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"¡Los señores Seo se acercan, los señores Seo se acercan! ¡Todos a sus puestos, rápido!"

Los pasillos de aquella inmensa mansión pronto se convirtieron en un hervidero de gente corriendo de un lado para otro como pollo sin cabeza. Dos semanas atrás habían recibido el aviso de que una importante familia de dinero, proveniente del continente americano, había comprado los derechos de la mansión y la harían su residencia principal durante algunos meses.

El caos y el nerviosismo se extendieron como la pólvora: algunos discrepaban sobre la presencia de extranjeros en sus tierras, otros, sin embargo, estaba que rebosaban alegría. Tailandia era un país más bien pobre en comparación con otros de la misma zona del mundo, y ya no había duda alguna si se ponía en los mismos términos con cualquiera de las potencias económicas europeas. Las familias de dinero en aquel caluroso país del sur de Asia tenían dinero, sí, pero sin duda alguna la familia Seo les triplicaba en fortuna. Sus críticos tan solo hacían alarde de la gran envidia que sentían por ellos, y sus devotos aplaudían con efusuvidad su llegada, pues esta significaba dinero, y dinero en cantidades ingentes, que vendría muy bien a todas las familias que dependían directa e indirectamente del mantenimiento de aquella gran mansión de estilo renacentista.

Con dos palmadas, el mayordomo jefe mandó a las doncellas, cocineras y servicio de limpieza y jardinería de la mansión a colocarse en dos filas, creando un pasillo desde la puerta principal hasta las escaleras que presidían la amplia estancia que era la entrada. Fue recorriendo a los trabajadores, uno a uno, escudriñando su rostro con una mirada afilada y calculadora. Era su trabajo, se tenía que asegurar que todos estaban en condiciones de servir, todos estaban a su cargo y por ello él era directamente responsable si algo iba mal; no podía dejar pasar ni un solo detalle.

Detuvo sus pasos frente a una joven muchacha, que miraba al techo con cierto nerviosismo; de hecho, su labio inferior había perdido el color, de la fuerza que tenía al ser apretado contra el superior. Su pelo negro y sedoso, largo como una cascada, estaba trenzado a ambos lados de su rostro, cayendo tras sus orejas por encima de sus hombros, acabando en punta cerca de su plano pecho.

ㅡ Señorita. ㅡla voz del viejo mayordomo tronó en la sala, haciendo dar un leve respingo a todos los presentes, incluida a aquella doncella de mirada asustada, cual cachorro.

ㅡ ¿S-...sí, señor? ㅡla joven no se atrevía a levantar la vista hacia el hombro, solo tragó saliva y esperó a lo que tuviera que decir; su cuerpo inconscientemente estaba tensado, agazapado, como si tuviera que esquivar en cualquier momento un golpe que parecía ser inevitable.

ㅡ No quiero tener noticias de más fallos por su parte, ¿de acuerdo? ㅡchittaphon asintió efusivamente, agachando la cabeza unos segundosㅡ. Es muy importante que nada salga mal en la recepción de los señores Seo. Y recordad, ㅡahora su atención y sus palabras recaían en la atención de todos los presentesㅡ, siempre debemos mostrarnos educados y dispuestos a todo lo que nos puedan pedir, ¿de acuerdo?

ㅡ ¡Sí, señor! ㅡtodos los integrantes del cuerpo de trabajo de aquella mansión gritaron al unísono, haciendo asentir satisfecho a su jefe.

ㅡ Saldré a recibir el coche, mantened la postura.

A pesar de que esas habían sido las palabras del mayordomo, hubo alguien, de los presentes, que no siguió las órdenes, y cuando el anciano ya se encontraba fuera de su campo visual, abandonó su posición para corretear feliz a la otra fila.

ㅡ ¡Buh!

Chittaphon sintió su corazón saltar dentro de su pecho, en un sobresalto que por casi le cuesta soltar allí en medio un gemido de sorpresa. Se llevó la mano allí donde el músculo más importante de su cuerpo latía acelerado, como si en cualquier momento fuese a romper la cárcel de costillas donde le habían metido y salir corriendo por la impoluta alfombra roja y dorada de cachemir, en dirección al piso superior. Giró la cabeza, descubriendo a su espalda a Lucas, uno de los trabajadores de jardinería, y el más joven en plantilla.

[Johnten] 'Yes, Master'.Where stories live. Discover now