Miau. Eso es todo lo que entienden los humanos. Me gustaría que me escuchen. Pero nadie escucha a los gatos. Es una lastima por que vemos todo, o casi todo. Vivimos en los techos, bajo los autos, en las camas, en las cocinas. Estos médicos pedantes me escuchan aun menos. Y yo si se que es lo que paso, yo vi lo que le paso a ella. Ella es la dueña perfecta. Soy su mascota hace tres años y nunca he pasado frío ni tenido hambre. Vivimos solos en un departamento en el 5to piso. Trabaja en una panadería tradicional, le gusta el jazz, las revistas de chismes, los problemas y el color azul. Ama usar vestidos, y me ama a mi. Soy lo único que hay en su vida. No tiene familia y sus amigos no la quieren lo suficiente como para visitarla. Es extraña, romántica, y puntual. Todos los días a las 8 en punto me sirve crema con nata, y a las 20 en punto me da mi lata de pescado. No es una persona que sufra, pero tampoco es feliz. Creo que ese día fue el único en el que fue completamente feliz.
Se levanto temprano, se baño, me sirvió la crema y se fue. Volvió antes de lo usual, y se veía distraída. Fue directo a su cuarto ignorándome por completo. Abrió las cortinas y el sol inundo la habitación, iluminando la enorme cama, el velador, y los cuadros de Marc Chagall. Me subí al marco de la ventana y me tendí sobre unas flores que tiene en macetas sobre el abismo. Se acostó sobre la cama e hizo una llamada. En el instante en que la atendieron me di cuenta que era un hombre el que hablaba del otro lado. Su voz se volvió mas aguda y por momentos hasta aterciopelada, empezó a jugar con los flecos de la colcha sobre la cama. No solo era un hombre, era un hombre que le gustaba. Sorprendido empesé a prestar mas atención. Su voz por momentos era juguetona y atrevida, por otros completamente sensible, inocente. Eso no me gusto, nunca había tenido que competir por su atención. Maullé. No me escucho. Maullé mas fuerte, me ignoro.
Baje de la ventana y me subí a la cama junto a ella. Me refregué contra sus muslos para llamar su atención. Me acaricio unos momentos pero seguía concentrada en el teléfono. Lo invito a cenar, y el acepto. Era la oportunidad perfecta para conocer a mi oponente. Colgó el teléfono, me miro y me dijo: hoy vas a conocer al hombre de mi vida, sentite feliz. Y mientras pronunciaba estas palabras me rascaba la panza y se levantaba para darme mi lata. Dormí el resto de la tarde, y cuando me levante la vi con un vestido azul, apretado en la cintura y mas escotado que de costumbre. Sus labios rojos y su pelo suelto, cosa extraña en ella. Desee ser humano, para poder decirle lo linda que era. Por suerte el se lo dijo por mi. Pensé que iba a odiarlo pero era agradable. La trataba con dulzura y la miraba con deseo. La tomaba por la cintura y le hablaba con elegancia. Ella estaba perdida en su mirada, se notaba que ya se había enamorado. Sus conversaciones eran extrañas. Escuchando, me entere que ellos hablaban hace mucho tiempo, que se conocían. Pero recién hoy se veían cara a cara por primera vez. La tensión era increíble. Me subí a la falda de el para prestar mas atención. Me rascaba el cuello mientras le decía cosas hermosas. Ella estaba radiante. Yo había sido su mascota por casi 3 años, y era la primera vez que la veía con un hombre. La cena termino en silencio, solo se miraban. Me di cuenta que sobraba y me baje de encima de el.
Fui al cuarto y me acomode en la ventana,como mas temprano. Ellos no tardaron en entrar al cuarto detrás de mi. Toda la tensión se rompió en un largo y pausado beso. El la despeinaba, y ella se aferraba con fuerza. Me fui al techo al ver que mi presencia los incomodaba. No vi lo que paso, pero lo deduje. Esa noche dormí en el techo. Nunca había tenido que dormir así, pero ella nunca había estado con un hombre, así que estábamos a mano. La noche fue corta, pero dormí hasta tarde. Cuando baje los encontré desayunando, el me sirvió mi leche. Pusieron musica y sin hablar empezaron a bailar muy cerca. Había algo familiar en su comportamiento, era por instinto, no pensaban como humanos , no eran racionales. Eran como felinos, si querían dormir, dormían, si querían comer, comían , si querían amar amaban. Ese día se amaron hasta hartarse. El tenia los labios moreteados de besarla, y la espalda arañada. A la hora de mi lata fui a reclamar al cuarto, y me subí a la cama entre los dos. Estaban desnudos y destapados, había distancia entre ellos, hablaban y reían. Notaron mi presencia cuando empecé a ronronear. A cuatro manos me rascaron. No comí pero tampoco me puedo quejar.
A la hora de irse ella lo acompaño hacia la puerta, y lo beso por ultima vez. Esa noche dormí con mi dueña de nuevo. Su cuerpo estaba exhausto, y su mente estaba drogada con hormonas que se segregan cuando uno esta enamorado. Antes de dormirse me pregunto: ¿Te parece que 24 hs fue mucho? Maullé, mi respuesta fue si. Todo fue muy dulce y salvaje, pero no supieron medirse. Su cerebro racional se apago por completo, pero cuando vuelva a prenderse, van a sentir los efectos de la sobredosis. Y después lo peor, la abstinencia. Pero eso esta en veremos, ni ellos saben cuando van a volver a verse. Yo soy el único testigo de todo esto, y es una lastima que los médicos no puedan decodificar mis maullidos. Por que esta fiebre extraña que ataca a mi dueña hace 1 semana no es nada mas que una sobredosis. Ese calor que emanaban nunca se fue, se quedo dentro de ella. Y la esta matando.