El por qué aquel sábado la habían escogido para una mesa electoral era una cuestión que se dibujaba controvertida en su cabeza. Porque claro, para la Gorda, aunque escéptica a lo que no veía, retenía posos de imaginería; (superstición popular), y quería pensar que aquella asignación no era tan azarosa y aleatoria como a simple vista pudiera parecer y que más bien era fruto de una trama conspiratoria efectuada por sus compañeros Marcos y Leandro. El Marquitos y el Liendres como los designaba ella. Si ella era capaz de guardar un muñeco vudú de ellos, ¿que podían tener ellos de ella?, que eran mucho más retorcidos, se preguntaba. No se hubiera levantado ni a votar, nunca lo hubiera hecho, la política era..., constituía todo un callejón sin salida. No la entendía, todo el mundo hablaba de la misma, pero ella lo veía todo turbio, o demasiado claro, como para molestarse en inmiscuirse. La política, era ese baluarte que se utilizaba para desahogarse o entablar conversación o discusión a falta de la temática del tiempo, neutral asunto tan bien llevado por los ingleses. Lo tenía claro, siempre era igual, alguien mandaba y no era ella. Así que no se molestaba demasiado en el asunto. Bastante tenía con ocuparse de los desempleados todos los días, para que otro berenjenal la sacara un domingo de la cama antes de las doce de la mañana. Pero esta vez por ley no le tocaba otra que acudir, a nada menos que manejar el cotarro.
Las mesas del colegio electoral estaban colocadas ex profesamente para la jornada. Encima, un libro con muchas instrucciones, bolígrafos, subrayadores y la urna. La Gorda había sido asignada presidenta de una mesa con otros dos vocales. Un chiquito gordito con rizos curvilíneos, Isidro, que ahora estaba diplomándose como masajista y Lolo, programador que tocaba el saxo bajo. Había dos interventores para cada mesa electoral, que no se separaban de la urna. Pertenecían a los dos partidos mayoritarios del país. Alcocer venía en representación de los liberales y Sabicas de los conservadores. Este último estaba encima a todo momento del vocal Lolo, y le hacía repetir constantemente la actualización de los votos.
- ¿Cómo vamos? - Le preguntaba. El otro, que empezaba a agobiarse, suspiraba por la insistencia del interventor y optaba finalmente por hacerse el longuis.
-Deberían poner alguna actuación para entretenernos, un striptease u algo así, ¡ni el bocadillo nos dan aquí y mira sí vamos a pasar horas! - Dijo Sabicas que no se callaba ni debajo del agua.
Había un integrante de cada partido minoritario para toda la sala de votaciones, que se componía de varias mesas. Los pobres, se deslizaban como fantasmas de una mesa a otra. Sin embargo, los dos partidos mayoritarios contaban con un interventor para cada mesa.
-Este tío es tonto ¿eh?, es tontísimo- indicaba Alcocer, el de los liberales, a Isidro refiriéndose al conservador cuando veía que este no podía oírles- Tonto redomado. -
Este asentía sin decir ni que sí, ni que no, deseando que la hora del almuerzo les sorprendiera pronto. La Gorda era la que más anhelaba ese momento, ante un domingo así frustrado era lo único que podía esperar con anhelo. Pero era la jefa de su mesa, debía mantener el tipo, y a esos dos tipejos de los partidos alejados de las urnas sacramente custodiadas con su autoridad, fuera de sus tentadoras manos, de los que intuía que querían modificar los resultados.
-Este es un momento importantísimo para los ciudadanos- Apostilló Alcocer en un arrebato de comenzar una arenga demagógica.
-Sí – asintió la Gorda que no le estaba prestando atención.
-Aquí nos lo jugamos todo, aquí es cuando el ciudadano tiene la espada de Damocles por el mango, ja, sí. Aquí es cuando ponemos las cosas en su sitio, y a todos en su sitio, aquí, aquí es donde manifestamos nuestro acuerdo o desacuerdo con la gestión llevada y ponemos firmes a los gobernantes.
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UNA VIDA CUALQUIERA
AventuraDos personajes. Dubotsky y la Gorda cuyas vidas aparentemente normales van tomando giros insospechados. Van apareciendo personajes y situaciones de lo más insólito en sus vidas con los que tendrán que lidiar, convivir y enfrentarse e ir superponiénd...