ChangKyun había matado a una persona cuando cumplió veinte años. La sensación de haber acabado con la vida de alguien no era algo que fuera indescriptible, solo le dejó un vacío en el corazón que nunca pudo llenar ni con alcohol ni con la cantidad ingente de cigarrillos que se fumaba al día.
Se sentía culpable. Asqueroso. Jodidamente repugnante.
Sus compañeros le miraban con mayor respeto desde aquel día, después de todo, ellos no tenían los huevos para hacer lo que él había hecho. Le admiraban y envidiaban a partes iguales, porque incluso HyunWoo le había dado mayor reconocimiento y le encargaba trabajitos de mayor calibre.
Panda de gilipollas.
ChangKyun había matado a una persona cuando cumplió veinte años. Y nadie sabía que lo había hecho sin querer.
Ignoraba que el arma no estaba bloqueada y el miedo actuó por él, metiéndole un balazo en el pecho al cliente que les había acorralado en un callejón, exigiéndoles que le devolvieran el dinero de la cocaína. Desde aquel entonces, era como si sus músculos y su cerebro se hubieran desconectado, dejándole como un cadáver viviente que apenas sentía nada cuando le pegaban una paliza.
Su cuerpo estaba lleno de pinchazos por la pelea que había ocurrido por culpa de JooHeon; el muy imbécil había ido al club nocturno que solía frecuentar HyunWoo con la intención de exigirle que echasen a MinHyuk, y lo único que se ganó fue llevarse una somanta de palos por cuestionar su criterio. ChangKyun se había unido a la pelea para evitar que su mejor amigo acabase en el hospital, y mientras observaba la lluvia sentado desde las escaleras de la entrada a su pizzería favorita, fue más consciente de que el día en que acabase muerto en una cuneta estaba muy próximo.
Un mensaje saltó dentro de su chaqueta de cuero y, antes de desbloquear el móvil, observó su reflejo en la pantalla: sus ojeras oscurecidas por la falta de sueño le daban un aspecto demacrado, mientras que su hinchado ojo derecho estaba decorado por un moratón. Daba puta pena.
"Club Prince, 00:30".
Era un encargo de HyunWoo. Con un suspiro, se guardó de nuevo el teléfono en la chaqueta y caminó bajo la lluvia sin ningún rumbo; debía de cumplir el trabajo sin cometer errores si no quería enfadar más al jefe. Debía hacerlo si quería seguir viviendo.
Las frías gotas se colaron por dentro de su ropa, y notó que el cabello se estaba pegando a su frente. Su teléfono vibró de nuevo y no pudo evitar cabrearse al ver que era JooHeon llamándole; si ese gilipollas pensaba que iba a perdonar su cagada de anoche de un día para otro, la llevaba clara.
No se dio cuenta de que se había detenido en medio de la calle con la respiración agitada hasta que una mujer con un paraguas le esquivó, echándole una mala mirada por su penoso aspecto. Su garganta se estrechó dolorosamente, el mero pensamiento de que JooHeon pudo haber terminado postrado en una cama de hospital o incluso en un contenedor por la mierda en la que se habían metido no le dejaba vivir tranquilo.
Llevaba años solo sintiendo dolor, y se estaba empezando a cansar. A veces, se preguntaba si la solución más fácil era morirse; JooHeon podría continuar sin él, sus padres le echarían de menos, pero al fin y al cabo, tenían a su hermano mayor. Él era prescindible.
Soltando un suspiro tembloroso hacia el cielo, ChangKyun dejó que las gotas siguieran acariciando su rostro empapado. Sus ojos se abrieron un momento, y viajaron hacia el edificio que estaba frente a él; en el segundo piso, las grandes cristaleras dejaban ver su interior. Una figura se apoyó en una barra de madera cerca de la ventana, realizando estiramientos y ajeno a que estaba siendo observado.
ChangKyun aguantó unos segundos la respiración al leer el cartel que ponía 'Academia de danza Shin'. Miles de pensamientos cruzaron su mente, y los acalló en el momento en que se dirigió a la entrada del edificio; ni siquiera dudó al subir hasta el segundo piso y, escuchando voces animadas de niños, se quedó sentado en las escaleras a esperar. Eran las seis de la tarde, tenía medio paquete de cigarrillos, y para cuando la puerta se abrió dejando salir a un grupo de críos, ChangKyun se había fumado cuatro y estaba a punto de encender el quinto.
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NEVER [WonKyun]
FanfictionChangKyun pensó que ese profesor de ballet solo sería una presa más, una noche de sexo que se reduciría a un mero recuerdo. Un recuerdo que se encargaría de ahogar con alcohol y cigarrillos. Pero ni siquiera sus adicciones podrían hacerle olvidar e...