Noche reconfortante. (L.S)

Único.

Era media noche. Louis se encontraba despierto sin creer lo que escuchaba.
Harry estaba llorando.

Hace unos momentos se encontraba durmiendo, aunque no tan bien, pues le hacía falta un calor al otro lado de la cama.
Un ruido proveniente de la puerta lo había despertado. Louis se limitó solo a moverse un poco ─sabiendo que se trataba de Harry , y cuando se dispuso a abrir los ojos un sollozo lo tomó por sorpresa.

¿Harry, llorando? Pero eso era casi imposible. El era una persona fuerte, que aún en malos momentos no se dejaba quebrantar.
El castaño se hizo el dormido, asustado por el estado de su amante. Notó que los sollozos eran bajos, como si Harry tratara de reprimirlos.
Después de unos minutos, el llanto cesó. Louis no creyó conveniente levantarse, pues podría asustar a su pareja, así que solo esperó.

Sintió la cama hundirse por un peso en ella. Posteriormente, una mano acarició sus cabellos con delicadeza; como si se tratara de algo frágil.

─Lou...─susurró Harry, con una voz triste─, Te amo, no me dejes nunca. Eres mi única familia.

Esas palabras, esa simple oración bastó para que Louis volteara hacia él. Sorpresa se llevó al mirar su cara: Ojos rojos, que apenas podía distinguir por la falta de luz, y las mejillas secas, con marcas de lágrimas.
Harry le miró sorprendido, escondiendo su rostro con las manos.

─Harry ─habló suavemente mientras se incorporaba a la cama─. ¿Qué sucede? ¿Por qué...?

─Lo siento, no quería despertarte ─interrumpió con debilidad y sin mirarlo a los ojos. Louis le vio con tristeza, sabiendo que debía sentirse muy mal.

─No, Harry. No se trata de eso… ─trató de continuar, pero vio inútiles sus intentos. El médico mostraba una cara vacía, y claramente triste.

Dudándolo un poco, Louis extendió sus brazos hacia Harry. Este lo miró un poco sorprendido, y sin contenerse más lo abrazó al instante, apoyando su cabeza contra el pecho ajeno.
Se quedaron así varios minutos, minutos donde la diferencia de edad se hizo notoria y el silencio era todas las palabras que necesitaban. El maestro acariciaba sus cabellos suavemente, mientras que su amante gimoteaba en su pecho, humedeciendo un poco la ropa a causa de sus lágrimas.

Louis estaba intrigado por lo qué había escuchado. ¿Su “única familia”?
Era cierto, Harry es huérfano. Pero el que haya dicho eso… ¿podía significar que nunca tuvo a alguien para considerarlo su familia? ¿O acaso, alguien le había dicho algo con el suficiente peso para ponerlo en ese estado?

─¿Estás bien? ─se atrevió a preguntar después de un tiempo. El menor giró su cabeza hacia su rostro, separándose con lentitud y tallándose un ojo.

─Sí, es solo que… ─trató de hablar, pero se detuvo─. Perdona, no es nada.

Al mayor no le gustaba que le hablaran sin verlo a los ojos, y sabía que cuando Harry lo hacía era porque ocultaba algo.

─Mírame ─ordenó gentilmente, y el otro obedeció─. ¿Por qué?

─¿Eh?

─¿Por qué dijiste eso? Que yo soy “tú única familia”.

La tristeza lo invadió nuevamente.
─Porque es cierto.

--Harry, ¿alguien te dijo algo sobre eso? ─preguntó con curiosidad, pues sabía que su amante se dejaba llevar fácilmente por platicas o consejos de otros.

─Nadie me dijo nada, si es lo que quieres saber, pero si pasó algo ─comenzó─, Hoy en el hospital, los niños que llevaban meses internados por fin salieron. Estuvieron a nuestro cargo la mayor parte del tiempo, así que sus padres quisieron hacer un pequeño convivio en el hospital. Para felicitar nuestro esfuerzo. Muchos colegas se divirtieron ahí con sus familias…

Louis sintió una punzada, pues recordó que Harry le había preguntado si tenía tiempo libre para esa tarde. “Lo siento, tengo muchos trabajos que calificar. Te veo en la noche” había respondido.

─No te preocupes Lou, no te avisé con anticipación ─aclaró sonriendo─. Además yo seguía trabajando. Pero todos los niños lucían felices, más que cuando están conmigo, porque estaban con sus padres.
Un nudo comenzaba a formarse en su garganta─: A veces me pregunto ¿qué se sentirá tener una familia? Tener a unos padres que te quieran, que te cuiden, que se preocupen por ti… ¡Y me doy cuenta de que no tengo una, que estoy solo!

Finalmente estalló, pues empezó a sollozar nuevamente. Se sintió realmente estúpido mientras lloraba, pues era un adulto, y ese tipo de cosas no debían afectarle de tal forma.

Contrario a él, Louis sintió el alma romperse al verlo de esa forma. Le dolía verlo con lágrimas, sufriendo por algo que no podía entender del todo.
Nuevamente lo abrazó, mientras Harry se disculpaba entre gimoteos. Al mayor se le escapó una lágrima mientras acariciaba su espalda.
Sabía que en algún momento el hecho de ser huérfano podía dañarlo emocionalmente.

El mismo se recordó cuando era un niño, viviendo con sus padres. Recordó unos cuantos problemas y discusiones que había tenido con ellos; pero a pesar de sus exigencias los quería, pues siempre le brindaron ese cariño familiar.

Eso, tal vez, Harry nunca lo tuvo.

─Harry ─dijo tocando su mejilla─. No estás solo, yo estoy para ti.

El médico creyó haber oído mal.

─Escucha, tal vez no hayas tenido a alguien durante tu niñez, y sé que no puedo describir como te sentías en esos momentos; pero este es tu presente, y yo estoy aquí contigo ─dijo con firmeza en sus palabras, aunque un poco apenado.

─Lou… ─susurró incrédulo.

─Y… q-quiero que recuerdes que puedes contar conmigo para cualquier cosa, lo que sea. Y sé que puedo hacer lo mismo contigo, porque tú también eres mi familia.

Llenándose de total alegría, Harry se le tiró encima susurrando infinitos “gracias” y “te amo”. Louis no trató de quitárselo de encima, ni estaba molesto. Al contrario, le hacía feliz el haber tranquilizado a su pareja con sus palabras.
─Gracias Lou, me haces muy feliz ─susurró besándole el cuello.

─Lo sé tonto ─respondió acariciando su cabello─, no dejes que estas cosas te preocupen demasiado.

─Intentaré. Pero si vuelve a pasar, sé que tú me escucharás ─comentó mirándolo a los ojos.

Bastaron unos besos y unas cuantas caricias mutuas para que ambos cayeran presos del sueño. Finalmente ambos durmieron con tranquilidad en sus rostros, como una feliz pareja, o como un par de amantes cariñosos…
Como una feliz familia.