Capítulo 10 - parte 2

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Un mesero llevaba una bandeja con platos y tazas vacías. Jennie tropezó con una silla y fue a dar justo donde el mesero se encontraba, y terminó cayendo al suelo estruendosamente.

El sonido de los platos y tazas quebrándose hizo que todos en el lugar guardaran silencio.

Corrí para ayudar a Jennie a levantarse y en cuanto se puso en pie, salió precipitadamente del lugar.

- ¡Jennie! - grité mientras me volvía a la mesa y tomaba mi chaqueta y la suya junto con mi bolso para salir corriendo tras ella.

Mi corazón latía frenético dentro de mi pecho, las manos me sudaban y mi respiración era pesada. Estaba aterrada y nerviosa. ¿Dónde diablos estaba?

Pude ver una figura caminando por la calle y no tardé absolutamente nada en saber de quién se trataba.

- ¡JENNIE! - grité.

Comencé a correr. El frío de la noche calaba mis huesos y quemaba mis pulmones con cada respiración que daba. Me maldije mentalmente  por no llevar la chaqueta puesta, pero no iba a parar hasta alcanzarla.

Ella se detuvo en seco y yo me estampé contra su espalda fuertemente. Me tambaleé por el golpe y comencé a respirar pesadamente.

Ella se volvió hacia mí con expresión furiosa y frustrada.

- ¡Quiero estar sola, maldita sea! - me espetó.

Sus palabras no me golpearon tanto como su expresión dolorosa. Un nudo en la garganta se apoderó de mí impidiéndome hablar y los ojos se me llenaron de lágrimas. Yo había sido la culpable de ése encuentro con su pasado. En ningún momento se me había ocurrido que quizás Jisoo invitaría a Lisa y todo esto pasaría, pero debía haberlo previsto.

- Perdóname, por favor - dije con la voz entrecortada por el nudo que sentía en mi garganta.

Jennie frunció el ceño. - ¿Qué? - dijo confundida.

- Perdóname, por favor. De no ser por mí - me obligué a tragar el nudo en mi garganta para poder continuar hablando - nada de ésto habría pasado.

Ella alzó la mano hasta alcanzar mi mejilla y paseó su pulgar por mi piel sensible. Su caricia me provocó escalofríos por todo el cuerpo.

- No tengo nada que perdonarte, no es tu culpa - musitó con expresión triste.

- ¿Entonces, por qué me siento tan culpable? - dije sin poder evitar que lágrimas calientes salieran de mis ojos.

La expresión de Jennie cambió a una de pánico total. Sus manos se posaron en mis mejillas e intentó limpiar las lágrimas que no paraban de salir de mis ojos.

- ¡Hey, hey!, no llores Rosé - dijo con voz dolida. - No es tu culpa.

Puse mis manos sobre su pecho y arrugué su camisa entre mis puños mientras reprimía los sollozos que amenazaban con salir de mi garganta.

Sentía todo mi cuerpo temblar por el esfuerzo de contenerme, pero era imposible no llorar. Me sentía tan culpable. Yo la había llevado a todo esto.

Jennie apartó las manos de mis mejillas y, sin decir nada, me rodeó con sus brazos en un cálido abrazo.

Pude sentir todos y cada uno de los músculos firmes de su abdomen contra mi cuerpo. Era un abrazo diferente a los que acostumbraba; cálido, tierno, firme, suave, fuerte... Definitivamente nadie me había abrazado de aquella forma nunca. Me sentía tan segura entre sus brazos.

El aroma de su perfume me invadió por completo, embriagándome más que nunca. Deslicé mis manos por su espalda y enganché mis manos en sus hombros, aferrándola a mi mientras las lágrimas cedían.

Sentí las manos de Jennie deslizarse por mi espalda hasta mi cintura mientras me apartaba un poco.

Su rostro estaba a escasos centímetros del mío; estaba inclinado sobre el mío, de modo que nuestras narices se rozaban.

- ¿Mejor? - preguntó dulcemente. Su aliento a menta y vainilla me golpeó el rostro y no pude hacer otra cosa más que mirar sus labios. - ¿Rosé? -  su voz se entrecortó. ¿Estaba igual de nerviosa que yo?

- S-Si? - apenas pude decir. Sin apartar mis ojos de sus mullidos y rojos labios entreabiertos.

¿Cómo se sentiría besarla?

Cerró los ojos y su respiración se aceleró. Justo como la mía, mi corazón comenzó a latir a un ritmo doloroso. Cerré los ojos y sentí su nariz rozando mi mejilla. Era tan abrumadora la forma en la que se acercaba a mí. Cualquier pensamiento racional que intentara tener en ese momento era irrelevante cuando se acercaba a mi de aquella manera.

Sus manos se colocaron en la base de mi cuello y sentí sus labios rozar mi mandíbula.

Mi pulso, ya acelerado, comenzó a palpitar por todo mi cuerpo y el temblor de mis manos se incrementó.

Dejó una estela de besos desde mi mejilla hasta el punto donde mi mandíbula se unía con mi cuello, y mi cuerpo respondió de tal forma que me aferré a ella enredando mis manos en su cintura. Jennie se apartó de mi un segundo, el tiempo suficiente como para que pudiera articular dos palabras.

- P-Por f-favor - tartamudeé en tono de súplica. Ni siquiera yo misma sabía qué estaba pidiéndole; sólo sabía que la necesitaba.

Unió su frente a la mía y abrí los ojos sólo para encontrarme con su gesto de contrariedad. Sus manos se posaron a ambos lados de mi rostro, uniéndonos con urgencia. Parecía tener una lucha interna con sus pensamientos.

- Tengo miedo de besarte y que desaparezcas - murmuró con voz baja mientras cerraba los ojos con intensidad.

En ese momento lo supe. Moría por sentir los labios de Jennie sobre los míos y dolía. Me dolía todo el cuerpo en la espera de su beso. Jamás me había dolido tanto la espera del simple roce de unos labios. Cerré los ojos y esperé.

Sus labios rozaron tímidamente los míos y se separó esperando por mi reacción; entonces, enredé mis manos en su cuello, tirando de ella hacia mí.

Y entonces, sucedió. Nuestros labios se unieron en un tímido beso. La calidez de sus labios era más increíble de lo que había imaginado; un escalofrío me recorrió la espina dorsal cuando su lengua buscó tímidamente la mía.

Nuestro beso se profundizó a medida que nuestros labios danzaban. Todo el mundo desapareció mientras su lengua exploraba mi boca tímidamente. El sabor de su beso no sabía a nada con lo que pudiera compararle, pero era tan maravilloso que todo mi cuerpo me gritaba que debía aferrarme a ella y no dejarla ir nunca.

Sus manos se deslizaron por mi espalda atrayéndome con fuerza hacia ella. Un gemido en apreciación salió de su boca cuando nuestro beso se volvió más urgente. Mis dedos se enredaron entre su cabello mientras ella me aferraba a su cuerpo con fuerza.

Era como si todo mi cuerpo me pidiera que la absorbiera. Como si, de un momento a otro, Jennie fuera a desaparecer. Cerré en un puño mi mano mientras tiraba suavemente de su cabello en un intento desesperado por hacerle sentir todo lo que yo estaba sintiendo en ese momento, y cuando creí que lo estaba consiguiendo; Jennie se apartó bruscamente de mí.

Mi respiración era pesada. Mi pecho subía y bajaba rápidamente, los labios me ardían por el fuerte contacto que acababan de tener y Jennie tiraba de su cabello. La miré con expresión confundida unos instantes sin saber exactamente qué decir.

- Esto está mal - dijo con la voz enronquecida.  

Though I Can't See You (Chaennie G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora