¡Say Wow!

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Desde el momento en el que sus ojos se encontraron, Mingyu solo pudo abrir su boca y murmurar un muy bajito: “Wow”.

¡Hey!, no lo pueden culpar al pobre. Cualquier persona diría algo así al ver tan bellos ojos.
Un suspiro abandonó sus labios, uno enamoradizo, o como diría Jihoon; “Enfermizo”.

—Mingyu-ah, estás enfermo.— Afirmaba Jihoon.

—Sí, lo sé.— Contestaba Mingyu, atontado con semejante belleza que tenía en unos metros.

No sabía quién era, no sabía su edad ni sus gustos, ni siquiera sabía su nombre y eso fue lo que más le avergonzó. El único conocimiento que tenía sobre aquél chico de ojos preciosos era que estaba en el club de música. Y woah, sorpresa, Jihoon era el fundador y se negaba a darle información sobre él, solo estaba pidiendo su nombre, solo eso y podría ser feliz durante años.

—Jihoon, por favor.— Pidió por quinta vez en menos de un minuto, la paciencia del más bajo estaba siendo colmada, se estaba aguantando las ganas de estamparle en la cara un trozo de pan que tenía en su bandeja. Ambos chicos sentados en la cafetería, en la mesa del fondo, uno frente al otro. Cualquier persona que los viera pensaría que esos dos eran pareja, no podrían estar más equivocados. Solo eran amigos, nada más.

Los ojos de Mingyu se aguaron y Jihoon bramó exasperado, ningún ser existente se podía negar a esos ojos de cachorrito regañado ni a ese pequeño pucherito que formaban sus labios para conseguir lo que quisiera.

—No, Mingyu, no.

—Si, Mingyu, sí.— Los ojos del moreno ahora estaban brillantes de emoción, una vez más, conseguía lo que quería con una mirada.

—Su nombre es Hong Jisoo, eso es lo único que sé sobre él.— Tras un largo suspiro, finalmente habló el mayor, apoyándose en la mesa mientras tomaba un poco de su jugo en caja.

—¡Te amo, Jihoon!, ¿Lo sabías?— Alzó su voz llamando un poco la atención de las demás mesas, lanzándose a abrazar el pequeño cuerpo de su mejor amigo quien ahora tenía sus mejillas rojas de vergüenza, cubrió su rostro con sus manos y lo alejó de un golpe en el abdomen. Ese golpe había sido fuerte pero Mingyu estaba tan metido en su ensoñación que ni siquiera lo sintió, lo dejó caer y puso sus manos en sus mejillas.

Siempre que estaba emocionado lo hacía.

—Hong Jisoo, un nombre precioso para una persona tan preciosa.— Sonrió de oreja a oreja consiguiendo una mueca de asco de Jihoon, nunca había visto a Mingyu así de atontado por alguien. Su amigo poste siempre parecía estar en las nubes, pero en esa ocasión lo parecía muchísimo más y sinceramente eso le asustaba.
Pero obviamente, no lo iba a admitir, tenía un orgullo que no se lo permitía.

—¿Entonces?, ¿Qué harás para acercarte a él?— Habló cuando se cansó de ver al menor con esa expresión tan molesta en él. La cara del castaño cambió de emocionada a confundida. No hubo necesidad de hablar ya que con eso le dejó todo en claro.— No tenías planeado acercarte, ¿Verdad?— Puso una mano en su frente.

Las mejillas del moreno se tiñeron de rojo, miró hacia otro lado silbando mientras tomaba con sus manos el jugo en caja que aún estaba a medio beber.

—Eres tan predecible.

—¿Qué quieres que haga?, ¿Quieres que me acerque y le diga: “¡Hola, soy Kim Mingyu y soy la persona que siempre que tiene la oportunidad te mira como si quisiera saber todo de ti pero le daba pena acercarme a ti!, ¡Seamos mejores amigos y luego cásate conmigo!”— Jihoon soltó una carcajada y asintió.— ¡Jihoon, esto es serio!

—¿Qué?, es una opción acercarte de esa manera a él.— Subió y bajó sus hombros.

—Tu quieres que tu mejor amigo sea tachado como loco, ¿No es así?

Say Wow! [Minshua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora