A cargo...

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—¡Maldito infeliz!

—¿¡Es que no puedes hacer nada bien!?

—¡No!

—¡Cállate!

Donna gritaba por teléfono a quién sabe, lo último que sus compañeras líderes escucharon fue algo estrellándose contra la pared, ésta abrió la puerta dejando que las chicas pasaran.

A un lado de la habitación se encontraba el teléfono de Donna, hecho trizas, uno de tantos.

—Garcia, recoge eso y consígueme otro—Se sentó en el escritorio meciendo sus piernas como si estuviera en un columpio y como si fuera una niña pequeña.

—Voy Donna.

Fue la respuesta de la joven chica que apenas habían aceptado para estar entre las lideres.

—Oye... ¿Qué ocurrió?

—Meg... Mi hermano, está dejando en banca rota la empresa, esto a sido parte de la familia y generación tras generación, desde mi tatarabuela hasta hoy en día la camorra ha estado a mano de puras mujeres y yo tengo el control, a diferencia de ellos, son mi familia, pero en este caso, mi hermano es una mierda, ¡El muy maldito no puede llevar bien las riendas de la empresa y ahora quiere que yo tome el puesto porque es mucho poder para la basura esa! Y me harta que diga que no quiere permanecer a ese mundo, y... ¿Sabes qué? Es más sano que esto, solo son estadísticas, ventas, compras y una que otras falsificaciones de productos, nada del otro mundo.

Meg su mano derecha la miraba algo pensativa.

—¿Y qué piensas hacer Donna?—Las demás miraban atentamente esperando respuesta a la pregunta de Meg.

—¿Qué haré? Despedir a todo el puto personal e ir ahí y dar órdenes, las necesito a todas, y cuando me refiero a todas, son todas.

—Y... ¿Cuándo iremos?

—Mañana a primera hora.

Donna era el tipo de mujer sofisticada que vestía de lujo cuando quería y de mendiga cuando nadie se lo esperaba. Era joven y nadie sabia su edad, muchas piensan que es una especie de bruja o mujer de comer años.

—Necesito hablar con Meg y Gedisa, les agradecería al resto si informan y convocan una asamblea extraordinaria después de las 11 am del día de mañana y era para ayer...

Podía ser tanto educada como una perra al hablar.

—Ok, irán mañana a las 7 am conmigo a la empresa, entraremos por la entrada privada no podemos arriesgarnos a que nos vean o que sepan que seré la presidenta, la vicepresidenta—Señaló a Meg—Y la Gerente general de la empresa—Y luego dirigió su dedo en dirección a Gedisa—Así qué requiero de trajes blazer, faldas de 5 centímetros más arriba de la rodilla color negro, camisa blanca, medias pantys color carne y todas debemos usar tacones de aguja sin plataforma y puntiagudas—Gedisa hizo expresión de asco—Gedi se que detesta ese tipo de tacones, pero te vas a poner esa mierda.

—Lo sé.

—Así que salgan ya mismo por esos trajes, nos arreglamos aquí antes de salir.

*****

—Donna ya todos están informados, si me permite me retiro — Asentí, ésta salio por la puerta y segundos después la tocaron.

—Adelante.

—Tenga Donna, aquí está lo que me pidió, con permiso.

—Gracias Garcia.

Ella se refería a las demás chicas por su apellido.

Mirame, voy tras de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora