David me contestó a los quince minutos de mandarle el mensaje, y yo seguía tirada en la cama mirando a la bailarina plasmada en el papel.
Le comenté que mi hermana se iba de viaje, y aunque yo no se lo dije, a través de la pantalla de su móvil debió notar que yo no quería quedarme sola. Y para continuar con la tradición quedo conmigo por la tarde para tomar un café.
Cuando terminé la conversación con David ni me moví, continué en la cama y me quede dormida.Dos horas después abro los ojos, encima de mi el móvil miro la hora ¡mierda, las seis! David me va a matar, quedé con el a las cinco, vuelvo a mirar el movil y me encuentro con cuatro llamadas perdidas de David. Lo llamo mientras me pongo unos vaqueros:
-te has dormido ¿no?-es su saludo:
- si, pero en quince minutos estoy allí te lo prometo-le contesto agobiada por que no consigo subirme los vaqueros.
-tranquila, nos vemos en nada, tengo una sorpresa para ti-y sin decir nada más el chico de ojos verdes cuelga.
Tiro el teléfono encima de la cama y con las dos manos me pongo los vaqueros por fin, después una sudadera y finalmente los zapatos, cojo dinero y salgo apresuradamente. Después de un trayecto en autobús de diez minutos llego a mi destino: el bar donde David y yo tomamos café. Entro y allí esta, en la mesa de siempre. Lleva un gorro de lana y una cazadora de cuero, le saludo y se da la vuelta: guapísimo, como siempre.
Me siento y llega un camarero con un café:
-siento el retraso, me quede completamente dormida-le digo después de dar un sorbo al café.
-lo imaginaba, no pasa nada-me contesta mientras me indica que me limpie la espuma de los labios.
Yo sonrío, el sonríe:
-bueno, ¿quieres tu sorpresa o no?-me dice ampliando aún más su perfecta sonrisa.
-venga, dámela-le contesto, y otro sorbo al café.
David coge su mochila y saca un sobre negro con un dibujo en dorado que reconozco perfectamente.
- ¡El Rey León!- grito yo sin importarme la gente que mira- ¿pero tu sabes lo que cuesta este musical?
-si,lo se pero ese no es un problema, tenía ganas de que vinieras conmigo, y así hacemos algo diferente.
-¡me has alegrado el día!- sin duda este puente no iba a ser tan aburrido, mañana me voy a ver el musical de los musicales, mi película favorita desde la niñez.
Abrazos y más abrazos, no se como agradecérselo a David. La tarde pasa rápido en la cafetería con café y algún que otro pedazo de tarta de manzana.
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Cuando el olvido se plantea recordar
Teen FictionDespués de un tiempo aquí encerrada, entre estas cuatro paredes blancas, creo que la única manera de no matarme a mi es matar otra cosa: el tiempo. La historia de mis dieciséis cuando el amor me dio la felicidad, la popularidad ¡el dinero! Y también...