvo y tuve tiempo de clavarle aquel abre carta con mucho placer.
-Frederick, tu siempre tan amigable con la gente- dijo sarcásticamente, con una sonrisa de la lado.
-¿Qué quieres Mica?- dije algo molesto, mientras se acercaba seductoramente a mí.
-¿Qué hacemos con la chica?- preguntó indiferente, haciendo que me sentara y me rascara la cabeza.
-No me despeines- dije tratando de olvidar por un momento a esa niña.
-No cambies de tema- me susurró al oído y a la vez mordiéndome en el mismo.
-Viste el periódico- dije molesto- la única opción es trasladarla lo más rápido, es más hoy si es posible- dije golpeando la mesa por frustración.
-¿Y su ruta cuál será?- pregunto intrigada.
-Cualquier país que no esté en América, el padre de ella ya movió sus piezas, ahora nosotros también debemos moverlas- dije enojado.- Cambiando de tema, ella ¿Cómo está? ¿Sabes algo?- pregunté un tanto indiferente.
-Que acaso te preocupa- dijo tocándome para excitarme, yo la saqué su mano de ahí.
-No solo quiero saber si ya aprendió las reglas básicas.
-Si, pase por ahí y vi con Héctor hacia su trabajo- dijo molesta al ver que no hacía caso a sus provocaciones.
-Traemela- dije directo y cortante.
-¿Para qué?-preguntó.
-Solo tráemela –dije otra vez.
-Okey como tú digas- dijo resignada saliendo de mi oficina.
Disfrutaba la vista al ver salir de la puerta a mi muñeca Rusa, su lindo trasero era lo que más me gustaba de ella, pero aquella muchacha no dejaba de pasar mi cabeza.
Problemas más problemas traía esa puta, no lograba concentrarme del todo en mi trabajo, tenía otras empresas totalmente legales de las cuales tenía que preocuparme, mi compañía de computación la había descuidado bastante.
De la nada uno de mis hombres entró a mi oficina interrumpiendo mis pensamientos, no pude decirle nada porque traía las bolsas negras para llevarse los cadáveres de esos idiotas, voltee el sillón para dejar de ver, escuche como se cerró la puerta y supe que esos cadáveres ya no estaban presentes en mi oficina.
Espera con ansias la llegada de esa tal Julieta, cada vez que miraba el periódico me llenaba de furia, necesitaba tenerla frente, había un par de cosas que dejé pendientes con ella y ahora era el momento de aclararlas.
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Tu cenicienta (Sin editar)
Misteri / ThrillerADVERTENCIA: Esta historia contiene lenguaje vulgar, escenas atrevidas, se recomienda ser mayor de 18 para leerla. Dicha la advertencia disfruten de la historia, es muy fuerte y se trata de concientizar a las personas de la trata de personas, al ig...