Capítulo 3

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—¿Está en la clase correcta? —preguntó el que parecía ser el profesor, una vez abrí la puerta del salón 14. 


Entregué mi horario para que pudiera verificar que era mi clase.

—Bienvenida... —alargó la frase mientras hacía un movimiento con su mano.

—Alix —respondí. 

—Señorita Alix puede tomar asiento —caminé hasta el lugar que estaba cerca de la ventana 

La clase fue de lo más normal, al parecer no era la única alumna nueva, pues recién empezaba el semestre y más personas se integraban a la carrera. 

A las diez en punto el timbre sonó indicando que era hora de cambio de clase. Me dispuse a salir al pasillo mientras veía que éste se empezaba a llenar por personas que salían y entraban a salones.

A lo lejos lo vi venir; caminaba como si quisiera ocultar su rostro y su postura no era tan erguida, mantenía un perfil bajo, y no entiendo el porqué. 

—Hola —le dije justo cuando me encontraba en frente de él. 

—¿Se te ofrece algo? —preguntó con su voz ronca y fría. 

—Yo... Busco el casillero 28 —dije tratando que mis palabras salieran fluyendo. 

—¿Sabes contar? —preguntó de nuevo. 

—Sí —contesté en seco. 

—Entonces puedes hacerlo sola —susurró mientras se alejaba de mi. 

Sentí un fuerte vacío en mi pecho después de escuchar aquellas palabras, me quedé paralítica unos segundos mientras las personas pasaban a mi lado y trataban de esquivarme. 

—Yo puedo llevarte —escuché la voz proveniente de atrás de mi.

Una vez que me giré para poder estar cara a cara con aquella persona que se había ofrecido llevarme directo a mi casillero, me encontré con un chico al cual mis ojos quedaban un poco más abajo con los suyos; eran verdes, y su cabello café los hacían resaltar más. 

—Soy Adam Blake —dijo al ver que yo solo lo observaba. 

—Alix Woods —le dediqué una sonrisa. 

—¿Woods? —preguntó mientas su rostro se ponía pálido. 

—Así es —contesté—. ¿Estás bien? 

—Lo estoy —respondió de inmediato—. ¿Y bien? —preguntó—, ¿quieres que te acompañe? 

—Si no es mucha molestia —contesté nerviosa, pues ya no sabía como reaccionarían las personas.

—¿Qué estudias? —pregunté tratando de entrar en confianza.

—No estudio aquí —volteó a verme. 

Dejé de caminar mientras que por mi mente pasaban cosas como: ¿por qué está aquí? 

—No te asustes, es broma —dijo al notar que lo estaba, mientras una risa salía de él—. Estudio finanzas —me observó mientras se recargaba en los casilleros para después apuntar el que estaba a lado de él con el número 28.

—¿Daniel siempre es así? —pregunté.

—¿Daniel? ¿de dónde lo conoces? —preguntó exaltado. 

—Escuché su nombre en las oficinas —dije confusa—. ¿Pasa algo? Me estas asustando. 

—Discúlpame Alix, fue un gustó conocerte —se despidió besando mi mejilla. 

—El gusto es mío —dije extrañamente mientras ingresaba la clave de mi nuevo casillero. 

Sin más, él siguió por el pasillo hasta que lo vi girar a la derecha y desaparecer entre todas las personas que se encontraban en él. 

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