Dos años atrás.
Amanda.
Tenía la cabeza apoyada contra mi ventana. Las gotas de lluvia se escurrían en ésta. Ya pasaban más de las dos de la mañana, y papá no había regresado de trabajar. Tenía un libro en mi regazo, pero el gusto de leerlo se había reemplazado por la preocupacíon de que mi padre estuviera bien.
-No debes de preocuparte por él. Debe de estar bien -dijo Ian, que había entrado a mi habitación.
-Solo estas tranquilo porque eres mayor -dije sin apartar la vista de las gotas de mi ventana.
-Oye, también me preocupo -rió-. No solo por ser el "hermano mayor" significa que sea más tranquilo. También me preocupo y también me asusto, pero me tranquilizo para que tú estés mejor -dijo con una sonrisa.
-Y yo no por ser menor significa que sea débil.
-Nunca dije que lo fueras -meguiñó.
Volteé para verlo y ahí estaba su sonrisa. Cuando estaba de buenas la veía dulce y encantadora, pero estoy preocupada y verla es como si fuera una burla. Me estresa aún más. Aparté la mirada de él y miré otra vez el frío cristal.
-Tranquila. Él esta bien. De seguro tiene mucho trabajo -dijo sobándome el brazo con su mano.
-La única vez que llegó tarde fue a las doce. Ahorita son más de las dos, Ian.
-Lo sé. Solo trato de que estés mejor, pero veo que mis esfuerzos son nulos.
Y sin controlarlo, se me escapó una pequeña sonrisa.
-¡Te hice sonreír! -dijo feliz.
-Cállate. Eres un tonto -dije riendo.
-Tal vez, pero te hice sonreír y eso es mucho -sonrió y me alborotó el pelo.
-¡Oye! -dije arreglandómelo.
-¿Qué? ¿A la pequeña Amy ya no le gusta que le agarren el cabello? -dijo picándome las costillas, provocándome cosquillas.
-¡Oye! -dije riendo, tratando de sonar seria.
Ian comenzó a hacerme más cosquillas hasta que me levanté y los dos comenzamos a correr por toda mi habitación hasta que me acorraló con la pared. Le empecé a lanzar todos los peluches que estaban en mi cama para que se detuviera -obviamente no lo hizo.
-¡No te atrevas! -grité.
Su mirada era traviesa al igual que su sonrisa. Si no fuera mi hermano, pensaría que me querría violar.
-¡Dije que no te atrevas! -volví a gritar.
-¿Y si lo hago, qué? -rió.
Traté de encontrar algo razonable que decirle pero, ¿de qué serviría? Él es el mayor y yo la menor. Él es más fuerte y yo más débil. Él es más alto y yo más pequeña. De cualquier forma él ganaría.
Pero entonces vi que tenía las piernas abiertas, así que sin pensarlo dos veces, me eché a correr para luego gatear y tratar de pasar entre sus largas piernas.
Mierda pensé cuando sentí sus manos en mi cintura. Si no fuera tan lenta como una tortuga.
La risa me llegó a la garganta hasta que la dejé salir mientras me hacía cosquillas y yo pataleaba a cualquier lado que fuera. La panza comenzaba a dolerme de tanta risa y las lágrimas comenzaban a salirme de los ojos. Ian también reía, pero no más que yo.
-¿Ian, Amanda? -se escuchó la voz de nuestra madre.
Ian dejó de hacerme cosquillas y los dos nos incorporamos, ambos con una sonrisa en el rostro.
-¿Si mamá? -preguntó mi hermano.
-Tengo que decirles algo -dijo con voz cortada.
Entonces noté los ojos rojos y llorosos de mamá. Algo andaba mal.
-Mamá, ¿estás bien? -le pregunté.
Hizo caso omiso de mi pregunta y siguió viéndonos a los ojos. Mi corazón comenzó a latir más fuerte y rápido; y la preocupación había llegado otra vez.
-Habló la policía -dijo.
Ian y yo abrimos demasiado los ojos, y noté que él su cuerpo comenzaba a tensarse.
-Su padre esta...
Y al escuchar lo siguiente, sentí como si una parte de mi corazón hubiera sido arrancada de mí. Toda la felicidad y risa que había tenido con Ian hace unos minutos se había esfumado, y había sido reemplazado por tristeza, lágrimas y dolor.
"Su padre está muerto."
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»Murderer || Z.M.
FanfictionUn asesinato. Un inocente. Un culpable. Ella no confía en él, pero para encontrar al verdadero culpable tendrán que trabajar juntos. "-No deberías preocuparte por mí -Claro que lo hago -¿Por qué? -No quiero perderte..-"