Siguiente paso

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Había pasado un tiempo, que salíamos de esa manera, lo que me deslumbraba era las diferentes caras que hacía en frente a mí, y no le enseñaba a nadie más. Una vez, como de costumbre esperaba en la banca, lo vi y me señalo que avanzara hacia él, llegue junto a Ethan pero en los pasos que dábamos juntos sentía que algo faltaba, claro... tomarnos de la mano. Lo hice sin pensar que el probablemente no quería. Ethan giró hacia mí y besó mi frente, solo atiné a sonreír. Ese mismo día, ya al caer la noche Eahn me dijo una palabra que no había escuchado: Te amo, se mi enamorada.

Mi respuesta fue un abrazo y un beso, que después él ya no me dejaba ir. Me dijo: No te dejaré nunca. Fue así que al día siguiente en el hospital me esperó, agarrado de la mano pasamos a cardiología, pensé que todos se iban a sorprender, pero no era así. Mi compañera me abrazo y nos felicitó, luego de esto los demás también se acercaron.

Una compañera me dijo que ya lo intuían, pues me veían siempre sentada en una banca esperando, Ethan siempre apurado a la hora de salida y además él siempre me observaba cada vez que podía, perdiendo la noción de una conversación que a menudo tenía con otro doctor.


Paso un año para que nos casáramos por civil, estaba emocionada de vivir juntos. Aún recuerdo como me lo propuso... En una noche después de una película, me llevo hacia un puente, caminamos hasta llegar a la mitad de este. Habló:

-Este puente es conocido por las promesas que las personas hacen, sobre todo en los aspectos del amor. Ethan mientras hablaba me ponía una chalina de tres vuelvas en el cuello con un ovillo al final de una punta. El continuó:

-Estas promesas nunca se rompen a pesar de los años o el destino. Hoy quiero hacerte una promesa y también tú lo harás... Después de terminar la oración retrocedía hasta alejarse a una cierta distancia, despabilando aquel ovillo que colgaba de mi chalina, parecía interminable.

-¿Qué prometeré? Respondí mientras se alejaba, yo veía que poco a poco el ovillo de lana era más y más pequeño, hasta que un pequeño objeto se deslizaba por el hilo desenvuelto, llegó hacia a mí. Era un anillo. Dijo Ethan con voz fuerte:

-¿Quieres casarte conmigo? ¿Prometerás estar siempre a mi lado?

- Sí! Corriendo hacia sus brazos...

...

Fueron recuerdos inolvidables el cómo se presentó a mi padres, el ver un apartamento para vivir, los preparativos de la boda, las invitaciones, la noticia en el hospital que nos casaríamos, mi vestido, su traje, ufff...

...

Ese día esperado, estaba muy nerviosa, porque no quería que saliera algo mal, tensa, porque se me vino a la cabeza que viviría junto a él, tendría que ser una buena esposa... pero estaba feliz, era un sueño máximo cumplido.

Recuerdo que quería evitar toda la ceremonia... las formalidades, el vals, las palabras de nosotros, de nuestros padres, de los padrinos de aros, etc... Yo solo quería darle el sí ante un juez y seguir una vida de casada....Ahora que lo pienso, estaba muy muy nerviosa... Lo que más remembranza tuvo, es que no dejábamos de sonreír, aunque se nos cansaban los músculos de la cara durante la ceremonia y la fiesta.

Llegó el amanecer, pero no llegaba a mi memoria como había terminado... Abrí los ojos y estaba acostada, en un cuarto pintado de celeste con cuadros de autos de la fórmula 1, giré hacia un lado Ethan estaba a mi lado, y con los movimientos usuales de cuando te despiertas mueves un poco la cama, él estaba despertando, y entre ojos abiertos percibía que alguien estaba a su lado, rápidamente dijo:

-¡Quien está en mi cama!... Dándome empujones. Ya casi llegaba al filo de la cama... Un familiar, no recuerdo exactamente quien fue, pero le dijo:

-¡Hey, Ethan ella es tu esposa! Abrió sus ojos inmediatamente. Ya me estaba por caer.

Me sostuvo a tiempo, y me acerco hacia su pecho, dándome pequeños besitos en mi frente, hizo una señal a su familiar que nos dejara juntos y nos quedamos abrazados por un buen rato.

Solo dije: Un buen susto me has dado... soltando una pequeña risa y aferrándome más a él.

...

Ese día nos quedamos en la casa de Ethan, viendo las fotos y videos grabados en la cámara y celular y las anécdotas divertidas que siempre pasan.

Llegamos al departamento que compramos por la noche, y era tiempo de la luna de miel, era muy apasionado... no tenía miedo ya que era mi esposo me cuidaría, una noche donde brillaron mucho las estrellas, aunque afuera llovía torrencialmente.

Al día siguiente desperté muy tarde, él aún no había despertado, con la hora que marcaba el reloj frente a la cama, era tiempo de hacer el almuerzo... no era muy buena en la cocina eso sí, pero me defendía. Él llegó a la mesa y le dije: preparé pollo asado, arroz, ensalada y limonada.

-Se oye bien... Dijo aun adormilado.

-Déjame decirte que no soy buena cocinando, hasta ahora no te lo había dicho... haré mi mejor esfuer...

- No soy ningún chef, profesional, pero te diré que todo lo que cocines... comeré.

Le puse en frente el plato y su taza, lo probó... Me sentía como si un juez de cocina profesional, probara mi comida...

-¡Annie, esta rico! Levantando la mirada

-¿En serio? ... Me senté ya que también había servido mi ración. Efectivamente sabía bien, me asombré y también me sentí aliviada; si podía hacerlo bien.

- Nunca dudes, de tus habilidades. Me dijo acariciándome el rostro, yo asentí con la cabeza. Lo comimos todo.

...

Pasada nuestras vacaciones de luna de miel, llegamos a trabajar al hospital, en el mismo turno, esta vez como esposos, sentía que estaba caminando en una alfombra roja de Hollywood, mientras pasábamos por el corredor de nuestro servicio con los anillos colgando en el cuello.... La razón era que necesitábamos tener las manos sin objetos, ya que lavábamos constantemente nuestras manos como protocolo del hospital, así que para no maltratarlos, ni perderlos, compramos una cadena para usarlos como collar. Se veía extraño, pero a nosotros nos gustaba, llevar nuestros anillos de forma original y además de explicárselo a cada persona que nos preguntaba el porqué de los collares.

Un amor del ayerWhere stories live. Discover now