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Los chicos de la universidad los Andes se preparaban para un nuevo año, para algunos era el primero de muchos. Ese era el caso de Sam, se sentía sumamente nerviosa, el estar ahí para estudiar la carrera que tanto deseaba era realmente emocionante.
*
El reloj marcaba las 6:45AM y estaba apunto de llegar a mi destino, era una buena hora, ni muy tarde pero tampoco muy temprano. Después de unas cuantas cuadras papá estaciono el auto frente al colegio.
-¿Estas lista?- me dirigió una sonrisa nerviosa
- Si papá, estaré bien - le devolví una sonrisa que demostraba tranquilidad. Estaba un poco nerviosa, pero mas que nerviosa me sentía emocionada. Abrí la puerta del auto y con un beso en la mejilla me despedí de mi padre.
Saque mi horario que indicaba que mi primer clase era en el aula 23, camine sin dirección alguna tratando de encontrar el aula. Pasaron alrededor de diez minutos en los que no logré dar con mi aula y sin más opciones tuve que acercarme a un chico que parecía agradable y se encontraba a unos centímetros de mi
-Hola, amm, necesito encontrar el aula 23 y llevo más de diez minutos buscándola así que me preguntaba si podías ayudarme- casi me quedé sin aire al decirlo todo tan rápido y al mismo tiempo me pregunté si aquel chico había entendido algo de lo que había salido de mi boca.
-Claro, voy para allá, sigueme- el chico soltó una pequeña risa y comenzó a caminar.
-¿Así que estudiaras música?- pregunto mientras entrábamos al aula en la que ya se encontraban varios alumnos.
-Si, estoy muy emocionada- respondí buscando un buen lugar para sentarme.
-Perro, por acá- exclamó un chico de gafas hacía el chico que acababa de conocer. No sabía si seguirlo o quedarme ahí parada.
-Ven- puso su mano en mi hombro y me dirigió hacía los dos chicos que se encontraban en los asientos de atrás.
-¿Qué pasa perros?- sonriente el chico alto saludo al de gafas y al otro chico de cabello largo.- Ella es, ammm, no te he preguntado tu nombre- se dio un golpe en la cabeza mientras reía.
-Cierto, me llamo Samantha, pero pueden decirme Sam- había olvidado presentarme, en realidad el chico y yo apenas habíamos cruzado unas cuantas palabras.
-Mucho gusto Sam, me llamo Juan Pablo, aunque la mayoría de mis amigos me llaman Isa por mi apellido Isaza, el es Simón o Monchi- dijo señalando al chico de gafas- y el es Martín o Marto- ahora señaló al chico de cabello largo.
-Es un gusto conocerlos, no soy muy buena haciendo amigos- y era cierto, siempre he sido algo torpe con estas cosas, aunque luego vería a mis amigas ellas no estarían en las mismas clases que yo como solía ser antes.
-Estas a salvo con nosotros- dijo con una sonrisa el chico llamado Martín.
-Gracias- sonreí.
Después de unos minutos entraron un par de alumnos más  y detrás de ellos  venía el profesor, todos tomamos asiento, y unos segundos después frente a nosotros se encontraba un chico que le dirigía una mirada furiosa y un poco confundida a Simón.
-¿Qué hace ella en mi lugar?- exclamó el chico un poco molesto sin dirigirme la mirada, al instante comencé a sentirme algo incómoda.
-Villamil, tranquilo, te puedes sentar aquí adelante- Simón también se veía algo incómodo.
El chico al que Simón había llamado Villamil sonrió irónicamente y tiro sus cosas molesto mientras tomaba asiento al frente.
La clase pasó rápido y cinco minutos antes de que sonará el timbre para la siguiente clase el profesor comenzó a formar parejas de trabajo para el proyecto final del curso.
-Vargas usted trabajará con Ángela- Al chico de gafas no parecía molestarle para nada el trabajar con aquella chica tan bonita, los dos cruzaron miradas y sonrieron tímidamente.
-Señorita _, usted trabajará con...- buscó en su lista- Juan Pablo- sentí un alivio al saber que trabajaría con alguien que me transmitía confianza- Villamil- terminó el profesor.
¿Juan Pablo Villamil? ¿el chico que parecía estar de mal humor todo el día? Traté de ser amable y dirigirle una sonrisa pero a el parecía no importarle en lo absoluto.
Luego de dos horas más de clase llegó el descanso, no tardé mucho en salir de ahí, los tres chicos a los que había conocido me agradaban bastante pero al chico llamado Villamil parecía no agradarle mi presencia ahí.
Después de caminar unos minutos por el inmenso colegio pude encontrar a mis dos grandes amigas, Andrea y Natalia, ellas fueron las primeras personas que conocí cuando me mudé a Bogotá y son las únicas que siguen conmigo después de siete largos años.
-Hasta que apareces- dijo Andrea mientras me abrazaba
-Creimos que te habías perdido, Andrea estaba apunto de anunciar tu nombre en los altavoces- Natalia soltó una risa que llamo la atención de varias personas, pero a ni una de las tres nos importó mucho.
-Lo siento pero mi aula está un poco alejada- la verdad es que si me había desubicado un poco, era muy despistada.
-¿Cómo te va en tu primer día?- las dos se acercaron un poco más a mi lo que me hizo soltar una pequeña risa.
-Todo normal, conocí a tres chicos muy agradables, les encantaría conocerlos- evite mencionar lo de Villamil porque no valía la pena.
-Ohh, ¿son guapos?- Natalia levantó las cejas mientras soltaba una pequeña risa.
-Natalia- exclame y las tres reímos al mismo tiempo.
Después de platicar y desayunar con las chicas tocaba volver a clases. Camine hacía el aula 13, los pasillos ya se encontraban algo vacíos.
Estaba a unos pasos de llegar a mi clase pero eso se vio interrumpido por una pareja que mantenía una discusión no muy discreta.
*
Hasta aquí el primer capitulo, digan que les parecio.
Es la primera vez que me animo a subir una de mis tantas historias, gracias por leer ♡.

If you're mineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora