Gianelle siempre se lo ha preguntado…
¿Quién determina de quién nos enamoramos? ¿Hay alguna fuerza mayor que active algo en nuestro interior que nos ayude a darnos cuenta de lo que es bueno para nosotros?
Si apenas se deja de ser una niña, al entrar a la adultez es posible notar el cambio de perspectiva de todo lo que sucede al rededor, pero una chica común solo logra darle mil vueltas al tema; ¿Cómo es enamorarse?
Es decir, por mujeres desconocidas -que aseguran estar con el hombre de su vida-, se sabe que esa clase de sentimiento es el que más puede llenar por dentro. ¿Pero a quién se engaña? Gia ha tenido cerca nada más a chicos que creen que la dependencia económica de sus padres lo es todo. Eso le desagrada, y quizás este es el motivo por el que aún no ha iniciado una relación seria.
En el momento menos esperado se puede conocer a la persona que se adueñará del corazón propio. Da igual el motivo por el que se sientan atraídos, si hay amor, entonces están completos. Sólo falta que ambos estén dispuestos a todo, cuidarse, quererse y no olvidarse bajo ninguna circunstancia.
Pero, ¿qué hay si una chica se siente atraída a alguien que detrás de él lleva encadenado un latente peligro?, ¿qué sucede cuando ese alguien es capaz de darle un giro de trescientos sesenta grados a esa chica?
Sólo hay que replanteárselo… ¿Vale realmente la pena jugar con fuego y balas por amor? Finalmente, Gianelle podría ser juzgada por todos pero, ¿qué importa? Por él, no habrá vuelta atrás y, considerando los años que él le lleva de experiencia, Gia, con su jovialidad, frescura y aún con su abundante perspicacia, aprenderá de él, vivirá por él y olvidará completamente los esquemas con los que ya tenía armada su vida.
