8

136 21 7
                                    

Especial, +1000 palabras.

Hoy era el día.

Hoy hablarían con el director, Jeongguk había sido muy considerado al evitarle penumbras a su madre, a pesar de que Jimin le dijera que era mejor contarle a ella primero, no quiso arriesgarse a que Jiwon lo escuchara.

Acordaron juntarse luego de la hora de almuerzo.

Y eran las 12:52.

Jeongguk estaba muy nervioso.

-¿Estas bien? -Taehyung le susurro a su lado. Se sentía el peor amigo de la historia, luego de esa vez que Jeongguk lo salvó, intentaron juntarse únicamente en el salón o en lugares que nunca visitaban los mayores, como el patio de juegos o la biblioteca.
-Sí.

Estaba bien.

Estaba ansioso.

Ayer apenas si había visto a su hermanastro, éste había salido toda la tarde después de la escuela y no volvió hasta entrada la noche cuando él ya se hayaba en su cuarto con el cerrojo puesto.

Había sido una de esas pocas veces en las que se salvaba, normalmente Jiwon llegaba a casa y si su madre estaba presente sólo lo empujaba o le hacía bromas, y si ella no estaba entonces se volvía la mierda de persona que era. Porque no era considerado al decir que Jeongguk no merecía lugar en su propia casa.

A veces quería decirle que era un idiota, pero le temía más que nada.
Otras veces sentía compasión por la imagen del pequeño niño abandonado en casa ajena, aunque no fuera la excusa del año, no podía evitar pensar que esa era la principal razón del odio emitido de su parte.

Para no involucrar a nadie más, no le contó a Taehyung, porque sabía que el castaño le rogaría por ir y estar con él en ese momento, pero Jimin estaría ahí y definitivamente era suficiente con eso.

Taehyung lo notaba extrañamente bien. No sabía si alegrarse, así que decidió poner atención a la clase hasta que terminara y pudiera averiguar que le ocurría.

Jeongguk por mientras idealizó todo tipo de reacciones que podría tener el hombre, ¿y si no le creía? Jimin estaría ahí, si él estaba ahí, en ningún mundo podría ser tomado como falso.

Eso le dio confianza.

Hasta que sonó el timbre.

Evitó cada pregunta de Taehyung, se disculpó y abandono al castaño con su otro amigo mientras él corría a la banca que tenía por destino con su mochila.

Hoy había preparado comida.

Para dos.

Al llegar, allí estaba Jimin, luciendo tan imponente como siempre, el rostro serio mirando las últimas hojas caer. Se sonrojó al darse cuenta de que se le quedó mirando por más de diez segundos.

Se acercó.

-Hola.

Jimin lo miró, y casi le sonrió con los ojos. El hecho de que con los días se había vuelto capaz de leer a Jimin corporalmente le ponía un poco bastante incómodo, se preguntaba entonces, cuanto tiempo se quedaba viéndolo para fijarse hasta en cuantos lunares tenía a la vista...

-¿Hambriento? -pregunto intentando disipar los pensamientos de su cabeza, como si Jimin fuese capaz de leerlos.

Le dio el termo de comida que le preparó y sacó el suyo propio.

Observó la reacción del chico al abrirlo y descubrir el arroz con verduras y soja.

Su propio estómago gruñó.

Semilla | 지국 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora