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Attis

Comenzaba a arrepentirse. ¿Qué iba a decirle a Dora cuándo la tuviera de frente? Ella no le iba a perdonar por haberla tratado como una cría, eso lo tiene muy en claro, pero ¿y si ella ahora tenía novio o estaba saliendo con alguien?

La imagen de él ahorcando al susodicho se le vino muy rápido a la mente, pero gruñe ante la sola idea. Ya no debe pensar en semejantes actos si quería ser alguien correcto para Dora, la cual está seguro lo va hacer perder la cabeza repetidas veces. Los zorros podían ser astutos, pero los felinos eran rencorosos y vengativos, un dúo demasiado peligroso sin duda alguna.

Respira hondo, levanta una pesada rama que cuelga de un árbol y pasa por debajo de ella, escuchando atento los sonidos que hay alrededor. La gran reserva verde que Justice había logrado realizar estaba dando sus frutos, animales volvían, llenando el lugar de vida. Esto había creado conciencia en los humanos de igual manera, personas prestaban su servicio e incluso muchos estudiantes iban y ayudaban sin pedir algo a cambio.

Eso le agradaba a él, ya que poco a poco más humanos simpatizaban con ellos y creaban mejores lazos. Comprendían muy bien que aunque lucieran diferentes, eran iguales. Tenían emociones, mente propia.

— Entonces – comienza Daniel, rompiendo su tan profunda filosofía. – ¿cuánto tiempo nos tomara llegar? Escuche que eran dos días de viaje en carro, pero salía mucho mejor yendo a pié ya que se podía acortar el camino.

— Supongo.

— Aunque no creo que sea buena idea, sería mejor tomar un rumbo que ellos desconozcan para que así no nos atrapen.

— Tal vez.

— Por otro lado, mi madre ha dicho que me mantuviera en contacto para que mi padre no perdiera la cabeza, así que si vamos por un camino con buena señal, mucho mejor.

— Sí, no nos vayamos a perder. – Demonios, tenía unas inmensas ganas de volverse y reventarle la cara a golpes, pero no debía. Tiene que comenzar a cambiar esos feos hábitos. – Debemos llegar a la ciudad mañana, según mis cálculos.

— Espero seas bueno con las estadísticas.

Oh, en verdad desea que el día ya acabe y llegué la mañana.

Aunque el estar fuera de Fénix le sienta bien, ¿hace cuánto no salía solo? Sin su madre o padre, sin alguien que le quisiera lo suficiente como para arriesgarse. De esa forma él puede filosofar un poco, como decía Caleb.

Mira, muchacho, es mejor que comiences a ver las cosas como son. – el hombre frente de él le guía por la rampa para subir al gran barco, ¿en verdad encontraría a su madre así? Bueno, él espera que sea así. – Estaremos una semana en tierra y dos meses en mar, así que los primeros tres días son para subastarnos, tres días para satisfacernos y el séptimo para irnos ¿entiendes?

¿Cómo que satisfacernos?

El hombre le volteo a ver sobre él hombro, sonríe y se hace a un lado, para dejarlo pasar primero. Al subir se encuentra con la increíble vista del mar y el chico que le salvo; cabello negro y ojos azules, con una sonrisa acompañada de colmillos. Unos casi iguales que los suyos.

Saluda al capitán con mucho cariño y después se acerca a él, sonriendo con mucha amabilidad. Vaya, ahora podía darle sentido a esa palabra.

Ey, hola. – se inclina frente a él, sonriendo radiante. – ¿Cómo te sientes? ¿Ya comiste? – Él niega con la cabeza. – Bien, vamos a comer algo antes de que zarpen. Deja le digo al capitán y vamos por algo con mucha carne.

El lugar al que lo lleva es una cafetería, el olor es muy fuerte, pero agradable y más la gente que hay. Conversando, riendo y otros cantando, una linda señorita pasa entre las mesas y al verlos, les sonríe con amabilidad.

Les indica una mesa, su héroe se sienta primero y palmea el lugar que queda desocupado a su lado, él obvio que acepta. No le puedes decir "no" a alguien tan genial como su salvador. Él es quien pide la comida y bebidas, los nombres no le suenan y no les logra dar una imagen, ni siquiera un sabor.

¿Ya te dijo el capitán cómo te vas a llamar?

Sí: Mateo.

Vaya, es un buen nombre, ¿no lo crees?

No del todo. – baja la mirada, su labio inferior temblando por el llanto que quiere contener. – ¿Mamá me hubiera llamado así?

No sé, la verdad, pero suena bien. – le acaricia el cabello. – Eres un buen chico, mereces mucho y no sé si tu mamá te dejo por decisión o no, pero ¿sabes? Prometo ayudarte a encontrarla, paso mucho tiempo sin hacer nada, así que te voy a ayudar.

¿En serio?

Claro, si no la encuentro dejare de llamarme Caleb.

Sonríe al recordar ese día, su primera vez que comió una hamburguesa doble con extra de tocino acompañado con una malteada de fresa. Se volvió su comida favorita, junto con las papas fritas y Caleb se volvió un papá, ¿quién diría que sería adoptado por él y cumpliría su palabra? Encontrar a su madre, Alysia...

Se queda quieto al escuchar el sonido de un claxon, ladea un poco la cabeza hacia la derecha y después a la izquierda, ¿de dónde vino ese sonido? ¿La carretera estaba cerca ya? ¿Tan rápido?

— ¡¡Maldición, papá!! – muy apenas es capaz de ver sobre el hombro, cuando Daniel le sujeta del antebrazo y le lleva arrastrando a la derecha, corriendo. – ¡¡Usa los pies!! ¡¡Corre!!

— ¡¿Qué demonios pasa?!

— ¡Es mi papá! ¡Creo que mamá no lo convenció!

— ¡¿Qué quieres decir con eso?!

Daniel no responde más, solo le suelta y se escabulle entre los árboles, eso le sorprende. Nadie corre de esa forma a menos que ya haya sido perseguido anteriormente, cosa que él sabe antemano, pero ¿el hijo de Susy? No conoce mucho de él, pero sabe que todos los hijos de los Nuevas Especie o Voraces son súper protegidos, su padre era el claro ejemplo.

Ahora que lo analiza ¿qué sabe él de Daniel? Solo tiene entendido que fue adoptado porque no tenía a nadie y vivía en la calle, pero ahora que aparecía la hermana mayor y el chico le daba por huir e ir contra todos, sólo por llegar al lado de su amada.

¿Acaso eso no era una jodida locura?

Cuando sus pies tocan el cemente, siente una mano jalarle de la muñeca, atrayéndolo tras de un gran tronco y al voltear ve a Daniel, quien le pide con la mirada que guarde silencio.

Asiente, antes de escuchar el motor del vehículo pasar cerca de ellos. Al alejarse, ambos sueltan un suspiro y se ven a los ojos un momento, para después soltar una risa baja. Sí, ahora sí que estaba metido en una jodida locura.

— Bien, ahora a esperar que alguien nos dé un aventón. – menciona Daniel, comenzando a andar tranquilamente por la carretera.

Él niega divertido, mete la mano en el bolsillo, pero con un suspiro deja su celular ahí. Todavía no es tiempo de llamarle, al menos así lo siente él y no quiere tampoco precipitar las cosas. Sabe que ya ha pasado tiempo desde que le llamo o desde el último mensaje que tuvieron, a decir verdad... no recuerda cuando fue eso.

La última vez que platicaron ambos estaban enojados, tal vez ella más que él por lo que dijo, pero simplemente no podía decir: "Sí, Dora, te amo y quiero formar una familia contigo", tiene cosas que contarle, lo que hizo estando con el capitán y la vida que llevo en el mar.

Suelta un suspiro cansado, ajustando mejor la mochila sobre su hombro.

A lado de ella, parece un jodido cuervo queriendo enamorar una blanca paloma. 

Attis / Daniel (Nuevas Especies Fanfic #15)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora