Capítulo 3:
Lilianne miraba en el asiento copiloto del coche del doctor como caía la lluvia mas intensamente. Tenía envuelta en su cuerpo una gruesa manta, intentando calmarle el frío que se había calado por su cuerpo. Christopher conducía centrado en la carretera. Era un silencio sepulcral el que se encontraba en ese momento en el vehículo. El coche paró en la calle de Lily. Ambos bajaron y entraron en la casa. Como siempre, no había nadie.
-Prepara rápido las maletas.
-Lo sé Christopher, lo sé.
La chica comenzó a subir las escaleras. Antes decidió darse un baño. Lentamente se empezó a quitar la ropa. Cada movimiento que hacía al desprenderse de ella era como un verdadero reto. Sentía que su cuerpo iba a estallar de dolor en cualquier momento. Abrió el grifo para que cayese agua caliente. Luego se metió y notó como el agua acariciaba su cuerpo lentamente. Esa sensación era agradable. Ahora las lágrimas salían de sus ojos, camuflandose con el líquido incesante. Después de estar ahí por un rató, salió envuelta en una toalla. Caminó hacia su cuarto, cerrándolo con pestillo. Primero se vistió. Luego de un rincón que se encontraba entre el armario y la pared, sacó una maleta color lila. La abrió y empezó a colocar todas sus pertenencias. En un enorme bolso metió su calzado.
Intentó coger ambas maletas pero un dolor intenso recorrió sus brazos.
-Christopher, ¿me podría bajar las maletas? Me es imposible para mi.
-Sí. Espera un momento.
El doctor subió rápidamente las escaleras, agarró las maletas y bajó junto a Lilianne.
-Te quedarás en mi casa hasta que sepas completamente coreano.
-Enserio ... ¿no puede ser en otro sitio?
-Lilianne ...
-De acuerdo de acuerdo.
Volvieron a entrar en el coche. Aún seguía lloviendo. Lily empezó a dormirse poco a poco con el traqueteo del viaje hacia la casa del doctor. Pero antes de caer en brazos de Morfeo ya habían llegado a la casa de Christopher. Bajaron del coche una vez más y corrieron en dirección a casa. Entraron y la chica se quedó asombrada. La casa estaba decorada exquisitamente bien. Estaba ordeanada y limpia. El doctor enseñó la habitación donde se hospedaría la joven. Luego de dejarla a sus anchas esta se tumbó en la enorme cama de matrimonio. Así, de esa forma, se quedó dormida.
3 años depués ...
-Lilianne ...
-Christopher ... muchísimas gracias por todo.
-No hay de que. Ahora comienza una nueva vida.
Lilianne tenía ahora diecisiete años. Se despidió del doctor y subió a su vuelo. Por fin empezaron a despegar. Miró por la ventana. Sobrevolaban las nubes. Era todo precioso. El doctor pidió la custodia de Lily para adoptarla, a causa de su mala vida. Por fin se iría a Corea. Aún mantenía el no querer estar rodeada de chinos exactamente iguales. Pero bueno, mejor eso que estar rodeada de idiotas. Echo la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. El viaje, por suerte, no se le hizo muy pesado ya que en casi todo el trayecto estuvo durmiendo. Bajó del avión, esperó en el aeropuerto sus maletas y luego cogió un taxi hacia su departamento. Cada mes, Christopher le mandaría dinero para pagar el piso. Cuando llegó a su nueva casa, colocó sus pertenencias. Mañana entraría en su nueva escuela. Se quitó la ropa y se puso algo más cómodo. Se preparó algo para cenar y luego decidió ver un poco la televisión. Un rayo de sol impactó en su cara haciendola despertar de sopetón. Se encontraba tumbada en el sofá.