Mi pequeña Mochi

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No creí que mi corazón sentiría un vació tan grande pero paso.

Mochi, mi pequeña Mochi  desapareció.

La cuide como nunca antes había cuidado a una mascota.

Pero no fue suficiente.

Ese día desperté a casi a las 10:00, Mochi se subió a la silla que está cerca de mi cama y trato de lamer mi rostro.

Después de alejarla, me levante y luego le acaricie la cabeza.

Ella estaba alegre como todas las mañanas.

Abrí la puerta para que ella pudiera salir, ya que Mochi tiene una cama bajo mi cama, ella siempre duerme ahí. Ella salió y fue al baño. Mochi no hace sus necesidades en mi habitación, ella comienza a inquietarse y a golpear la puerta, indicando que quiere ir al baño. Después le di de comer y ella se fue a jugar al jardín.

Era cerca de la 13:00 cuando comencé a llamarla para que comiera nuevamente pero Mochi no aparecía. En ese momento pensé que debía de estar jugando con su amigo, el gato, Jin. Así, que le di un tiempo más para que jugara. Luego de media hora, volví a llamarla y tampoco vino. Eso ya me estaba preocupando. Salí afuera de mi casa, tal vez, Mochi salió afuera o siguió a mi hermana.

Mochi ¡Mochi! La llame pero ella no acudía a nuestro encuentro.

Volví a casa después de recorrer un par de cuadras buscando pero sin éxito.

Comenzaba a preocuparme pero no quería tener pensamientos negativos. Sin embargo, no podía evitar pensar en que algo le había ocurrido, allá fuera hay personas que pudieron tomarla y llevársela, hay niños que la hayan molestado y alejado de mí casa, pero lo peor fue el pensar en los perros sueltos que hay afuera y que estos pudieron lastimarla hasta quitarle la vida. De tan solo pensar en eso algo dentro de mí se desmoronaba y pequeñas lágrimas recorrían mi rostro. No me detuve a llorar, seque mis lagrimas y salí nuevamente a buscarla, tal vez ahora se encontraba cerca.

Volví después de estar buscándola por casi una hora, conteniendo mis lágrimas y evitando pensar en lo peor. Me encerré en mi habitación y en mi mente me hice la idea de que alguien la había tomado y se la había llevado, ahora Mochi tendría una nueva familia y que la iban a cuidar y querer mucho. Sonreí de tan solo pensar en eso. Después, me acosté en mi cama y me quede dormida.

¡Aneih! Abre la puerta una voz detrás de la puerta me llamaba.

¿Quién es? dije mientras me iba despertando.

Soy yo. Abre la puerta

Era mi madre quien me llamaba. Me levante y fui a abrirle la puerta.

¿Qué quieres?

Es sobre Mochi

Entramos a mi habitación. Ella tomo asiento mientras yo cerré la puerta para luego sentarme frente a ella.

¿La has encontrado? preguntó.

Todavía, ya la fui a buscar y no aparece. Seguro se la llevo una familia, solo espero que la cuiden y la quieran. Si no, ¿para que se la llevarían?

Cuando fui a comprar, María la del kiosco me dijo que atropellaron a un perrito con los mismos rasgos de tu perro.

¿Qué? Mentira, seguro fue otro perro parecido. Dije sin emoción alguna pero mi voz comenzó a quebrarse de tan solo pensar que ese perro podía ser Mochi. ¿Co...como fue?

Mi ojos se cristalizaron, mi corazón comenzó a latir más rápido, había algo dentro de mi que se desvanecía, algo que no puedo explicarlo pero se sintió horrible.

María dijo que había un perrito cruzando la calle y luego paso un coche rápido y lo atropello, afuera habían unos albañiles que estaban bebiendo unas cervezas y ellos le gritaron al auto. Luego esos hombres comenzaron a cavar un pozo en la esquina, es donde hay tierra y algunas plantas y pasto. María le dio una gaseosa y una cerveza para que siguieran cavando. Luego la enterraron.

¿¡Cómo se atreven esos borrachos a tocar a mi Mochi con sus manos sucias!? la mire fijamente y llore, llore como nunca había llorado delante de sus ojos.

Mis palabras eran guiadas por el dolor y mis lágrimas eran incontrolables, ya no podía soportar más dolor.

Ya... te voy a comprar otro perrito, el que quieras... Se acerco y me abrazo.

Quiero a mi Mochi. ¿Porque la tocaron? ¿Por qué? No tenían que hacerlo. Seguro fue el esposo de María y por eso les dio algo a los albañiles, para que no digan nada. ¡No tenían que tocarla! Su cuerpecito... Ay mi Mochi. ¡Los odio!

Seguí llorando, pero ahora en sus brazos. Ningún perro podrá reemplazar a Mochi, ella era única y especial. Sin embargo me la habían arrebatado, ya no la tenía conmigo y ya nunca la tendré. Si tan solo la hubiera abrazado más esa mañana, si tan solo la hubiera acariciado más para demostrarle cuanto la quería. Pero Mochi sabía que yo la amaba, estoy segura.

Era un auto blanco, el auto de María es verde. La enterraron y le hicieron una pequeña misa, dijo maría.

No tenían que hacerlo !borrachos! Quiero estar sola...

Mi madre salió.

Cerré la puerta.

Tome asiento y volví a llorar de tan solo imaginar la escena.

Imagine a esos hombres tomando el cuerpo de Mochi para luego arrojarlo.

Nunca me había sentido tan vulnerable. Yo, la que nunca había llorado delante de mi madre de esa forma, mostrando mis sentimientos y vunerabilidad.

Ahora era otra persona. Me sentía sola y sin amigos. Mochi, mi pequeña Mochi. Ella ya no se encontraba más. Le había enseñado a hacer varios trucos; me daba la mano cuando se lo pedía y se sentaba cuando se lo ordenaba, cada noche la abrazaba y acariciaba su cabecita, solíamos aullar de noche como si fuéramos lobos, le preparaba su comida. Todo tan lindo y ahora solo queda en mi memoria, ahora es un recuerdo, un hermoso recuerdo. 

MochiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora