El hombre de hierro maneja la nave espacial dejando por fin las ruinas del planeta Titán, a su lado, Nébula permanece en un silencio sepulcral apenas da ocasionales miradas al conductor para luego dar por concluida su pequeña inspección, sus manos se mantienen apretadas en puños encima de sus rodillas.
—¿A dónde planea ir?
—No lo sé. Necesito contactarme con alguien. Tal pueda hacerle mejoras a... —él piensa bien sus palabras—, bueno, a tu brazo artificial.
—¿Tengo otra opción?
—No —murmura. El nudo en su garganta sigue presente, la viva imagen de Peter Parker desvaneciéndose frente a sus ojos se repite incontables veces. Sabe bien que aquel recuerdo va a perturbar sus sueños. Se ve obligado a pestañear para evitar llorar frente a la contraria.
Nébula suspira, iba a ser un largo e incómodo viaje hacia la Tierra.
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Sentada encima de la mesa dentro del taller de Tony, Nébula observa como el hombre busca desperfectos en el brazo izquierdo, moviendo herramientas de trabajo con una destreza digna de admirar.
Es lo primero que ha hecho Tony al llegar, no le ha importado el cansancio debajo de sus ojos o sus heridas producto de la batalla contra Thanos.
—Me parece que he finalizado.
Nébula mueve su extremidad la cual se siente como nueva, sonríe inconscientemente, por supuesto que ella jamás diría en voz alta el gran desempeño demostrado.
—¿Ibas a llamar a alguien?
—Sí —él inspecciona los bolsillos de su vestimenta en busca de aquel celular antiguo entregado por Steve, aunque no está seguro si lo ha guardado antes de enfrentarse a dos miembros de la Orden Oscura—. No importa, llamaré a Rhodey. Puedes regresar a la sala si deseas.
Nébula hace una mueca que Tony no es capaz de descifrar, sin rechistar ella deja el taller para que el contrario realice la llamada.
Haciendo uso de la I.A, el hombre de hierro le pide a VIERNES contactarse con Rhodey. Esperando, suplicando entre susurros para que su amigo no haya tenido el mismo destino que la mitad del planeta, ya tuvo suficiente con no ver a su mejor amiga por ningún lado de la estancia mientras las palabras de Peter seguían grabadas en su mente. Casi solloza de felicidad al escuchar la voz tan conocida al otro lado de la línea, Rhodes informa todo lo sucedido, sin mencionar las pérdidas. Tony por su parte, relata lo sucedido con aquel joven de Queens que solo buscaba brindar ayuda para salvar el planeta y que terminó reducido a polvo o la impotencia que recorrió su herido cuerpo al no ver a Pepper a su regreso. Rhodey permanece en silencio, hay una pequeña interferencia hasta que el coronel vuelve a retomar la palabra, una simple frase antes de que la comunicación concluya.
"No debes estar solo, Tony, ven a Wakanda".
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Termina convenciendo a Nébula de ir con él, a pesar de la negatividad contraria, Tony repite que ahora todos los sobrevivientes son un equipo, Nébula murmura algo entre dientes, pero termina accediendo y así ambos emprenden su llegada a Wakanda, viéndose enfrascados nuevamente en un viaje incómodo y sin plática de por medio. Tony le pide a Nébula conducir la nave espacial que yace en modo invisible encima de la azotea del lugar, ella asiente y es la última interacción entre ambos.
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El aterrizaje es ligeramente forzoso, entre tanto desastre se convierte en una total hazaña conseguir un lugar adecuado para dejar estacionada la nave, Nébula hace una maniobra increíble y el vehículo finalmente toca tierra firme, activa las compuertas y junto con Tony pisan el suelo de Wakanda, Rhodey está esperando afuera, apenas frunce el ceño ante aquella persona que no logra reconocer porque toda su atención se centra en su amigo. Tony luce extremadamente agotado, con la mirada puesta en algún lado de la vegetación, Rhodes lo envuelve entre sus brazos.
