Capitulo 5

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POV ANASTASIA

Mi cabeza me está doliendo demasiado. Estoy tan cansada de las palabras que mi padre tiene para mí. Creí que lo que estaba haciendo, estaba en perfectas condiciones, que era lo mejor pero me doy cuenta que el jamás me respetara por lo que valgo, ya que simplemente no soy un hombre. Esta tan machista la mayoría de las veces, que me dan ganas de... ¡Maldición! ¡Ni siquiera sé que quiero hacerle!

Llego enojada a la carpa y comienzo a guardar mis cosas. Debería haberme ido en la otra expedición. Sé que ellos me valorarían más que mi propio padre. Guardo todo de mala forma. Quiero salir y huir. Quiero alejarme de lo que me hace daño y en este momento, la única que persona que puede destruir mi corazón, es mi padre.

-Ana... niña, tienes que tranquilizarte- dice Frank a mi espalda.

-no me pidas que me tranquilice cuando las palabras de mi padre están mas que claras. Él no me necesita- digo mientras las lágrimas comienzan a correr por mis mejillas. Mis oídos comienzan a pitar. Primero uno y después el otro. Lo único que me dan es ganas de llorar más fuerte.

-te entiendo. Tu padre puede ser muy tonto cuando se trata de las excavaciones y de ti. Pero mi niña, no me puedes dejar solo con él. La gran mayoría de los hombres de esta agrupación más que seguir a tu padre, están aquí para ayudarte y eso lo sabe tu padre. Le molesta pero no hace nada-

-no hace nada, salvo hacerme la vida de cuadritos. ¡Estoy demasiado cansada como para seguir luchando contra su desprecio!- digo. El pitido mis oídos pasa un dolor de cabeza considerablemente fuerte, haciendo que mi visión se vuelva borrosa.

-pequeña, debes de tranquilizarte. Te acabas de poner muy pálida y me estas comenzando a asustar- dice Frank pero no le estoy prestando mucha atención. Busco donde apoyar mi cuerpo antes de caer. Mis piernas me tiemblan y no tengo ni la menor idea de que es lo que me está pasando. Casi nunca me enfermo pero, esto, no se compara con nada de mis experiencias pasadas. Cierro los ojos intentando controlar el dolor pero, pasados unos minutos no puedo abrirlos más. Simplemente la oscuridad vino para quedarse.

Cuando vuelvo a abrir los ojos, no sé dónde estoy. Es un lugar fresco y sé que escucha los pájaros cantar y el sonido de agua corriendo muy cerca de aquí. Me levanto con cuidado del lugar donde estoy y descubro que ni siquiera llevo mi ropa. Llevo un vestido árabe. Eso es lo que veo. Es realmente suave y muy coloridos pero, lo que más me llama la atención, es que muestro demasiada piel.

La luz ingresa por algún y me ciega. Un hombre alto, fornido y de contextura grande aparece en lo que se podría definir como una puerta.

-el jefe necesita hablar con usted. La espera a un costado de la fuente de agua- dice el hombre. Me mira mientras frunce el ceño y luego sale de lo que parece ser una carpa. Me levanto de la cama y miro a mí alrededor. Todo parece tan rustico, tan antiguo y... lo amo. Me encantan estas cosas. Acaricio suavemente cada jarro, cada plato y sonrió mientras disfruto lo que estoy viendo. No se cuánto tiempo pasa pero la puerta se vuelve a abrir.

-¿No entiende que el jefe necesita hablar con usted ahora? Creo que sería interesante volver a repetir la acción que tuve que tomar cuando la traje hasta aquí- dice el hombre. No puedo ver su cara pero, el tono de voz se me hace muy conocido.

-salgo en seguida- digo un poco nerviosa. ¿Dónde diablos estoy? Aunque parezca raro y contradictorio en este momento, preferiría estar peleando con mi padre. Suspiro y busco todo el valor que tengo escondido en algún lado y salgo de mi refugio. Jadeo cuando veo mí alrededor.

Todo es verde, con flores y mucha agua a nuestro alrededor. Jamás me imaginaria que solo hace unos momentos está un seco y árido desierto. Esto es como un paraíso. Me quedo en la entrada mirando lo que me rodea. Esto debe de ser un sueño. Es la única explicación que encuentro.

Pasado en común: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora