Prólogo

8 0 0
                                    


Mi cumpleaños se aproximaba cada día, y mientras veía pasar los números en el calendario, no podía dejar de pensar en lo que él me dijo la última vez que nos vimos.

- El unicornio- repetía- la clave está en el unicornio.

Yo estaba demasiado confundida en ese entonces, el verlo desaparecer entre los arboles a la mitad de la noche al compás de las sirenas de las patrullas policiales, me había congelado en el acto. Mis piernas no se movieron aunque mis labios no dejaban de pronunciar su nombre hasta que no pude verlo más, solo así, las lagrimas comenzaron a correr sobre mis mejillas. 

Eso fue hace más de 20 años.

Aun lo extrañaba, aun pensaba en él, pero las arrugas en mi tez acaparaban toda mi atención en el presente. Los años cobraban bien el paso debajo de mis ojos y alrededor de mi boca, las manchas del sol se dejaban ver en cada parte de mi rostro, incluso mis manos temblaban con la piel extra que colgaba entre mis dedos. No era exactamente lo que esperaba a mis cincuenta.

"El unicornio"

Las palabras rebotaban en mi mente cada vez que me miraba al espejo.

"La clave está en el unicornio"

Él tenía razón, mi única esperanza era el encontrar al unicornio. Tomé las llaves del auto dentro de mi bolsillo y me dirigí a la puerta de mi habitación, estaba lista. Me había mantenido lejos de la situación por años, más ahora que me enfrentaba con completa realidad ante el tiempo, ninguna otra opción me quedaba. 

Debía hacer lo que él me pidió hace ya tanto tiempo. 

Debía encontrar al unicornio.

La Juventud EternaWhere stories live. Discover now