Nunca ayudes a un desconocido...

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¿Es aconsejable ayudar a debemos ayudanos los u o caer en una trampa

La Segunda Guerra Mundial había acabado, pero el daño que hab ocupación y sobre todo durante su repliegue tras perder la Batalla de francés en la más absoluta miseria. Con muchos de sus cultivos incen había convertido en un privilegio al que sólo unos pocos podían aspira

En medio de este caos acceder a un trozo de carne o un huevo era negro se podía conseguir un alimento fresco que llevarse a la bo precios eran controlados por un grupo de gente sin escrúpulos que er sus compatriotas con tal de aumentar su fortuna. No es por eso ex joyas heredadas generación tras generación u obras de arte por un si

Monique, la protagonista de esta historia, no era ajena a la situación obligada a “ofrecer” sus encantos femeninos a los soldados alemanes entre una multitud de gente casi famélica, por un hambre prolo Monique destacaba por su lozanía y por tener algún kilito de mas, al verse más atractiva que la mayoría de las mujeres de su edad. Moni para seguir consiguiendo comida, pero la situación se había vuelto ta sus “servicios”, preferían comer, que su compañía.

Un poco angustiada por el hambre, que por primera vez empez conflicto, recorría el mercado buscando alguien a quien poder “conv fruta o un trozo de pan. Algo de carne era algo impensable ya que el tenía unos precios prohibitivos y sus distribuidores parecían inmunes la boca hecha agua como fileteaban un trozo de carne para un señ collar de oro un viejecito cayó casi a sus pies.

La turba de gente que se agolpaba junto al puesto de carne habí recibido un fuerte golpe en la cadera y parecía no poder levantarse. la más adecuada, pero sin duda la chica tenía un gran corazón y c señor para ayudarle a levantarse.

El viejecito aún dolorido le pidió que le ayudara a salir de allí y le gui cerca para poder sentarse un rato.

- Muchas gracias por tu ayuda jovencita, parece que el hambre le hac mayores.

- Esto es un verdadero caos – dijo Monique – no debería acercar personas se vuelven como animales cuando empiezan las pujas.

- Pero si no me hubiera acercado ahora no tendría esto – dijo el aproximadamente un kilo de carne.

Los ojos de Monique se abrieron como platos, no había visto la carne t

- ¿Cómo te llamas jovencita? – dijo el señor que esbozaba una mali los ojos clavados en la comida.

- Monique – dijo sin apartar su mirada de la carne.

- Hagamos un trato Monique – dijo el viejo que sabía que la chica hab llevar este trozo de carne a mis hijos que viven cerca de aquí, te pro cabo un favor se paga con otro y yo casi no puedo caminar con el dol

Monique que no podía salir de su asombro por tan gentil oferta mientras miraba al anciano. Este le extendió el paquete y le pidió escribía en un papel que metió dentro de un sobre que posteriorment

- Ya de paso aprovecho para que le entregues esta carta a mi importancia – si no, no se va a creer que te he prometido un trozo de

Tras despedirse del señor, que aún se sujetaba la cadera con la Monique se dirigió hacia la dirección indicada. Quedaba al otro lado d algo le perturbó cuando había avanzado sólo unos metros. Uno de l parecía esbozarle una sonrisa, pero no una de esas que le regala favores, había algo perverso o malicioso en ella. Bajó la cabeza un femenino le avisara sintió que algo raro estaba pasando. Se giró para nadie ¿cómo podía haberse ido tan rápido y escasos segundo antes no

Continuó su camino hacía la dirección marcada pero había algo en cuidado, una especie de intuición o sexto sentido que le pedía que sa carne. Pero como ya habíamos dicho, Monique era una chica honest anciano y a pesar de su miedo, prosiguió con su encargo.

Pero algo la detuvo una vez que llegó al lugar marcado, la dirección ex callejón que quedaba oculto de la mirada indiscreta de todo el Ligeramente asustada por la idea de que el viejo hubiese ideado mejor era no arriesgarse, así que ofreció una moneda de pequeño que terminara el encargo.

Le esperaba en la esquina mientras observaba como el chiquillo llam la que se abrió una mirilla por la cual un hombre se asomó para ver q no hubiera nadie más con él.

- ¿Es usted Matías? – dijo el chico- su padre le envía esta carta y este p

El hombre no le hizo esperar, abrió la puerta con la intención de reci Monique, que observaba todo desde la distancia, no agarró el p fuertemente la muñeca del muchacho y de un tirón lo metió dentr fuerza. Se comenzaron a escuchar gritos que fueron acallados en poco

El bullicio ensordecedor de la plaza había silenciado al pequeño. Pero así que gritando se dirigió a un par de militares que sabía que sie orden cuando el mercado se abría.

- ¡Por favor ayuda, acaban de secuestrar a un niño! – dijo Monique m soldados guiándole hacia el lugar.

En menos de un minuto los militares se encontraban golpeando l desaparecido el niño. Un fuerte alboroto se escuchó en el interi vociferaban y golpeaban la puerta desde el interior, parecía que objetos pesados para evitar que se abriera con las patadas de los segundos después, por una de las ventanas que habían en el tejado saltó al edificio cercano y desapareció de la vista de Monique, quien estaban escapando por arriba. Un segundo hombre salió y los s dispararon, uno de los disparos le acertó en pleno corazón y cayó golpeando el suelo con un golpe atronador a unos metros de Monique

Tras un par de minutos, los militares se cercioraron de que nadie mas la puerta, que empezaron a golpear con más insistencia hasta que c apartar los muebles con los que los delincuentes habían formado acceder al edificio.

Cuando consiguieron entrar se quedaron estupefactos, uno de mientras vomitaba, su estómago no pudo soportar el presenciar tan m

De un gancho colgaba el niño boca abajo con la garganta degollada, u A escasos metros había una mesa que parecía usarse para separar ver restos humanos como pies, manos y una cabeza. Junto a unos cu montones de carne humana que ya estaba lista para ser empaquetada

Mientras, Monique, ajena al matadero humano que habían visto los por los disparos, al mirarle más de cerca le reconoció como uno de lo el mercado. Pero lo que más le llamó la atención fue que de uno de había entregado el anciano. La mujer se agachó y tras recogerlo de escrito lo siguiente:

“Esta es la última que os envío hoy, las ventas van mejor que nun

Por supuesto cuando los soldados fueron al puesto de carne ya no hombre huido había conseguido avisarles.

Nota: les recuerdo qué las leyendas no son mías son una recopilación de Internet sí tienen faltas ortográficas por favor comenten y díganme, errores son los qué menos me faltan :c

los quiero besos a todos, voten y comenten plz xD

corazones gays para todos :3

<3 <3 <3

Leyendas Urbanas :3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora