Estas vivo

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Tony se sentía desolado y desesperado tras ver al pequeño Peter Parker desvanecerse en sus brazos. Se sentía tan poca cosa, tan muerto por dentro que ni siquiera le salían las lágrimas.

El castaño cerro los ojos, no quería ni imaginar qué había pasado en la tierra. No quería pensar en ninguno de sus amigos, simplemente el hecho de si quiera imaginar que a ellos les haya pasado lo mismo, lo destrozaba más de lo que ya estaba.

Pero sobre todo, no quería pensar en él. Llevaba dos largos años sin verlo, sin hablar con él, sin sentir el calor de su piel bajo sus dedos. Sin sentir su aroma a macho alfa y potente que siempre saturaba sus sentidos y lo hacía enloquecer.

En ese momento se arrepintió de no haber realizado la llamada pidiéndole ayuda, si tan solo hubiera apretado el botón de llamada del anticuado teléfono, por lo menos habría podido escuchar su voz una última vez, se hubiera podido despedir de él.

Le hubiera dicho que a pesar de todo lo amaba con toda su jodida alma, que nunca lo había dejado de amar y jamás lo haría aunque lo mataran.

Siempre sería suyo y solo suyo, le hubiera dicho que lo entendía y lo perdonaba. Que todo estaba bien y que podía volver a casa, a su casa, su hogar siempre había estado ahí para él y nunca se movería del lugar, que siempre lo esperaría, porque eso era Tony para él, su hogar.

Tony abrió los ojos, tenía dificultades para respirar, no sabía si era por la herida en su abdomen o por el dolor emocional que lo embargaba.

- Hey, tu eres de la misma procedencia que Star-menso, ¿o me equívoco?

Una chica un tanto extraña y de colores psicodélicos se dirigió a él, se veía ruda, pero las lágrimas que salían de sus ojos negros como el carbón,  le indicaban que estaba sufriendo como el infierno.

- Eso parece, de la misma especie más no de la misma clase ¿quien diablos eres tu?

- Yo era... - la muchacha tomó aire, como si le doliera lo que iba a decir- Yo soy la hermana de Gamora, Nébula.

- Eso quiere decir que perteneces a ese grupo, lo siento. Soy Tony Stark.

- Lo mismo para ti, el muchacho, ¿era tu hijo?

Tony miro sus manos, cubiertas aún con las cenizas del pequeño. Ese niño se había convertido en su ancla desde la partida de él, nunca se lo dijo, pero lo quería y mucho.

- Si - respondió sin dudar.

- Debemos salir de aquí, tengo una nave, te llevaré a donde quieras, luego me iré a cazar y matar a ese maldito.

- Tengo una idea mejor, vayamos a la tierra, allí tengo recursos y un par de ideas que nos pueden servir y con suerte, un equipo. No puedes hacer esto sola, no podemos hacer esto solos.

Nébula pareció meditarlo por unos segundos, luego asintió y lo ayudó a levantarse. Tony realmente rogaba por que su antiguo equipo aún estuviera de una pieza. Por que él, estuviera de una pieza.

.....

Steve cerro los ojos y por primera vez en mucho tiempo, comenzó a rezar. No podía creer lo que había sucedido frente a sus ojos, su mejor amigo y parte de su equipo se habían desvanecido como si no fueran nada.

Su pecho ardió compungido por las lágrimas no derramadas. Steve rezaba no sólo por las almas de los que habían partido, sino que, rezaba por que Tony, su Tony estuviera vivo. No iba a negar que su corazón ardió en llamas cuando vio la llamada, quería decirle tantas cosas.

Quería decirle que lo amaba y que nunca lo había dejado de hacer, que lo perdonara y que lo dejara volver, que había sido un estúpido, un total estúpido pero que solo había tratado de protegerlo. Que no se había quedado con James, que se había ido de Wakanda dejándolo atrás, que solo pensaba en él y solo en él, que de ser necesario y si se lo pedía, se arrastraría por tan solo escuchar maldecirlo.

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