Lo Complicado es Recuperarte [Tough 3°] PAUSADA

CAPÍTULO 4

Como lo ven hemos llegado al millón en la primera parte de esta saga estoy muy feliz y como recompensa les traigo dos capítulitos de esta hermosa historia, siento decir que son muy cortos, el día sábado murió mi abuelo así que no tuve mucha cabeza, pero ver el millón me alegro bastante así que aquí estoy. También subiré uno de Lo Complicado es Recuperarse. Los quiero, así que disfruten estos capítulos un poco dramaticos

》PUBLICACIÓN VIEEEEEJA《 pero no la quise borrar. 

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Estaba harta, completamente harta y frustrada, había soñado con trabajar en ese hospital, pero… ¡Ese maldito hombre!... Le estaba arruinando la vida. Había pasado poco más de una semana desde que la dejó en cuidados neonatales y ni siquiera la había vuelto a mirar.
 
Jamás se había sentido tan inútil en su vida. No negaba que era hermoso estar ahí, Noor tenía razón, los bebés transmitían una paz que en ningún otro lugar encontrabas.
 
Ver a las madres cargar a sus pequeños hijos era toda una delicia.
 
Por eso estaba decidida, no importaba sí la echaba a patadas, no dejaría que volviera a pisotearla.
 
En ese tiempo se había hecho muy amiga de Noor, era la única que realmente sentía sincera, varias se le habían acercado para saber sobre su imbécil jefe. Observo el reloj, en ese momento el doctor Baxter debería estar recogiendo sus cosas para irse.
 

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Miró a Bianca, su última esperanza se había ido, era completamente imposible que ese bebé fuera suyo.
 
Pero la entendía, el secuestro de Andrew había sido devastador para los cuatro, le dolía que ella no se hubiera refugiado en él; pero ya no podía hacer nada, Bianca Santoro había elegido a Mark, él no hubiera tenido problema en hacerse cargo de sus hijos, pero ella no lo amaba.
 
No sabía que contestarle, él le había pedido que le dijera y ahora no sabía cómo reaccionar, pero no fue necesario pues el torbellino de cabello negro que tenía como alumna interrumpió en su oficina sin siquiera tocar.
 
La tensión se apoderó de su cuerpo como siempre que la veía, razón por la que la había mantenido lejos. Inmediatamente se sintió furioso al verla.
 
— ¿Qué cree que está haciendo? —Bianca miró del castaño a la pelinegra, había bastante intensidad ahí, casi que la podía palpar con sus manos— ¿Usted cree que a mí me agrada trabajar con usted? ¡Pues no!— Bianca la miró sorprendida, nunca había visto a alguien reclamarle a Liam por su trabajo y mucho menos tan furioso— pero, aquí estoy haciendo todo lo posible por ganarme mi lugar y ¡Usted solo me está poniendo trabas! ¿Sabe lo difícil que es trabajar con un hombre con su rostro? ¡Es muy difícil concentrarse con alguien tan guapo!
 
Bianca se quedó en shock por sus palabras y miró a Liam, la furia estaba en su rostro antes de que una carcajada saliera de su boca, lo miró estupefacta, estaba segura de no haberlo oído reír así hacía mucho tiempo.
 
Marlee se tapó la boca ¿Qué carajos había dicho? Sentía el sonrojo hasta la punta de los pies, no le quedo de otra más que salir corriendo avergonzada y más cuando reparó que no estaba solo.
 
Cuando ella salió, un ligero sonrojo se apoderó del rostro del castaño.
 
—Eh… yo lo siento… no sé qué…
 
Bianca no se contuvo y comenzó a reír, así que espero hasta que se calmara, era tan bella riendo.
 
— ¿Quién es?
 
—Es mi alumna, Marlee Graham.
 
Sonrió, sabía que ahí entre aquellos dos había algo. La pelirroja suspiró y se acomodó en su asiento.
 
— ¿Sabes que le gustas? Creo que estoy un poco celosa, es muy hermosa.
 
Eso hizo sonreír a Liam.
 
—Estaría muy ofendido sí no estuvieras tan siquiera un poco celosa —sonrió feliz de que aún pudiera hablar así con él.
 
—Tengo que irme, debo ir a la tienda y por los niños.
 
Se levantó para acompañarla, pero antes de que saliera, la abrazó, probablemente sería la última vez en bastante tiempo que no podría abrazarla.
 
La extrañaría, su delicioso aroma, su hermoso cabello, su delicado cuerpo junto al suyo.
 
—Realmente lo intente Liam, te lo juro —recargo su barbilla en lo alto de su cabeza, era doloroso dejarla ir, pero siempre había dicho que quería su felicidad, aunque ahora que no era junto a él dolía, que lo perdonaran, pero no estaba listo para dejarla ir, iba a besarla, cuando fueron interrumpidos de nuevo.
 
—Doctor Baxter yo… lo… siento… p-pensé que ya estab-ba libre —Marlee miraba de Liam a la pelirroja, estaba segura de que había interrumpido lo que sería un beso, no sabía porque eso le causaba incomodidad, pero lo hacía.
 
La mujer se acercó a decirle algo al oído, causando una enorme y hermosa sonrisa en él.
 
—No es necesario doctora…
 
—Graham, Marlee Graham
 
—Doctora Graham, yo ya debo retirarme —se acercó a ella y le susurró— y ten paciencia, él es un hombre hermoso.
 
Salió del consultorio, dejándolo lleno de tensión, no pensaba quedarse sola con él y como una cobarde salió huyendo. No dejo de caminar hasta llegar a la isla de las enfermeras, Margaret y Jodie estaban muy entretenidas mirando hacía el elevador.
 
—Pero que desfachatez —habló la primera, causando la curiosidad en ella, siguió la ruta de sus miradas y  se topó con Bianca esperando el ascensor.
 
— ¿Hablan de ella? —Las dos mujeres la miraron.
 
—Pues claro, esa mujer es una zorra —contestó Jodie, frunció el ceño. A ella le había parecido una mujer muy amable.
 
—No creo que…
 
— ¿No lo sabes cierto? —miró a las dos mujeres, tratando de mantener su curiosidad a raya
 
—Ustedes deberían estar trabajando, en lugar de estar viboreando.
 
Miró sorprendida a Noor, en ese tiempo jamás la había visto tan seria. Margaret y Jodie la miraban de mala forma.
 
—Claro, habla la que se las da de santa ¿Ya te sientes la jefa, cierto? Mira Jodie lo que deja acostarse con el jefe.
 
El rostro de Noor se enrojeció de furia, no entendía lo que sucedía, su amiga se dio vuelta y se retiró, Noor jamás les contestaría y ellas lo sabían.
 
—No deberías juntarte con la zorrita del hospital.
 
Soltó Jodie, la pelinegra las fulminó con la mirada antes de tratar de alcanzar a su amiga. No llevaba ni un minuto buscándola cuando la llamaron.
 
—Señorita Graham —su cuerpo se tensó.
 
—Sí ¿Doctor Baxter? —ni siquiera se giró, ya sentía su rostro ardiendo de vergüenza, jamás lograría verlo a la cara de nuevo.
 
—Venga —suspiró para tomar valor y lo siguió, él iba enfrente por lo que tenía una amplia vista, su ancha espalda, delgadas caderas y un trasero de infarto, lo que daría por poder acariciar ese sedoso cabello.
 
Es perfecto… es un hombre hermoso…
 
Registró su traidora mente. Llegaron de nuevo al consultorio y Liam la dejó entrar primero, ya sentía sus mejillas totalmente rojas. Espero a que su superior tomara asiento para hacerlo ella también, hasta entonces lo miró.
 
¿Cómo las mujeres permitían que les sacará los hijos? Ella moriría de pena cada que él tuviera que….
 
—Señorita Graham, le debo una disculpa... —Liam se quedó estupefacto al ver que no le estaba prestando atención sin embargo en lugar de molestarse, le dio gracia ver su hermosos… la furia lo inundo de nuevo— ¡Señorita Graham!
 
La pelinegra pego un brinco ante el grito del hombre frente a ella, su ceño se frunció.
 
— ¿Por qué me grita?
 
—Usted no está prestando atención —estuvo a punto de replicar, pero prefirió morderse el labio antes de que volviera a regañarla.
 
—Lo siento doctor Baxter —se puso de pie y la miró desde toda su altura.
 
—Desde mañana su lugar será aquí —Marlee miró la esquina del escritorio donde señalaba.
 
— ¿Disculpe?
 
—Así es señorita Graham la quiero ahí sentada con la falda hasta las caderas y abierta para mí, me besara hasta que ambos quedemos sin aliento…
 
Marlee sintió que su rostro se desfigurada de la incredulidad.
 
— ¡Señorita Graham! ¡Marlee! —la pelinegra lo miró horrorizada, acaso… ¡No! no podía ser cierto. Acababa de tener una fantasía moja bragas con el ogro de su jefe ¡Y frente a él!— con usted no se puede, retírese la veo mañana.
 
Marlee salió del consultorio shockeada. ¿Qué acababa de ocurrir? No podía a ver fantaseado con él hasta ese extremo.
 
—Y-yo…  
 
—Hasta mañana, Marlee.
 
Liam no pudo detener la sonrisa que salió de sus labios cuando la chica salió, Marlee le recordaba a un gatito gruñón con sus enormes ojos azules.
 
La incomodidad se instaló en su pecho, no podía evitar sentirse culpable por pensar en la pelinegra, aunque muy en el fondo sabía que toda posibilidad con su pelirroja había terminado, simplemente no podía, no aún.
 

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Noor salió de la habitación, le encantaba trabajar en esa área, donde lo maravilloso del cuerpo de una mujer quedaba al descubierto. Poder cargar esos tiernos y cálidos cuerpos era su pan de cada día, eran los momentos en los que sentía que tenía algo, pues la soledad era su única compañera.
 
— ¿Otra vez en las nubes? —se topó con unos dulces ojos aceitunados.
 
—Doctor Hedstrom
 
—Louis, te pedí que me llamaras Louis— la pelirroja sintió sus mejillas calentarse— ¿Ya comiste?
 
—No, yo acabo de terminar mi turno.
 
—Vaya, yo igual ¿Comemos juntos? Te llevaré a casa después… si quieres
 
Esta vez fue él quien sintió su rostro calentarse cuando sus enormes ojos azules se posaron en él.
 
—Está bien —Louis no detuvo la sonrisa en su rostro— solo iré por mis cosas ¿De acuerdo?
 
—Perfecto, te esperó en la puerta.
 
Noor sonrió y camino hasta el guardarropa ¿Por qué no podía enamorarse de alguien bueno cómo Louis? Estaba claro que su elección de hombres era nefasta, todo sería más fácil si estuviera con alguien como él.
 
Tomo su bolso y su suéter, desde esa noche, constantemente tenía frío, así fuera el día más caluroso del año ella siempre sentía frío, tal vez era su alma la que estaba congelada.
 
Soltó su cabello, en este momento lo llevaba un poco arriba de los hombros, era de un rojo oscuro y ondulado. Se arregló un poco y cuando se sintió satisfecha, camino hacía la salida.
 
Se sorprendió de encontrarlo ahí, con su imponente cuerpo a mitad de pasillo, sintió un nudo en el estómago al saber que tendría que rodearlo para pasar.
 
—Doctor Marshall —trato de sonar lo más cordial posible e intento alejarse de él, pero no sé lo permitió, justo cuando pasaba a su lado la tomó del brazo.  Su cuerpo se tensó con terror, pero de inmediato se recordó que no era él. Julian jamás le tocaría un solo cabello.
 
—Se lo que estás haciendo —dijo acercándose a su oído— ni siquiera intentes negarlo, Louis es mi amigo y no voy a permitir que una… cualquiera como tú se le meta por los ojos.
 
La soltó bruscamente y se fue de ahí, sintió sus ojos llenarse de lágrimas no merecía que él la tratará de aquella forma, ella no había hecho nada. Tuvo que tomar otros minutos para recomponerse y acercarse a Louis quién la esperaba con una sonrisa.
 
Sí noto sus ojos llorosos no dijo nada, se dedicó a hacerla sentir mejor con su amena plática.  Louis era un hombre hermoso que merecía una mujer que lo amara de igual manera ¿Sería capaz de sacarse a Julián Marshall del corazón?

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El corazón de Marlee martillaba contra sus costillas a punto de salirse, mientras se iba acercando al hospital.
 
¿Y sí Liam cambiaba de opinión? ¿Y sí la ponía a archivar de nuevo? ¿Y sí la tachaba de incompetente?
 
Aunque le gustaban más los turnos nocturnos, tenerlo en el día podría ser indicativo de que estaría en las consultas. La mitad de su turno Liam Baxter se desempeñaba como gineco-obstetra y la otra mitad cómo pediatra.
 
Marlee sentía su estómago tensarse ante la expectativa de trabajar a lado de ese hombre, tenía dos especialidades y se desempeñaba con suficiente éxito en ambas.
 
—Buenos días señorita Graham.
 
—Buenos días doctor Baxter.
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Holi, holi, espero les guste el capí. 

Las quiero 

Les