*NARRA LISSA*
¡¡QUE BESO!! Me encantó.
No quería dejar de besarlo, pero necesitábamos oxígeno, y no quería que Mangel ni Staxx, nos vieran. Porque ¿Qué pensarían de mí? Yo no suelo besar a chicos que acabo de conocer, pero con Rubén es… como decirlo… raro y especial. Porque yo sí que lo conozco, pero él a mí no. ¿Por qué me habrá querido besar? Si no nos conocemos de nada, bueno yo a él sí, pero él a mí no.
Agité mi cabeza para sacar esos pensamientos de mi cabeza. Rubén y yo, nos separamos, nuestro beso duró como unos… 3 minutos más o menos. Juntamos nuestras frentes y nos miramos a los ojos. Que ojos *_*.
Mi subconsciente habló por mí.
-Rubén… ¿Por qué has querido besarme?
-¿Por qué me preguntas eso? ¿Te arrepientes de besarme?- Dijo separando nuestras frentes y bajando la cabeza y la mirada.
-¡NO! Eh Rubén mírame…- Levantó la cabeza y poco a poco subió su mirada hasta llegar a mis ojos.- Rubén no me arrepiento para nada, de besarte, al contrario estaría toda la mañana besándote.- En su rostro se dibujó una pequeña pero hermosa sonrisa.- Solo que no me conoces y aun así quieres besarme.- Su sonrisa se hizo más grande.
-Te beso porque puede que no nos volvamos a ver, o que te enamores de otro, o te vayas de Madrid o cualquier cosa… pero no quería quedarme con las ganas de probar esos labios.- Esto último lo dijo mientras bajaba su vista de mis ojos hacia mis labios. Y nos volvíamos a dar otro beso, pero esta vez era más pequeño.
-Pero yo si quiero volver a verte.-Dije mientras cogía aire y lo volvia a besar, él solo sonreía durante el beso.
Pero escuchamos como Mangel se despertaba, y nos separamos de golpe, y me puse a mirar por la ventana, disimulando como si no hubiera pasado nada.
-¿Queh haceih?- preguntó Mangel.
-NADA- respondimos los dos a la vez. Mangel solo se rio y miró su móvil, mientras yo giraba mi cabeza y me encontraba con la mirada marrón verdosa y vergonzosa de él. Y dibujó una sonrisa tímida en su rostro.
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¡¡Por fin hemos llegado!! Wiii. Bajamos del tren y fuimos caminando hacia la salida. Hablamos de cosas sin sentido, pero divertidas.
-Hola Lissa- Dijo una voz detrás de mí. Esa voz me era familiar pero, hacía mucho que no la escuchaba.
-Hola tío Jeff- Dije girándome y encontrándome con mi tío. Lo abracé.
-Supongo que estarás cansada- me dijo mi tío Jeff.- Así que vamos a casa que te estará esperando la yegua.
Yo solo sonreí al recordar que cuando era pequeña siempre que llegaba a casa de mi tío lo primero que hacía era ir a montar a caballo
-Vale- dije yo, estaba cansada y quería ir a casa y descansar un poco, pero no quería despedirme de Staxx, Mangel y Rubius. Me giré hacia ellos.
-Bueno chicos me lo he pasado muy bien, pero ahora me tengo que iré, espero volveros a ver.
-Claro, ¿Quiereh verirte etha noshe a nuetrah casa a cenar?- me preguntó Mangel.
-¡¡Claro!!- contesté yo feliz, le di mi número a Mangel, le di dos besos a Mangel, a Rubén también, y Staxx también me dio dos besos, pero los de él fueron más cerca de mi boca, y eso hizo que las mariposas de mi estómago se volvieran a despertar. Me despedí de ellos y me fui con mi tío.
Llegamos a su casa, Era muy grande, de tres plantas, con patio delantero y trasero, con piscina y establos.
Entramos y mi tío me llevó a mi nueva habitación. Era muy grande, tenía una cama grande de matrimonio, con sabanas negras y rojas, encima de esta había un peluche grandísimo de un minion.