Prólogo

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11:45 de la noche, miércoles, mitad de semana. Exactamente a esa hora Ethan regresaba a su cuarto, tomaba sus libros desde su mochila color negro y los lanzaba sobre el escritorio. Con un bufido que logró moverle un riso de su cabello por un segundo él tomó asiento y empezó a estudiar.

Ethan sabía que durante esa noche no podría dormir, el examen de química de los materiales no le sería para nada fácil, pero él también sabía que ser Ingeniero en Construcción tampoco sería un camino fácil, así que con un café en su mano comenzó a estudiar aquel libro de 170 páginas sin pestañear.

Cuando ya eran casi las 12:37 de la noche, Ethan escuchó un ruido en el pasillo de las habitaciones, alguien enfadado había salido y la puerta había pagado la culpa sin razón alguna. El joven de cabello castaño solo rodeó su mirada y siguió nadando en lo suyo.

A esa misma hora, en ese mismo momento; Travis salía del cuarto, era él quien le había dado un gran golpe a esa maldita puerta (como él le decía). Caminó un rato a solas de forma nerviosa hasta que se encontró con Camilo, su mejor amigo y la persona más fiel que puede existir en esta vida.

Ambos tenían trabajo que hacer, pero todo se les escapó de las manos. Travis y Camilo no estaban solos esa noche por supuesto, un par de chicos que hacían lo mismo que ellos estaban acompañándolos en el momento que todo explotó.

En el instante que la sangre corrió por el pecho del hombre que yacía en el suelo, todos huyeron asustados.

Travis caminó hecho un nudo de nervios, las llaves se le caían una y otra vez de las manos mientras intentaba abrir la maldita puerta de su habitación.

La necesidad de seguir bebiendo café hizo que Ethan se levantara de la silla de su escritorio, frotando sus ojos para espantar el sueño que se le estaba acumulando, él salió de su cuarto y se encontró con Travis a mitad del pasillo.

Ethan podía estar muy cansado pero aún así notó la tierra en la sudadera blanca de Travis, al chico de cabello rubio se le volvieron a caer sus llaves al suelo y maldecía entre susurros mientras en su mente rogaba que todo lo que había sucedido antes fuera solo una pesadilla que pronto tenía que desaparecer, pero las cosas no eran como Travis quería que fuesen.

—¿Travis estás bien? —preguntó Ethan al detenerse frente al nervioso chico. El rubio asintió más rápido de lo que debería. Ethan levantó las llaves del suelo y se las entregó, al verle las manos se dio cuenta de que nada estaba bien —¿Hey, que pasó? —La sangre mesclada con tierra en sus palmas le asustó mucho a Ethan. Travis se dio media vuelta, le estaba empezando a costar mucho trabajo respirar con normalidad. Entonces allí el rubio perdió el control y se empezó a estremecer.

—Yo... yo... no fui... o sea... yo... —Travis balbuceaba cualquier cosa mientras su labio temblaba y la desesperación en la mente de Ethan se hacía cada vez más y más grande.

—¿Travis?

—Ethan yo... yo... —balbuceo por última vez —Hice algo malo.

Hice Algo MaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora