Un amor prohibido

16

Veo a Naruto parado frente mi, mientras veo como se llevan al doctor Hatake y el conductor hacia el área de emergencias..

—¿Estás bien Sakura? ¿Te lastimaste?

¿Acaso eso te importa ahora? No crees que eres el menos calificado para preguntarme eso..

—Sakura, se que te he lastimado, entiendo que fue muy difícil descubrir todo de esa manera, pero te estoy preguntando sinceramente. Además se que estás dolida, pero si tienes tiempo yo quisiera hablar..

¿Hablar? No crees que ya es tarde para eso Naruto, mira que correr y venir a ver a tu amante, justo en el mismo lugar donde yo trabajo..

—Es un ser humano el que está enfermo, tu debes saber eso mejor que nadie, yo solo me preoc..

Basta Naruto, no quiero volver a hablar contigo, en unos días te mandare un abogado para el divorcio y ahora si me disculpas tengo pacientes que atender..

—Pero Sakura, yo..

No lo dejaba terminar, no podía hacerlo, me dolía verlo preocupado por esa mujer, se que yo ocasione ese accidente, pero era muy duro ver cómo ahora el hombre que yo amo, no me miraba más a mi, como a ella.

[...]

Después de un par de horas de angustias, el saber que mi esposa e hija estaban bien me alegraba tanto..

Pero aún no entendía ¿Por qué había pasado todo esto? Hinata solo dijo que se había enterado de algo ¿Acaso Kuenai ya sabía de la relación clandestina de ella? Sinceramente no sabía como actuar ante tal situación..

—Supongo ustedes ya sabían que el parto se podía adelantar ¿Verdad señor Sarutobi?

¡Eh! Si «la voz del doctor Unimo me sacaba de mis pensamientos» él ginecólogo que atendía a mi esposa ya nos lo había dicho, pero no así de rápido, ya que tras su última consulta, todo marchaba bien..

—Entiendo, pero ahora por suerte ahora todo está bien señor Sarutobi..

Así es «aunque ahora que lo pensaba, tras saber la versión de Hinata, recordaba la actitud de Sakura Uzumaki, de su esposo ¿Acaso ellos tendrían algo que ver con esto que pasó?»

Y al ver Hinata me seguía de cerca pero sin decir nada, con razón mi hijo se le fue a los golpes, no niego que yo también sentía coraje, pero a la vez decepción, mi pequeña había crecido tanto, quería hacerle tantas preguntas, pero al ver que él médico se detenía y me pedía me pusiera una bata, gorro y cubre bocas, él me señalaba el cuarto de mi esposa..

Tras cambiarme me dirigí hacia allá, abrí la puerta y