El pelinegro se encontraba tranquilamente en la biblioteca estudiando. El estrés se iba apoderando poco a poco de él, pero por suerte a Makoto Hanamiya el estrés no se le notaba. Estaba acabando de resumir su lección de derecho constitucional cuando ese dichoso aparato comenzó a vibrar como si no hubiera mañana.
Contestó sin importarle una mierda las miradas de reproche de sus compañeros de mesa.
Pero no fue hasta que oyó lo que su casero tenía que decir que se levantó tirando su silla, cogió todas las cosas de golpe metiéndolas en su bandolera sin cuidado alguno y salió corriendo dejando a todos con la boca abierta ¿ Qué coño le estaba pasando al imperturbable Makoto Hanamiya? ¡Pues que su maldito edificio estaba en llamas!
Corrió nada más ver el humo, y es que vivía a cinco minutos de la universidad. Al llegar allí se encontró que el incendio se había extendido de uno de los apartamentos contiguos y estaba empezando a llegar al suyo.
-¡TORA!-gritó intentando llegar a su apartamento pero los policías que rodeaban ya el apartamento no le dejaban.
Repetía una y otra vez el nombre de su gato, pero ningún bombero parecía escucharle. O eso pensaba él, sin sospechar, que un viejo conocido se había prometido ayudarle nada mas reconocerlo.
El tiempo pasaba y la noche llegó en lo que los bomberos apagaban el incendio. Yasolo quedaban él y algunos otros inquilinos más sentados en el suelo, cansados y casi demacrados.
A él se le escapaban ya algunas lagrimas porque su gatito no aparecía, ya creía que se había convertido en pasto para las llamas.Ella no quedaba atisbo del fuego y los bomberos se empezaban a retirar.
-¿Mako-chan?-preguntó una odiosa y cálida voz.
El pelinegro levantó la vista hasta encontrarse con los brillantes y algo cansados ojos de un castaño que conocía bien. Había visto esos ojos durante toda su secundaría, había dañado al propietario de esos ojos, incluso había odiado y amado al propietario de aquellos dichosos ojos.
-¿Qué hace aquí el gran corazón de hierro también conocido como Kiyoshi Teppei?-dijo poniendo su mejor sonrisa y tono, ambos con su característico tono maligno y burlón a pesar de las circunstancias. Pues hasta la forma del otro de pronunciar su nombre había molestado al más bajo.
-Soy bombero Mako-chan, he venido a ayudar.-dijo el castaño algo triste al ver el mal aspecto de su "amigo" aunque era algo a lo que debía estar acostumbrado, con Hanamiya le afectaba de otra manera, y bien sabía el castaño porque.
El pelinegro le repasó rápidamente con la mirada viendo, que si, efectivamente iba vestido de bombero. Algo más le llamo la atención y es que había una pequeña bola de pelo entre blanca y gris por la ceniza en los brazos del gigante.
-Por cierto, Mako-chan he encontra...-No le dio tiempo a acabar la frase cuando el más bajo se levantó de un salto gritando "TORA" momento en el que el gato saltó a sus brazos.
En ese momento Hanamiya sonrió levemente y pero de manera tan dulce y natural que tenía luz propia. Kiyoshi no pudo evitar sonrojarse mientras se rascaba la nuca desviando levemente la mirada.
-Veo que lo quieres mucho Mako-chan.-El pelinegro chisto entre molesto y avergonzado, evidentemente sonrojándose, porque estaba montando una escenita de reencuentro con su gato.
-Bueno, a los animales se les suele querer ¿Y?-Dijo con toda la seriedad que pudo, pero era muy poca, ya que mientras hablaba el gato se restregaba contra su mejilla dándole todo el cariño que, tanto él como el animalito necesitaban.
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Fuego eterno (Kiyohana)
FanfictionNo esperaba encontrarse con él, pero el destino siempre es caprichoso. Ese castaño siempre revolvía sus sentimientos ya sea para bien o para mal. Ahora tocaba afrontar lo que fuera. -Posible hard -Posible mpreg