Relato de una abducción- Cuento

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"A las 2 am del 5 de marzo de 2005 escribo esto al saber que no volveré a ver a mis padres o amigos, no sé qué es lo que viene por mí, pero por mí viene. Una brillante luz rompió la tranquilidad en mi departamento, donde me encuentro solo con mi perra y mi cámara de video. Tengo mucho miedo."

Esas líneas encontré en un pedazo roto de papel el 10 de marzo de 2005 en la habitación del departamento que alquilaba mi hermano, donde acudí al no recibir sus llamadas habituales. Era temprano por la mañana, y al entrar encontré la habitación revuelta, por lo que creí que un ladrón había entrado, pero al revisar no encontré faltantes y parecía que un tornado hubiera pasado. La puerta no tenía señales de violencia, y sólo encontré a Lola debajo de la cama, como en estado de shock, ¿alguna vez vieron a un perro así? No dejaba de gruñirme y no permitió que me acerque. Al parecer hacía días que se encontraba en ese rincón. Llamé a Valentín, mi otro hermano, el gemelo de Santiago, que tardó unos 20 minutos en llegar.

Mientras lo esperaba revisé el resto de la casa y no, no encontré señales de Santiago. Golpearon la puerta y corrí a abrir, era mi hermano. Él me ayudó a tranquilizar a Lola y a sacarla lentamente de donde estaba, lo que nos llevó bastante tiempo.

Cuando por fin logramos que salga nos llevamos un gran susto al ver que estaba muy lastimada y parecía fuera de sí. Su mirada estaba perdida y le costaba reaccionar, como si no recordara donde estaba ni su nombre.

Era cerca del mediodía y mientras yo alimentaba a Lola, Valentín buscaba rastros de Santiago en su habitación.

Santiago se había mudado a un departamento en un pueblo un poco alejado de la ciudad para "llevar a cabo experiencias paranormales" como él decía. Estaba obsesionado desde adolescente con OVNIS y abducciones extraterrestres, lo que lo llevaba a filmar cada noche su habitación con una cámara infrarroja frente a su cama.

"La encontré" gritó Valentín desde la habitación, a donde me dirigí corriendo. Estaba sentado en la cama con una cámara en sus manos junto a una caja llena de cintas. Inmediatamente prendió el televisor y conectó la cámara a la computadora. Cerramos la ventana impidiendo que cualquier luz entre y fui a la cocina por Lola para no dejarla sola, pero al llegar a la puerta de la habitación se detuvo y corrió hacia abajo. Decidí dejarla y volví a la habitación con mi hermano, donde nos sentamos en el piso a observar cada cinta.

Todas estaban ordenadas cronológicamente, desde la primera noche que Santiago se mudó al departamento, hacían aproximadamente 4 meses. La cámara había estado ubicada en una esquina junto a la ventana, desde donde se podía ver en cada cinta la cama y la entrada a la habitación.

Por horas observamos cada una, lo que se tornó aburrido para mí.

-Valentín, esto es ridículo - dije - no le veo sentido a esto, nuestro hermano desapareció y estamos mirando sus estúpidas grabaciones.

Él, por supuesto, hizo caso omiso y continuó por horas con cada cinta, adelantándolas y rebobinando, hasta llegar a la del 24 de enero.

Me había quedado dormida en la cama mientras mi hermano miraba las cintas, y un fuerte sacudón me despertó: "Necesitas ver esto", dijo Valentín.

La grabación marcaba las 3:10 am y todo parecía normal, hasta que una delgada luz blanca entró al parecer por la ventana y alumbró la cama donde Santiago dormía plenamente. No podíamos ver bien la procedencia de la misma ya que la vista de la cámara no cubría por completo la ventana. Miré a mi hermano y comencé a tiritar. No podía comprender lo que estaba viendo. Parecía algo insignificante, pero ¿cómo una luz podría entrar tan perfectamente y alumbrar dentro de la habitación? Sin mencionar que la habitación se encontraba en el segundo piso.

Continuamos viendo y la escena seguía. La cinta corría y marcaba las 4:45. En un momento la luz se movió, alumbró el resto de la habitación y lentamente se desvaneció.

Nos mantuvimos estupefactos durante unos minutos y mientras mi hermano me abrazaba le dije que debíamos continuar viéndolas, lo cual seguimos haciendo durante toda la tarde.

Al llegar al día 5 de marzo de aquel año, un terror me invadió, ya que fue la última cinta que estaba en aquella habitación, la cual estaba dentro de la cámara cuando llegamos. Comenzó normal, al igual que las demás, pero mientras mantenía la nota que Santiago había dejado, supe que algo se escondía bajo aquella tranquilidad.

Las escenas que observamos realmente fueron muy perturbadoras y desesperantes, ya que sabíamos que algo le había pasado a nuestro hermano.

Era la 1:30 am y Santiago jugaba con Lola, cuando un apagón los sobresaltó a ambos, lo que pareció un corte de luz, pero en un momento ella comenzó a ladrar hacia la ventana. Él se puso de pie y se dirigió hacia donde estaba Lola para intentar calmarla, cuando una violenta ráfaga le quitó el equilibrio y lo obligó a caerse. Una gran luz blanca entró en la habitación alumbrando a ambos, y mientras ella enloquecía frente a aquello, Santiago se vio invadido por el terror.

Lo demás es bastante confuso, ya que la filmación comenzó a verse borrosa, y sólo logramos ver a nuestro hermano poniéndose de pie y escondiéndose con Lola en el rincón contrario de la ventana, donde aquella luz parecía no llegar.

La filmación se volvió completamente ininteligible y no pudimos distinguir nada más desde la 1:35 a las 2:05 am, hora en la cual la habitación aparece de repente desordenada y sin rastros de Santiago, pudiendo verse solamente a Lola, aterrorizada.

La cinta terminó y el reloj marcaba la 1:27 am. Valentín se puso de pie y me ayudó a pararme. En ese momento Lola comenzó a ladrar y en cuanto nos dirigimos a la puerta de la habitación, totalmente atónitos, un fuerte estruendo nos perturbó, y la luz se cortó por unos minutos.

Casi un año ha pasado desde aquel acontecimiento escalofriante, casi un año de aquel 10 de marzo desde el cual nada volvió a ser lo mismo y hoy, 13 de febrero de 2006 me encuentro por primera vez hablando de ello.

Casi un año ha pasado desde aquel acontecimiento escalofriante, casi un año de aquel 10 de marzo desde el cual nada volvió a ser lo mismo y hoy, 13 de febrero de 2006 me encuentro por primera vez hablando de ello

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Mi vida cambió, la vida de Valentín cambió. Ambos somos personas diferentes tras aquel episodio, y esta noche, siendo las 3 am me encuentro en éstas cuatro paredes blancas, las cuales no he abandonado desde hace seis meses, intentando explicar por qué mi hermano Santiago apareció sin vida en su habitación la noche del 10 de marzo de 2005.

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