Camaleón

Capítulo IV

Al otro día se despierta, en una cama limpia con sábanas blancas y muy cómodas, su habitación tiene de todo, no hacía falta salir para ir al baño. Llega a la cocina y en la mesada hay una bandeja con frutas frescas, hace dos chasquidos con el dedo pulgar y su mayor para que la luz se encienda. Agarra una banana y ve las noticias.

Sergio. Me dijo Alfredo que vendrían a buscarme... pero no me dijo a qué hora.

Suena un teléfono.

Sergio. ¿Hola?

Teléfono. Hola Sergio, ¿desayunaste? [Suena una voz femenina]

Sergio. Estoy en eso señorita, ¿con quién tengo el gusto?

Teléfono. Perdón, mi nombre es Érika y soy la mano derecha de González, tu doctor.

Sergio. ¿Quién?

Teléfono. Desayuná. A nosotros nos vas a conocer en otro momento.

Sergio. Dale. ¿A qué hora vienen?

Teléfono. A las 10:30am te va a visitar un médico clínico, él te hará estudios de todo tipo, en verdad todos los que necesitamos, y son muchos. ¿Tomabas bebidas alcohólicas?

Sergio. No.

Teléfono. ¿Te drogabas o sólo distribuías?

Sergio. Sólo distribuía.

Teléfono. ¿Algo que no sepamos? Nos vamos a enterar de todos modos, pero mejor que nos digas para agilizar los trámites.

Sergio. Nada, hasta comía bien antes de que me encierren.

Teléfono. OK, dentro de un rato llega el médico.

Sergio. Gracias.

Puntualmente llega el doctor, le extrae sangre, hace una encuesta por su alimentación, también le hace sugerencias en su comida y modo de comer, además de esos controles y sugerencias también se le añaden actividad física. De esa manera pasa un mes con controles en días al azar sin tener más contacto con otras personas, excepto la mujer que de lunes a sábado llegaba a ese departamento a las 8:00am para mantener todo aseado e higienizado.