Capítulo 38

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¡Las manos donde pueda verlas! —gritó un oficial de seguridad privado

Gracias a Dios — pensé —

Baje el arma despacio — ordenó — no vayas hacer algo de lo que te puedas arrepentir

La mirada desafiante entre el agente de seguridad y el encapuchado era retante, no quería obedecer al oficial.

— ¡EL ARMA AL SUELO! — gritaba apuntando con su arma —

Diego giró rápidamente, golpeando al hombre y arrebatándole su arma.

Sabía que vendrías hijo* de perra* — dijo apuntando a su cabeza —

Diego por favor no vayas hacer una locura — imploraba a sus espaldas

Suelte el arma — decía el agente apuntando ahora a Diego. Él bajo el arma cautelosamente lejos del encapuchado quién estaba tirado —

No te vas a mover — decía el agente acercándose al hombre en el suelo con las esposas en la mano —

Rápidamente se las colocó y juntos se levantaron

Se salvaron que pasaba por aquí - nos dijo el agente — llamaré a la policía para que vengan por él y no suceda una tragedia

Antes de llevarse al hombre esposado, Diego se acercó a él y le susurró unas palabras al oído ¿Lo conocerá?

¿Amor que fue todo esto? — decía angustiada con los ojos cristalinos —

Fue un mal rato mi amor — dijo, tomando mis mejillas entre sus manos — regresemos a la fiesta, sí...

Asentí con mirada gacha, aun no entiendo que acaba de suceder.

De regreso a la fiesta, el camino era silencioso, estaba en shock y con dolor de cabeza, debido al estrés sometido.

¿Qué le dijiste a ese hombre al oído, lo conoces? — pregunté deteniendo a Diego —

No sé quién es — respondió — pero sé quién lo mando

Un escalofrío recorrió mi cuerpo hasta el último pelo de mi cabeza.

¡¿Quién Diego?! — Me asusté — crees que haya sido Ana —

Hace días me están siguiendo Alina—

¡¿QUÉ?! — Dije fuerte deteniéndome — por qué no dijiste nada —

Por qué todo lo tenía bajo control Alina, sabía quién era y a que venía

Y según tú ¿por quién venía? A matarte a ti o venía por mí... ¿Para eso me trajiste aquí Diego? — estaba alterada —

Nunca más vuelvas a pensar eso. Jamás haría algo que te pusiera en peligro Alina — decía enojado — ¿Cómo puedes pensar eso?

¿Qué te pasa Alina, cómo puedes pensar que Diego quiere ponerte en peligro? — Pensaba — cae en razón mujer

Perdóname Diego, de verdad. Toda esta situación me pone muy nerviosa

Cálmate, ya todo paso — me dijo pegándome a su pecho —

Ana

¡Estoy rodeada de imbéciles! — Pensaba furiosa — ¿Cómo es tan estúpido de dejarse atrapar? —

El Tiempo Después De Ti ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora