Small and (not) cute • Jinho & Wooseok.

Polos opuestos.

"¡Pero que pequeño eres!"

"¿Cuánto mides?"

"Eres tan adorable"

"No luces como alguien de tu edad"

No, Cho Jinho no es adorable, al menos no desde su punto de vista.

A veces se preguntaba por qué para las personas, algo o alguien pequeño es sinónimo de tierno/adorable.

Y estaba completamente harto de ese tipo de comentarios que recibía constantemente en su día a día.

Niños, nunca se crean esa mentira de que si se comen todas sus verduras crecerán mucho, Jinho hizo caso a eso, y ahí lo tienen.

— Jinho hyung, ¿me pasarías el libro de literatura en el estante de arriba? — Le pidió su mejor amigo, demasiado concentrado en su tarea.

— Hyunggu, yo te quiero y todo, pero, ¿eres idiota? — El más bajo se sentó en la silla ubicada frente a él, mirándolo con el ceño fruncido.

— ¿Por qué te pones así? sólo te estoy pidiendo un favor. — Pero en cuanto Hyunggu volteo su mirada hacia dicho estante, y vio lo muy alto que estaba, se dio cuenta de que sí, efectivamente es idiota.

— Que graciosito estás hoy. — Jinho lo tomó por el hombro derecho, apretándolo fuertemente.

— ¡No me di cuenta, no seas violento! — Exclamó el menor, ganándose un llamado de atención por parte de la bibliotecaria.

— Mejor vamos a clase antes de que toque la campana, debiste haber hecho tu tarea antes.

Ambos se dirigieron al salón, Hyunggu quejándose por haber malgastado su tiempo viendo series en lugar de hacer sus responsabilidades y Jinho negándose a pasarle algún mísero punto.

— No seas malo hyung, préstame tu libro. — Le pidió poniendo cara de perrito mojado.

— Oh de acuerdo, sólo deja que lo busque. — El más bajo comenzó a revolver su mochila, dándose cuenta que el libro no estaba ahí.

— ¿Qué sucede? — Cuestionó su amigo al ver su expresión de preocupación.

— Creo que olvide mi libro en el casillero. — Murmuró golpeándose la frente con su palma.

— Date prisa y ve a buscarlo, la profesora puede aparecerse en cualquier momento. — Le advirtió apurándolo.

Jinho se levantó de su silla y fue corriendo hacia los pasillos vacíos, afortunadamente su casillero no se encontraba demasiado lejos.

Lo visualizó a la distancia, pero su sonrisa se transformó en una mueca al ver como un chico trataba de abrir su casillero dándole golpes.

A medida que se fue acercando, pudo notar como aquel sujeto era anormalmente alto.

Quiere decir, mucha gente era más alta que él, pero ese tipo ya excedía los límites.

— ¿Qué se supone que estás haciendo? — Le preguntó cruzándose de brazos, levantando su cabeza para mirarlo a los ojos.

El sujeto dejó lo que estaba haciendo, para prestarle atención al pequeño a su lado.

— ¿Yo? — Cuestionó señalándose.

— ¿Acaso ves a alguien más en este pasillo vacío?

— Pues sólo veo al conserje. — Respondió señalando al hombre mayor detrás de él que estaba limpiando el piso con el trapeador, aprovechando que no había ningún alumno a su alrededor que lo interrumpiera.