Capitulo 2 - Bien.

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Hoy comienzo mi trabajo, son las 5 de la mañana y ya estoy casi lista para ir rumbo a la mansión Milanovic. Andrea tiene 20 y comenzó en la agencia a los 18, aun está en la universidad, es una buena chica, quizá algo joven aun para custodios tan importantes pero confío plenamente en su capacidad. Me visto con unos leggins negros, mis clásicas botas negras con taco aguja y una camiseta negra manga larga; tomo mi chaqueta de cuero del sillón, mis llaves, mi arma y salgo y subo mi GMC mientras pongo el crucero hacia la MM(mansión Milanovic).

La mañana estuvo algo agitada, aun no veía a Damon, solo pude ver unos segundos a David y Andrea que se miraban coquetamente. Mmm. Tendría que hablar con esa chica dado que la agente a cargo del caso era yo y no quería ningún tipo de líos amorosos en el. Ya eran las 4pm y aun no almorzaba, avise a todos que saldría a almorzar; en circunstancias normales yo almorzaría en lugar donde se encontrara mi custodio, pero este no aparecía y no lo había visto en ningún minuto del dia, solo sabía que se encontraba en casa que contaba con la máxima seguridad posible.

Salgo al patio delantero, tomo mi celular y marco el numero de mi hermana Lía.

 – Alooha- responde Lía.

–Hola Lía, ¿como estas?- pregunto tratando de no reír por su saludo.

-Muy bien pequeña hermana ¿donde Satán estas?- dice y ahora no puedo evitar soltar una gran carcajada.

– Camino a donde quedamos, nos vemos allí hermana- Cuelgo y me dirijo a mi GMC, miro a mi alrededor ya que siento la mirada de alguien en mi, miro hacia la mansión, hacia la ventana de la oficina de Damon y percibo un ligero movimiento en las cortinas. Sera idiota. Rio internamente mientras enciendo el motor y arranco.

Entro a un restaurant de mariscos en North Avenue Beach, camino hacia el fondo de este, en donde se encuentran las terrazas y me acerco hacia aquella morenaza divina que está sentada en la esquina.

-Disculpe divina mujer, ¿es usted la señorita Lía Billablanc?- pregunto en un tono divertido.

- No, mi nombre es Kiara Karma-la callo de un golpe en la cabeza.

-Pero ¿Qué diablos haces? - digo sentándome y fulminándola con la mirada. Mi hermana se encoge de hombros y veo que se asoma una ligera lagrima por su ojo, ella me mira y salta de su asiento a abrazarme.

-Dios santo. Mi pequeña, estas tan grande, no sabes cuánto los eh extrañado, a ambos. Te amo tanto Kam- Dice Kíara mi hermana mayor, ella actualmente vive en hawaii junto con Tom su esposo y sus dos preciosos hijos Kamille y Thomas.

- Yo también te amo mucho Kíara- digo susurrando muy bajito para que solo ella pueda escucharme. Luego de nuestro arrebato sentimental seguimos hablando de la vida, utilizando nuestros actuales nombres claro. Nos despedimos y le entrego la llave de mi apartamento que está en la 54 East Oak Street para que se instale por estos dos días que estará en Chicago.

Luego de dos horas con mi hermana, vuelvo a MM. En realidad ninguno de los dos hermanos viven allí, solo lo ocupan para trabajar y reunirse. David vive en una residencia de su universidad, que resulta ser la misma de Andrea, por eso le asignaron a David. En cambio Damon vive en su apartamento de soltero en la zona de Streeterville, más específicamente en Chicago Ave. Muy cerca de mi apartamento, tan solo son cinco cuadras, lo que en cierto modo me facilitan mi trabajo.

Entro a MM en mi GMC terrain, bajo de mi auto y silbo cuando me encuentro con una GMC sierra tuning divina, es preciosa wow la acaricio con delicadeza. Sí, puedo ser un poco fanática con los autos, sobre todo con las GMC. El dueño de esta preciosidad debe ser alguien con muy buen gusto y que le guste la velocidad. Como a mí.

- ¿Te gusta niñata?- dice una voz algo ronca y con un toque de diversión. – Claro que sí, es una preciosidad. Idiota- susurro lo último, aun que se que me escucho. Punto para mí. Tarado.

- Pues es mía, así que aléjate de ella que no es para niñas- dice el muy idiota. Trato de controlar mi rabia y hablo lo más tranquila posible tratando de hacer las paces con este niñato. Porque sí, el niño es el.

- Mire señor Milanovic, creo que no empezamos bien. –digo.-Me presento soy Camille Billablanc, su guardián. – estiro la mano pero claro el no corresponde- Espero que tengamos un ambiente de trabajo ameno. Yo estaré las 24 horas del día junto a usted así que mejor tratemos de llevarnos bien ¿sí?, ambos sabemos que yo no le agrado por el simple hecho de ser mujer, pues usted a mí tampoco me agrada.- Damon se ve sorprendido y trata de hablar pero lo corto levantando mi mano y sigo hablando cada vez más furiosa- yo no sé que se cree usted tratándome de niña, pues mire bien que yo no soy una niña, tengo 24 años, vivo sola y me mantengo a mí misma,  y deje de pelear conmigo porque el único niñato aquí es usted- digo esto con mi tono de voz alto. Tengo mi barbilla en alto, aunque claro así estuviera el gritándome tendría que tener mi cabeza hacia arriba para poder verlo, soy muy pequeña mido tan solo un 1,65cm en cambio el debe medir como mínimo 1,90.

Me doy cuenta de que ambos tenemos la respiración agitada y también que estamos lo suficientemente cerca invadiendo el espacio personal del otro. Retrocedo un poco para ganar espacio pero me encuentro atrapada entre su GMC y el. Sin saber qué hacer, ya que el muy idiota se encuentra observándome y está allí como un bobo parado, pateo la rueda delantera de la camioneta con mi pie hacia atrás, asi comienza a sonar la alarma del auto y ambos salimos de esa rara nebulosa en la que estábamos.

- Bien.- dice. Bien, ¿Bien? ¿Eso es todo lo que va a decir?.

- Pues bien, entonces- respondo. –Ahora señor Milanovic, me puede dar el número suyo y de su secretaria para ponerme en contacto para saber donde, cuando y a qué hora usted está haciendo algo. – digo- y claro también me gustaría que usted también tuviera mi numero en caso de emergencias a pesar de que yo estaré allí para usted siempre, hay veces en que nos podemos encontrar separados. Podríamos haber hablado esto en su oficina o en un lugar más calmados, pero claro usted no puede ser una persona adulta y educada.- termino de hablar refunfuñando, dios, este tío me va a hacer salir canas verdes.

- Bien- dice y con esto se da media vuelta y camina hasta entrar en la mansión.

Milanovic BrothersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora