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Meses.
Desde hace meses no veía a su novio, aunque realmente dudaba que lo fuera. Sin llamadas desde hace semanas, días sin ningún mensaje de texto, no había rastro de que el mayor quisiera arreglar las cosas ¿Y por qué? ¡No lo sabía!
O tal vez sí.
Jungkook no estaba deprimido, podría estarlo pero estaba más furioso con su novio que triste por él ¿Qué estaba pensando en irse tan de repente sin explicaciones?
Jungkook le había dado todo, todo lo que su hyung pedía era cumplido por él, supuso que su mayor error fue haber caído en todas esas promesas y palabras de aquel chico peliplateado. Sin dudas quería una explicación por todo. El pequeño no iba a rogar por su amor, no iba a ir de rodillas pidiendo regresar a algo que no sabía si iba a funcionar. No sabía, ni entendía, que pasaba por la cabeza de Yoongi pero sin duda cuando lo encontrará le daría un buen golpe.
—¿No estás siendo muy blando? —preguntó Seokjin, su mejor amigo—. Digo ir a buscarlo. Sólo deberías dejarlo ir y ya. Él es sólo uno más de entre un montón de chicos.
—Tal vez —suspiró esté abriendo la puerta de su apartamento y girándose a su rubio amigo— sólo quiero una explicación y me iré, no rogare por un amor vacío.
Cerró la puerta, bajó rápidamente las escaleras y en dos minutos estaba ya en un taxi de camino a casa de Yoongi, probablemente estaba siendo paranoico pero eso era lo que menos le importaba, odiaba que las cosas que se quedaban así, estáticas, pero lo que más odiaba era fingir que estaba bien y no pasaba nada. Inaceptable.
Era gracioso como todo había empezado y como estaba terminando. Era absurdo esperar por él y Jungkook los sabía y aunque Yoongi era un chico especial, no permitiría este desplante de... ¿berrinche? ¿qué era lo que Yoongi estaba haciendo? Tanto tiempo siendo algo, algo extraordinario, sólo para terminar...así. Dos años al parecer no significaban nada. A Jungkook le dolía admitir que esos dos años fueron de los mejores de su vida, viviendo entre colores explosivos pero aún así calmandose en su momento, de emociones que podían palparse y de besos placenteros.
Le dolía y quería creer que a su hyung también. Pero, ¿a quien engañaba? lo más seguro era que el chico ni se inmutará. Típico de él.
Al llegar a las puertas del bloque residencial de Yoongi bajo con un gran suspiro del taxi, estaba un poco arrepintiéndose por esa tan imprudente decisión, pero ¿qué podía hacer? Tenía 22, era joven y tonto, tal vez uno más que otro.
Respiró hondo entrando por aquellas puertas, la verdad no estaba seguro si Yoongi se encontraba pero lo más seguro era que sí, a él le encantaba estar fuera del alcance de las personas y un buen lugar era su solitario apartamento del cuarto edificio en la última planta. Jungkook llegó al edificio y espero al elevador, estaba realmente nervioso ¿qué le iba a decir? Lo ensayo con Jin, no obstante ya se había olvidado de la mayoría ¿por qué era tan difícil? ¿por qué era tan complicado pedir explicaciones a aquel llamado amor de tu vida que te ha roto el corazón?
O al menos del que creíste lo era.
Subió al elevador y pulso el piso 12, metió las manos a las bolsas de su negra sudadera, mordió su labio con nerviosismo mirando como se iluminaban los botones conforme iba avanzando el elevador.
Al llegar al piso menuda sorpresa encontrar a Min Yoongi enfrente de él. Ambos se sorprendieron, de un momento a otro a Jungkook se le secó la boca completamente y de Yoongi podría decirse lo mismo ya que abrió la boca sorprendido pero no emitió ninguna palabra, las puertas a punto de cerrarse fueron detenidas, una por la mano de Yoongi y otra por la de Jungkook, este parecía como el principio de una historia de amor y no de un final.
Yoongi entró dando un paso largo y mirando su reflejo en las puertas de metal, ninguno dijo nada ni se atrevió a mirarse hasta llegar al piso 6. Yoongi presionó el botón para que el elevador se detuviera ante la mirada sorprendida del menor.
—¿A qué viniste aquí, Jungkook? —preguntó Yoongi girándose y con un tono de voz que no parecía ni molesto ni contento, el chico no sabía si sentirse bien o mal por eso.
—Por una explicación, Yoongi —respondió con firmeza, suspiró y prosiguió— no te entiendo la verdad... un día está bien todo y al otro simplemente te vas. Yoongi no diré que vuelvas, pero tampoco te diré que te vayas...
