Parte única.

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Y ahí estaba otra vez esa mirada desuperioridad, roja e intensa, agobiante y decidida.


A Kirishima le dio vértigo el simple hecho de pensar que esa mirada se dirigía hacia él mientras le esperaba en la puerta del vestuario para acompañarlo a casa y ayudarlo con matemáticas.

Miedo y vértigo.


Sentía como su estómago se encogía y el sudor frió se hacía presente.



Se terminó de poner la corbata con el martilleo de su corazón en los oídos y una sonrisa que no podía esconder, se sentía estúpido y débil ante el rubio.


"Joder, si que tardas" Dijo Bakugou mientras abría la puerta y dejaba pasar primero al pelirrojo, quien solo contestó con una carcajada.


El camino a la salida del centro fue un poco incómodo pero tranquilo.


El pasillo olía a polvo y el silencio hacía que la escuela se volviera extraña, como si no fuera la misma que esta mañana.


Kirishima no podía deja de mirarle, le quería tanto... Hace tiempo que se dio cuenta de sus sentimientos por Bakugou, hace tiempo que se le atascan las palabras en lagarganta y sus sueños se ven inundados por él. Sonrojos, miradas fugaces y roces de manos que el explosivo le daba solo hacía que sus incontrolables sentimientos aumentaran, como si poco a poco se fueran regando de esperanza, como si de vez en cuando esa pequeña flor de esperanza en su pecho no fuera opacada por el miedo. Pero a Kirishima le daba vértigo, estar al lado del rubio era estar en la cuerda floja, y no quería saltar tan fácilmente, podría arruinar con un solo sentimiento toda esta amistad tan varonil que poseía con Bakugou, y eso para él era impensable.


Cuando salieron de la escuela un rojo atardecer mezclado con azules les acogió en un día de primavera en el que no hacía ni frió ni calor y aún así se sentía el ambiente húmedo. No había mucha gente, de vez en cundo pasaban algunos coches y nada más. Era de esperar después del intenso entrenamiento al que Bakugou había invitado al pelirrojo, llegando a dejar volar el tiempo y olvidando la tarea de matemáticas, la cual el mayor prometió hacer con él.


Caminaban con prisa y de vez en cuando se miraban.

Kirishima quería pensar que ese brillo amistoso en los ojos de Bakugou no fue imaginación suya y volvió a mirarle.


"¿Que coño estás mirando?"


"¡Ah! Em, ¿Nada?" Una risa nerviosa se escapó entre sus afilados dientes y se sintió súper avergonzado, pero cuando vio que el rubio tenia un pétalo de cerezo en el pelo le pareció la escusa perfecta. "Sólo... es que, tienes un pétalo en el pelo"


"¿Ahh?" Con prisas sacudió su cabeza de forma molesta y Kirishima volvió a reír. "¡Pelo de mierda no te rías joder!, ¿Ya?"


"Sí, sí"


Y Bakugou le mira, y Kirishima se da cuenta de que no tiene el entrecejo fruncido, que simplemente está embobado mirándolo y siente que todo su ser tiembla, y cree estar respirando más rápido que antes, pero no cree que el contrario lo note.

Sería tan fácil...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora