Bien. Ya está. Ya me cansé.
Estoy agotada, estresada, agobiada con un montón de cosas últimamente que he tratado en lo posible de no darles mayor importancia y dejarlas pasar pero Ya.
Mi paciencia se agotó. Fuíste la gota que derramó el vaso.
Y si no supiste callarte la puta boca, entonces yo tampoco voy a hacerlo.
Madrugada del Domingo, 17 de diciembre de 2017.
Fue ahí cuando comenzó todo, justo después de llegar de los quince años de mi mejor amiga, en ése momento, su ex-novia.
Era bastante tarde, así que le pedí a mi madre que dejara que se quedase en mi casa durante la noche y se fuese en la mañana.
No dormimos nada. Nos mantuvimos despiertos hablando de tonterías, de cualquier cosa en realidad. Hasta que llegó un momento en el que mi habitación quedó en silencio.
Tengo ganas de hacer algo... Pero no sé si estará bien.
¿Qué es?
Quiero besarte.
Hazlo.
Besos, caricias, miradas.
Sí, le permití que hiciera y deshiciera a su merced, aún sintiéndome mal a mitad de camino, sabiendo que estaba mal lo que estaba haciendo, pero aún así, sin detener la situación.
¿Por qué estaba mal? Simple: Yo sabía perfectamente qué estaba pasando entre ellos dos. Entre él y mi mejor amiga. Sabía lo mal que la estaban pasando cada uno por su lado porque simplemente necesitaban estar juntos.
El día pasó. "El día que nunca pasó".
Y más días después, debatiéndome entre olvidarlo o qué carajo hacer terminamos en que seríamos algo así como unos Amigos con derechos.
Caí tan bajo que lo acepté. Siempre manteniéndo la promesa de que lo mantendríamos callado.
En fin... Pasaron los meses. Comenzamos clases. Y me sentía extraña con lo que estaba pasando, da igual. Dejé que pasara y creo que volví a la normalidad.
Hasta que comencé a notar que estaban muy cariñosos él y mi mejor amiga.
Y pregunté si habían vuelto.
Sí.
¿En serio no podías habérmelo dicho? ¿Te costaba tanto?
De igual forma, traté de ignorarlo y seguir siendo amiga de ambos como lo era antes.
Pero fue tarde.
No podía volver a mirarlos a la cara porque ya no podría ser lo mismo.
No desde ese 17 de diciembre.
No después de toda esa mierda que permití que pasara.
No después de que comencé a enamorarme de él.
Porque sí, me enamoré de él. Lo amé y de la misma forma decidí dejarlo ir porque no me correspondía ese amor, porque simplemente no debía ser y punto.
Por esa razón guardé dentro de mi lo que pasó y mantuve la promesa Nadie lo sabrá.
Todo para que al final, ella llegara hasta mi a contarme que ya lo sabía todo.
Sabiendo ambos que ella no sabe guardarse las cosas. Y que si es conmigo mucho menos. Y que, a parte de eso, siempre quiere hacer preguntas y no deja el tema hasta estar satisfecha.
Pero lo que más me harta, lo que más me aprieta y retuerce el estómago en un nudo inimaginable no es eso en realidad, sino el hecho de que hicimos una P r o m e s a.
Y la rompiste.
Y te es muy fácil decir "Es que es mi novia, No podía guardárselo a ella", sí, cabrón.
Yo, a pesar de mentirle, y que me doliera o algo, preferiría callarmelo hasta la tumba si es necesario.
Las promesas para mi son algo sagrado, algo que no debe romperse. Hacer una promesa con alguien para mi significa que confío en esa persona, que le estoy entregando una parte de mi, de mi confianza...
Una parte de mi que es débil.
Yo realmente quería volver a ser como antes, volver a mirarte a la cara, mirarla a la cara a ella y sonreírles, divertirnos como antes.
Tú lo jodiste.
Ah, no, espera... Yo también tengo parte de culpa en ésto. Por haber confíado en ti y haber dejado que todo ésto pasara.
Estoy devastada en muchos sentidos, destrozada y tengo miedo de todo. Y tú viniste y pusiste la cereza en el pastel. Perfecto.
Paito, sólo quiero que entiendas que NADA de ésto es tú culpa, bella. Sólo quería que entendieras porqué todo ésto y porqué mi posición en ésta situación. Perdóname el hecho de que te haya mentido y que no te haya contado todo ésto antes, pero, como ya escribí hace rato, las promesas para mi son algo que no deben romperse. Táchame de infantil si quieres, pero para mi eso es ley.
Y quiero que ambos entiendan que ésto no es de que "Ay, es un enojo de ratico, de seguro luego se te pasa" Porque no es así.
Yo guardo mucho odio y rencor. Paito, tú más que nadie debería saberlo.
Ah, y Paito, sé que tal vez tengas cosas que preguntarme, así que hazme las preguntas cuando quieras, todas las que quieras, las responderé. Eso sí, piensalas muy bien, porque lugo de que las responda no volveré a hablar del tema.
. . .
Voy a soportar que estés cerca porque tenemos casi el mismo grupo de amigos, pero no voy a tolerar que me dirijas la palabra. Yo simplemente voy a ignorar tu existencia y lo último que voy a pedirte, una última vez, si es que te da la maldita gana, es que me ignores de igual manera.
Yo realmente no quería perderte, y sé que tu tampoco, pero te odio y ya no volveré la vista atrás.
William Morales, dejas de existir para mi.