Capítulo 27.

43 3 0
                                    

"La luz es fácil de amar, muéstrame tu oscuridad" -Ron Israel.

De nuevo sentí esa sensación de ser arrollado por un camión a toda velocidad, esa sensación no era más que la caricia de la cruel realidad.

Resignándome de una vez por todas, dije:

-Quiero salir de aquí, no me pueden privar de verla por última vez -mi voz fue casi nula.

Raymundo asintió y escondió rápidamente sus lágrimas.

-Alice quiere hablar contigo -me avisó.

Esta vez fui yo quien asintió, Raymundo salió, en ese instante Alice aprovechó para entrar.

No se veía molesta por nuestra anterior pelea, sin embargo su rostro estaba neutro.

-Alice, lo siento... simplemente, ya no sé ni lo que hago...

Me interrumpió.

-Lo sé, hemos salido de tantas situaciones complicadas, juntos... solo, no dejaré que termines con tu vida, entiéndelo de una vez.

Rodé los ojos.

-Es fácil para ti decirlo, pues no has amado a nadie nunca, o al menos no has amado a alguien con la misma pasión que yo amé y sigo amando a Lissa... ¡no lo entiendes!.

Alice se acercó a mí y sonrió, sin embargo fue una sonrisa triste. Negó suavemente con su cabeza y dijo:

-Hermanito, eres un estúpido -su voz calmada-. Quizás no me he enamorado de nadie, pero sí he amado, he amado intensamente... te he amado a ti, siempre he estado contigo y si me hubieses importado una mierda nunca hubiese decidido trasnformarme en vampiro por ti... eres... ¡eres un egoísta! -ésto último lo soltó un poco irritada.

-¿¡Egoísta!?, ¿¡yo!?.

Sacudió su mano lánguidamente.

-Nooo, yo -agregó con sarcasmo-. ¡Siempre eres tú!, tú y solo tú, te quieres suicidar sin pensar en como nos dejarías de destrozados a nuestros padres y a mí...

-Alice...

Me interrumpió.

-Ahora veamos, ¿cómo te sentirías si yo me suicidara primero que tú?.

Touche.

Diablos, Alice debería de trabajar como consejera y psicóloga, ella te hacía ver las cosas magníficamente, y una vez que las veías te sentías como una verdadera mierda.

Después de decir todo esto ella no pudo más y rompió a lágrimas.

-Ya no sé... he hecho todo lo que puedo por ti y sin embargo creo que no es suficiente... creí que tendrías una eternidad feliz junto con Lissa...

La abracé fuertemente, su pequeño cuerpo se estremecía en cada llanto.

-Alice lo siento, lo siento tanto, se supone que yo debo cuidarte, te he fallado... le he fallado a todos -una lágrima delatora rodó por mi mejilla.

-No puedes tratar de ser Súperman, hermano.

Luego de disculparnos y conversar, tomé mi decisión final, no terminaría con mi vida, viviría con mi familia y llevaría a Lissa siempre conmigo en mi pensamiento y mi corazón. Algo si admití: no sería el mismo de antes, aunque tratara creo que sería imposible, no asesinaría humanos como antes, sin embargo sería un poco más frío, parecería más un objeto que se mueve y se alimenta de sangre animal que un vampiro caminando... la decisión de permanecer aquí fue más bien por mi familia.

Atada a tu almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora