Cuando Seraphina Malfoy entro en la habitación, el aire se colmo durante una milésima de segundos de la niebla de sus ojos, para retomar el ambiente de fiesta cuando la gente se hubo habituado a mirarla. Algunos alumnos de primero decían que McGonagall la había nombrado prefecta simplemente por el miedo que podía llegar a infundir.
Ella miraba nerviosa a su amiga la cual intentaba reconfortarla con la mirada. Seraphina quería creer que la gente no la juzgaría por los errores de su padre, pero aun había algunos rezagados en cuanto al cambio.
Al otro lado de la sala común de Griffindor, Thomas Doherty noto el sutil cambio en el ambiente. Aun con su cerveza de mantequilla en la mano, se giro sobre si mismo para ver a la Malfoy entrar en la habitación. Su pelo platino caía como una cascada sobre su cuerpo, entallado por un precioso vestido negro que dejaba ver todas sus curvas y enmarcaba con tirantes la zona de su escote, en la que el chico se perdió un momento. Su rostro dejaba ver un atisbo de preocupación mientras mordía suavemente su labio inferior, lo cual le provoco una sutil descarga eléctrica en la columna. No pudo dejar de mirarla durante unos instantes, su piel, la cual estaba bastante a la vista, parecía suave y se imagino como seria acariciarla, o besarla...
Solo salió de su ensimismamiento cuando otro chico coloco la mano en la cintura de ella, para reconfortarla. El chico, alto y bastante fuerte, de cabellos castaños y piel oliva, dirigió una mirada a su alrededor, desafiante, mientras guiaba a las chicas hasta la barra para tomar algo.
-Quizas debamos salir de aquí, no se si es buena idea que... - las palabras de Seraphina se vieron interrumpidas por la voz de un chico que las llamo desde los sillones que estaban situados en medio de la sala.
-¡Malfoy! ¡Zabinni! ¡Incluso el jodido Olivanders! Me alegro mucho de que hayáis podido venir chicos.
Un chico alto y moreno se acercaba a ellos con una amplia sonrisa en la cara, y le reconocieron enseguida. Ver a Elías Hardy había cambiado un poco la expresión triste de la chica, y es que nadie podía estar triste en presencia de un Hufflepuff. Elías, el cual era un alumno de ultimo curso, había ayudado al trió de serpientes en sus entrenamientos de Quidditch el año pasado, lo cual había garantizado la entrada de los tres en el equipo de su casa. Los 4 se quedaron charlando animadamente un momento, mientras bebían cerveza de mantequilla y el ambiente se relajaba.
-Venga, os invito a uniros a mis amigos, ¿os apetece?
Los tres asintieron y siguieron a Elías por la sala hasta llegar con otro grupo de Hufflepuffs. Enseguida, Seraphina sintió una mirada clavada en ella y la encontró en los ojos de un chico. Tenía el pelo largo, rizado, castaño y terriblemente revuelto, recogido en un moño, su piel estaba algo bronceada, y sus ojos color chocolate no paraban de mirarla. Ella sonrió tímida tratando de parecer cercana y de hacerle ver que se estaba percatando de sus curiosas pupilas, y el, algo nervioso, sonrió de vuelta.
-...y finalmente este es Doherty, Thomas para los amigos – Elias había estado presentando a todos uno por uno, sin embargo ella solo había escuchado el nombre del chico que la estaba estudiando. Rapidamente dio un paso al frente y le tendió la mano para presentarse.
-Me llamo Seraphina Malfoy.
-Encantado... - el chico apenas hablaba en un tono de voz, visiblemente timido, y se llevo el botellín de cerveza a los labios como excusa para no tener que volver a hacerlo. Ella se quedo unos segundos mirando sus labios, ahora húmedos del refresco de vainilla, y luego dejo escapar un suspiro corto.
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...y tu tan dulce
FanfictionEn el presente, Hogwarts ya no es lo que era. Sin embargo, ¿sera suficiente el cambio para un acercamiento inusual, o habrá sido todo un acto de puro teatro?